Clarín

No siempre las mujeres fueron todas iguales

Este drama sobre la lucha de las británicas por obtener su derecho al voto muestra valores y disidencia­s.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Crítica

Las sufragista­s

Drama. Gran Bretaña,20’15. 106’, SAM 13. De: Sarah Gavron. Con: Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep. Disponible en:

Netflix.

A Sarah Gravon le gusta, le sienta la polémica. Se tomó ocho años, luego de Brick Lane, para dirigir su segundo largometra­je, Las sufragista­s, que combina historia y ficción sobre aquellas mujeres que en Gran Bretaña pelearon hace más de un siglo por tener el derecho al voto.

Está, sí, Meryl Streep, quien aceptó complacida interpreta­r por cinco minutos a Emmeline Pankhurst, líder del movimiento.

Pero la protagonis­ta es Maud Watts (Carey Mulligan, de Enseñanza de vida e Inside Llewyn Davis: Balada de un hombre común), un personaje creado para la película, una joven que desde niña trabaja explotada en una lavandería. El guión, de Abi Morgan ( La Dama de hierro) la muestra casada (con un algo esquemátic­o Ben Wishaw) y con un hijo, y poco a poco despierta y comienza a ver con mejores ojos la lucha de las mujeres por conseguir iguales derechos que los hombres.

Aunque le cueste el trabajo y tal vez la pareja y estar alejada de su pequeño niño.

Gavron, que también es documental­ista, sabe reflejar las disputas de las mujeres con los hombres, y también entre ellas mismas. Están las que pre- fieren optar por una vía pacífica, y las que denuncian las desigualda­des y pasan a las piedras para destrozar vidrieras y llamar la atención. La directora, si bien se centra en la personalid­ad entre sumisa y llena de valores de Maud, refleja a las mujeres cuando discuten acaloradam­ente, cuando son reprimidas o encarcelad­as.

Formalment­e la película se luce desde la fotografía ( del catalán Eduard Grau, de Sólo un hombre y Ella) y la dirección de arte, que reconstruy­e minuciosam­ente la época, y la música, compuesta por Alexandre Desplat ( La forma del agua, El discurso del rey). Y dramáticam­ente, por las actuacione­s de las actrices arriba mencionada­s, más una Helena Bonham Carter quien pidió que su personaje de ficción llevara el nombre de pila Edith, en honor a Edith Garrud, quien no sólo fue sufragista sino que enseñó a sus compañeras las técnicas del jiu-jitsu.

Porque para defender los derechos, también había que defender el cuerpo. ■

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Natalie Press y Carey Mulligan. La protagonsi­ta es la segunda, en un personaje de ficción.

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