Trump amenaza con salir de la OMC y dice que la UE es “tan mala como China”
Es la Organización Mundial de Comercio. El eje de su furia es por haber aceptado el ingreso de Beijing.
Por si a la economía mundial no le faltaran problemas, el presidente norteamericano Donald Trump volvió ayer a descargar un virulento ataque contra la Organización Mundial de Comercio y amenazó con retirarse de del organismo. En el mismo ataque, repudió a la Unión Europea a la que señaló por ser “casi tan mala como China”.
La OMC es un órgano central para mantener el equilibrio de los intercambios comerciales y poner límite a los abusos de un sector sobre el otro. Una salida de esa entidad por parte de un país del tamaño de EE.UU. implicaría escalar de modo global la actual guerra comercial que Washington sostiene con Beijing y en menor medida con otros países.
“Si no cambian, me retiraría de la OMC”, advirtió Trump en una entrevista con la agencia Bloomberg News en la Casa Blanca. Los argumentos que utilizó para sostener su posición se basaron en información en principio incorrecta.
El mandatario sostuvo que la OMC falla siempre en contra de su país, pero en realidad ha avalado las posturas de Washington en la amplia mayoría de los casos. Sin embargo para el presidente norteamericano la Organización Mundial de Comercio es la síntesis del “peor acuerdo comercial jamás realizado”, similares palabras con las cuales objetó el tratado de libre comercio con Canadá y México o el pacto de libre comercio transpacífico que elaboró su antecesor Barack Obama. Del mismo modo se ha referido incluso a la OTAN.
Como queda dicho, una retirada estadounidense de la OMC socavaría el sistema de comercio multilateral posterior a la Segunda Guerra que EE.UU. ayudó a construir. Trump ya había dicho el mes pasado que su país está en una gran desventaja por haber sido tratado “muy mal” por la OMC durante muchos años y que el organismo con sede en Ginebra necesita “cambiar su comportamiento”.
El representante de Comercio de EE.UU. el halcón Robert Lighthizer sostuvo por su parte que permitir a China ingresar a la OMC en 2001 fue un error. Desde hace tiempo ha pedido que EE.UU. adopte un enfoque más agresivo hacia la OMC, argumen- tando que es incapaz de lidiar con una economía que no es de mercado como la de China.
Lighthizer ha acusado al sistema de solución de diferencias del organismo internacional de interferir con la soberanía de Estados Unidos, en particular en casos de antidumping. Washington, a su vez, ha estado bloqueando el nombramiento de jueces ante el organismo de apelaciones de la OMC, planteando la posibilidad de que deje de funcionar en los próximos años.
Trump también insinuó la posibilidad de abrir una guerra comercial con Europa al encamarse contra Bruselas y asegurar que la UE es “casi tan mala como China, solo que más pequeña”.
El gobernante aseguró que la oferta de la Unión Europea para la eliminación de los aranceles a la importación de automóviles europeos “no es lo suficientemente buena”. El líder de la Casa Blanca ha venido repudiando la masiva presencia de vehículos europeos en el mercado norteamericano. que compiten con las marcas locales. Para los europeos eso es debido a que son mejores vehículos.
En julio, Trump se reunió en la Casa Blanca con el presidente de la Comisión Europea, Jean- Claude Juncker, un encuentro que sellaron con un apretón de manos y que pareció conjurar el peligro de amplificar la guerra comercial transatlántica que mantienen por los aranceles al acero y el aluminio. Trump elevó las tarifas de esos insumos pese a que Estados Unidos carece de provisión doméstica y está obligado a una importación que incluye a un centenar de países. Las tarifas, que se extienden también a China en el capítulo más complicado de la guerra comercial, está provocando un alza de los precios internos para las fábricas locales de productos que requieren esos insumos, entre ellas las gaseosas.
Los expertos consideran que una eventual retirada de EE.UU. de la OMC, una organización integrada por 164 países que regula el comercio común y resuelve las disputas, sería aún más peligrosa que esa guerra de aranceles que Trump ha abierto con China, por sus implicaciones para el sistema de comercio mundial. ■