Hace falta una ley que en serio recupere lo robado
El Senado modificó sustancialmente la media sanción de Diputados sobre extinción de dominio, luego de analizar el proyecto dos años.
Uno de los principales reproches que se le formula a lo que votaron los senadores de la oposición es que con estos cambios será imposible perseguir los bienes mal habidos de las causas ya iniciadas. Si fuera ley lo aprobado por el Senado, todos los bienes que figuran en los “cuadernos de la corrupción”, “la ruta del dinero K”, los hoteles en el Sur, los bolsos de López y tantos otros escándalos que conmocionan la vida pública nacional, no podrán ser recuperados.
¿Por qué? Porque los senadores justicialistas idearon la acción de extinción de dominio dentro del proceso penal y esto presupone su irretroactividad. El otro gran reproche es que, atando la acción de extinción de dominio al dictado de la sentencia en el proceso penal, el eventual recupero de los bienes ilícitos podría demora una eternidad, esperando hasta la elevación a juicio oral de la causa.
En el Senado se votó que la extinción de dominio exista dentro del proceso penal, sin com- prender que lo que se necesita para recuperar lo robado es dotar a la Justicia de una herramienta que permita atacar el corazón de las organizaciones delictivas privándolas de los recursos que potencian su desarrollo.
Y ello debe hacerse rápido y contundentemente. Con una acción autónoma, en el fuero civil, con las garantías de todo proceso e independientemente de la responsabilidad penal del titular del dominio. Esto fue lo que votamos en Diputados. Es menester insistir en la media sanción original y rechazar los cambios introducidos en el Senado.
Hay antecedentes en todo el mundo de mecanismos de extinción de dominio y además existe una ley modelo elaborada por la ONU y en ella se basó, en líneas generales, la media sanción de Diputados. Además, en la votación de 2016 previmos destinar los bienes recuperados a fortalecer la lucha contra el delito, pero también a fines sociales relevantes, como la salud, la educación, el trabajo y la vivienda.
Existe una idea social de un “Nunca Más”, un punto de inflexión. La Argentina atraviesa una segunda transición, con foco en la transparencia y la lucha contra la corrupción. Hay una clara percepción en la calle: la gente reclama que la evidencia se convierta en verdad y que la verdad se convierta en justicia.