Por qué el anuncio no despeja las dudas
El gradualismo y el programa de estabilización que impulso la administración Mauricio Macri fracasó. La expresión cabal de ese fracaso fue y es la crisis por balanza de pagos que se inició en forma decidida a fines de abril, pero que ya había empezado a insinuarse en los meses previos. Esa que ya implica una tasa de depreciación interanual versus el dólar de 95%.
Esa crisis es en esencia el ajuste por las malas que implicaba la herencia, condimentado y magnificado por errores de diagnóstico e implementación no forzados. Está claro que en el desenlace hubo factores exógenos que jugaron un rol relevante: sequía y suba de tasas internacionales. Pero cada día que pasa sirve para clarificar que las dinámicas inconsistentes e insustentables eran previas y que se subestimó el nivel de vulnerabilidad, entre otros factores. Ergo, los factores propios son la causa necesaria.
¿Qué le queda entonces al Gobierno? Administrar la derrota. No supo hacer lo que se propuso y Argentina enfrenta otra crisis por balanza de pagos, que es la peor enemiga de los indicadores sociales.
Sólo queda lograr que el ajuste por las malas no se desmadre y termine en una crisis de mayor magnitud a lo que ya vimos en estos últimos meses. Estabilizar antes que termine 2018 y relanzar un nuevo programa de cara a 2019.
Y la triste verdad es que tampoco lo estamos logrando. Siguen reiterándose buena parte de los errores que nos trajeron hasta acá. Fijación de objetivos irrealistas, ansiedad en los anuncios, fallas de coordinación, malos diagnósticos, marchas y contramarchas y falta de un rumbo claro, entre lo más relevantes.
El último capítulo fue el anuncio del blindaje del programa financiero 2019 vía adelantamiento de desembolsos del acuerdo con el FMI sin bajar una explicación clara y concreta del programa financiero. De cómo y bajo qué supuestos. Tampoco de por qué si las necesidades financieras no cubiertas de 2019 eran de US$ 8.000 millones, como hasta hace poco afirmaba Hacienda, ahora se habla de adelantar todos los desembolsos de 2019, 2020 y 2021, para que sean usados casi a demanda. Y de anunciarlo sin que esto esté aprobado formalmente por el FMI.
En el fondo, otra vez lo que al mercado no le viene cerrando: una mezcla de improvisación, subestimación y ansiedad en el diagnóstico, la implementación y la comunicación de las medidas. Esa es la causa última de la pérdida de confianza. Que, además, ahora expuso directamente a la figura presidencial.
Hay que afinar la puntería, necesitamos recuperar la estabilidad macro de forma imperiosa y con los menores costos posibles.