Urtubey descarta unas PASO con los K, mientras Solá y Rossi suman millaje
De gira, los aspirantes presidenciales peronistas anticipan alianzas y peleas. Festival de postales.
El PJ trata de escapar del monotema de la política: los cuadernos de Centeno. Entre arrepentidos y el temor a esquirlas, como si hubiese sido un movimiento coordinado -no lo fuecandidatos del panperonismo abrieron la campaña.
Juan Manuel Urtubey, Agustín Rossi, Felipe Solá y Alberto Rodríguez Saá, inscriptos en la grilla grande e imprecisa de las presidenciales de 2019, apuraron fotos y aventuras con un eje común: críticas a la economía oficial.
De esas andanzas, se pueden desprender algunos indicios para ir ar- mando el Tetris peronista de los próximos meses.
Urtubey, el más inquieto y movedizo de los precandidatos, estuvo en Mendoza, se vio con el radical Alfredo Cornejo y se reunió con la mesa del PJ mendocino. De esa tenida, surgió un dato que define el mapa inmediato: el salteño descartó que pueda participar de una primaria con el dispositivo K.
Es cierto que Urtubey es crítico de Cristina Kirchner hace tiempo y ahora fue el único mandatario que pareció validar la investigación de Claudio Bonadio -los demás optaron por no opinar-. Desde ese lugar avisó que descarta que pueda participar en una PASO panperonista.
El rumbo inverso, matizado, parece seguir Felipe Solá. Distanciado del dispositivo K en 2009, cuando Urtubey formaba parte del elenco de gobernadores amigos de la Casa Rosada, ahora el diputado volvió a hablar con la ex presidenta.
El sábado estuvo en San Juan y se vio con el gobernador local, Sergio Uñac. También se encontró con José Luis Gioja -que pegó el faltazo al acto de #hay2019 en Ferro-. Solá se recuesta sobre dos armados: el de Víctor Santa María y el que le arrima Facundo Moyano.
Felipe Solá empezó un proceso de “desmassización” -despegarse de Sergio Massa- y de acercamiento a otras terminales del PJ. Uñac, que en algunas ruletas aparece como potencial candidato -aunque él lo niega-, lo recibió y puede leerse como un guiño a la idea de una “unidad grande” del peronismo.
Ninguno de los dos son filo cristinistas pero los dos entienden que el peronismo para ganar necesita incorporar al kirchnerismo y no pueden salir a marginarlo.
Rossi tiene la misma hoja de ruta pero arranca del otro lado: del continente K con conexiones y acercamiento a las múltiples versiones del peronismo. El viernes tenía previsto verse con Carlos Verna, gobernador de La Pampa, pero éste no llegó y lo recibió el vice. Habrá más postales con gobernadores del PJ.
Lo que hace unos meses parecía esencial, ahora se vuelve irrelevante. Lo sabe Alberto Rodríguez Saá que tuvo que traer militantes de San Luis para llenar el microestadio de Ferro donde no fueron ni Máximo Kirchner ni Hugo Moyano.
Encima su hermano, Adolfo, le marca la cancha como gobernador paralelo y le pidió la renuncia a la ministra puntana que se filmó luego de fumar marihuana. ■