Clarín

Muñecas bravas de armas tomar

Esta comedia de diez episodios tiene un claro aroma a “Amas de casa desesperad­as”. Beth, Ruby y Annie son tres amigas con problemas económicos. Entonces se les ocurre un plan: deciden asaltar un supermerca­do... con armas de juguete.

- Diego Jemio

Chicas buenas

Comedia dramática Protagonis­tas: Christina Hendricks, Retta y Mae Whitman Creación: Jenna Bans

Emisión: 1ra. temporada en Netflix.

Beth, Ruby y Annie son tres mujeres que tienen muchos problemas. La gran mayoría se solucionar­ía con algunos miles de dólares que -por supuesto- no pueden conseguirs­e en el acotado mundo de lo legal.

Una descubre que su marido la engaña y que su familia está al borde de la bancarrota. Si no actúa rápidament­e perderá su casa. La otra necesita afrontar con urgencia los gastos de una enfermedad renal de su hija, que debe recurrir a un tratamient­o carísimo. Y la última está por perder la demanda por la custodia de su hija, algo que se solucionar­ía con un buen estudio de abogados.

¿Qué se les ocurre hacer a estas tres madres enloquecid­as de los suburbios de los Estados Unidos? Robar un supermerca­do llamado Suave y sobrio a punta de pistolas de juguete.

Ese es el nudo de la narración de Chicas buenas, la nueva serie que saltó de NBC a Netflix, protagoniz­ada por Christina Hendricks, Retta y Mae Whitman. La creadora Jenna Bans sabe un poco del tema de mujeres desbordada­s: fue una de las guionistas de Amas de casa desesperad­as, que tuvo una gran fama internacio­nal ha- ce casi 15 años, con versiones en países de América Latina y en Turquía.

Esta nueva serie -diez episodios de una hora- mezcla algo de aquella desesperac­ión de la serie exitosa, junto con un discurso -muy liviano- sobre el empoderami­ento femenino en tiempos en los que el #MeToo caló hondo en el mundo de Hollywood. “Hoy las chicas pueden ser cualquier cosa: presidenta­s de empresas, ganadoras de un Oro Olímpico y hasta juezas de la Corte”, dice una voz en off en las primeras escenas.

A Chicas buenas se la puede acusar de muchas cosas, menos de falta de dinamismo. En los minutos iniciales del primer episodio hay un asalto a mano armada, un secuestro y la adrenalina de llevarse un botín de medio millón de dólares, cuando ellas “sólo” necesitaba­n 30 mil para cubrir sus necesidade­s.

Con esa licencia para ser malas, las protagonis­tas se animan a jugar usando la tensión del mundo del hampa, pero las situacione­s rápidament­e terminan siendo cómicas o virando hacia el género del drama familiar. Esa estructura se repite en los capítulos una y otra vez. “Somos gente normal. Pagamos nuestros impuestos”, dice Beth en un momento del primer episodio de la serie ambientada en Detroit, pero grabada en Atlanta.

Aún así, algunas escenas resultan divertidas y las situacione­s de las heroínas son risibles. Retta y Whitman son buenas comediante­s, mientras que Hendricks (conocida por Mad Men) juega el papel de una mujer con una vida que creía perfecta... hasta que un día se derrumba.

Hay buena química entre ellas y los minutos fluyen rápidament­e frente a la pantalla. A simple vista, parece poco para pensar en una segunda temporada, pero ya se puso en marcha el operativo para darles más vida a las tres ladronas novatas y desesperad­as. ■

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Abran paso. Ruby (Retta), Annie (Mae Whitman) y Beth (Christina Hendricks) se animan a buscar en la ilegalidad la solución a sus problemas.

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