Volvieron a colocar la escultura de El Pensador en la Plaza del Congreso
Se la habían llevado en mayo para sacarle suciedad y exceso de cera, y sumarle altura al pedestal.
Fue inquietante. En mayo, la escultura de El Pensador, del francés Auguste Rodin, desapareció del lugar que ocupaba desde hacía más de un siglo en la Plaza del Congreso. Después se supo que había sido retirada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad para restaurarla. Y ahora, luego de tres meses de trabajos, la devolvieron a su pedestal. Aunque es una base distinta a la que tenía: la elevaron un metro para que la obra se luzca más.
Para la restauración, El Pensador fue trasladado a la sede de Monumentos y Obras de Arte de la Ciudad, en Palermo. Allí, según dijeron, le sacaron excedente de cera y suciedad y reemplazaron anclajes.
En mayo, el subsecretario de Mantenimiento de Espacio Público, Ezequiel Capelli, había explicado que los descendientes de Rodin visitaron Buenos Aires y fueron a ver las obras del escultor. “Quedaron muy conformes y realizaron algunas observaciones que vamos a cumplir”, aclaró.
Todo lo hicieron con acuerdo y supervisión de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
Además, se firmó un convenio de cooperación entre esa Comisión, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, el Ministerio de Cultura de la Nación, la Embajada de Francia, la Dirección General de Espacios Verdes y el Instituto de Francia en Argentina. Esto permitió contar con el asesoramiento del Museo Rodin y del restaurador de bronces Antoine Amarger.
El Pensador es una copia fundida en bronce del molde original y lleva la firma de Rodin. Fue creado en 1880 como parte de un conjunto escultórico llamado La puerta del infierno, basado en la Divina Comedia de Dante Alighieri. El artista trabajó en el proyecto hasta su muerte en 1917. Antes, en 1904, utilizó alguna de las figuras del conjunto para reproducirlas de forma independiente.
Una de esas piezas es la que llegó a Buenos Aires en 1907. El entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes, Eduardo Schiaffino, acordó con el propio Rodin su compra. En 1910, colocaron la escultura donde quedaría: en uno de los espacios verdes que integran la Plaza del Congreso.
Ahora, la escultura fue devuelta a la Plaza, donde la levantaron con una grúa para volver a colocarla sobre su flamante base.
Fue la primera vez que retiraron la pieza, una de las mayores joyas de la Ciudad, del lugar. Fuentes oficiales dijeron que hacerlo era imprescindible para aumentar la altura del pedestal y que resultara visible desde diferentes puntos.
“Duplicamos la altura para que la obra se pueda ver con mayor perspectiva. El Pensador es uno de nuestros mayores tesoros”, declaró Eduardo Macchiavelli, el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño. ■