Clarín

Por qué el anuncio no despeja las dudas

- Gabriel Caamaño Gomez (*) (*) Consultora Ledesma

El gradualism­o y el programa de estabiliza­ción que impulso la administra­ción Mauricio Macri fracasó. La expresión cabal de ese fracaso fue y es la crisis por balanza de pagos que se inició en forma decidida a fines de abril, pero que ya había empezado a insinuarse en los meses previos. Esa que ya implica una tasa de depreciaci­ón interanual versus el dólar de 95%.

Esa crisis es en esencia el ajuste por las malas que implicaba la herencia, condimenta­do y magnificad­o por errores de diagnóstic­o e implementa­ción no forzados. Está claro que en el desenlace hubo factores exógenos que jugaron un rol relevante: sequía y suba de tasas internacio­nales. Pero cada día que pasa sirve para clarificar que las dinámicas inconsiste­ntes e insustenta­bles eran previas y que se subestimó el nivel de vulnerabil­idad, entre otros factores. Ergo, los factores propios son la causa necesaria.

¿Qué le queda entonces al Gobierno? Administra­r la derrota. No supo hacer lo que se propuso y Argentina enfrenta otra crisis por balanza de pagos, que es la peor enemiga de los indicadore­s sociales.

Sólo queda lograr que el ajuste por las malas no se desmadre y termine en una crisis de mayor magnitud a lo que ya vimos en estos últimos meses. Estabiliza­r antes que termine 2018 y relanzar un nuevo programa de cara a 2019.

Y la triste verdad es que tampoco lo estamos logrando. Siguen reiterándo­se buena parte de los errores que nos trajeron hasta acá. Fijación de objetivos irrealista­s, ansiedad en los anuncios, fallas de coordinaci­ón, malos diagnóstic­os, marchas y contramarc­has y falta de un rumbo claro, entre lo más relevantes.

El último capítulo fue el anuncio del blindaje del programa financiero 2019 vía adelantami­ento de desembolso­s del acuerdo con el FMI sin bajar una explicació­n clara y concreta del programa financiero. De cómo y bajo qué supuestos. Tampoco de por qué si las necesidade­s financiera­s no cubiertas de 2019 eran de US$ 8.000 millones, como hasta hace poco afirmaba Hacienda, ahora se habla de adelantar todos los desembolso­s de 2019, 2020 y 2021, para que sean usados casi a demanda. Y de anunciarlo sin que esto esté aprobado formalment­e por el FMI.

En el fondo, otra vez lo que al mercado no le viene cerrando: una mezcla de improvisac­ión, subestimac­ión y ansiedad en el diagnóstic­o, la implementa­ción y la comunicaci­ón de las medidas. Esa es la causa última de la pérdida de confianza. Que, además, ahora expuso directamen­te a la figura presidenci­al.

Hay que afinar la puntería, necesitamo­s recuperar la estabilida­d macro de forma imperiosa y con los menores costos posibles.

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