La domadora y el patriarcado
Esta historia es para adultos. Y no para adultos impresionables. Así que si quien está leyendo es menor o muy sensible, es hora de pasar de página. Están advertidos.
Porque en la historia hay, hubo personas, con vidas tan intensas que merecieron ser contadas, filmadas, que les importaron a otros. Es el caso de Mabel Stark, una domadora de tigres estadounidense que actuó en los circos un siglo atrás. Hace unos meses se estrenó un documental sobre ella, Mabel, Mabel, tiger trainer y ahora Sam Mendes -el director de Belleza Americana- quiere volver sobre el tema con una película protagonizada por Kate Winslet.
¿Por qué tanto? Starck se tenía tanta confianza que entraba a jaulas con dieciocho tigres. A veces, en condiciones suicidas, como tenerlos mal comidos. No hacía falta -parecía decir- ser “muy macho” para hacerlo: Mabel los domaba con una zanahoria y mucha cabeza.
Amó a los tigres más que a sus cuatro maridos pero el detalle impactante (¿sería posible en estos tiempos de revisión de todo lo que hace a la sexualidad?) era que en los shows había un momento en que un gran tigre macho, Rajah, parecía sorprenderla desde atrás, la tiraba, la sujetaba y terminaba eyaculando sobre ella. No hay que confundirse: el tigre era tigre y domado, un animal, no el patriarcado. ¿Hacía falta?