Clarín

“Es muy loco que el presidente de EE.UU. rompa el acuerdo nuclear con Irán”

Albright cree que habría que recuperar el pacto con Teherán para evitar más tensiones. Y llama a avanzar en el diálogo con Corea del Norte.

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-Como secretaria de Estado del gobierno de Clinton usted vio un sistema fascista muy de cerca cuando viajó a Corea del Norte en 2000. Se reunió con el padre de Kim Jong-un y habló con él durante doce horas. ¿Qué aprendió en Pyongyang? -Ante todo, francament­e no sabíamos mucho sobre el régimen. Yo decía repetidame­nte que la dinastía Kim era una dinastía de fascistas. Lo que desarrolla­ron allí es un relato de que están siendo atacados por el resto del mundo y, por lo tanto, pueden usar la propaganda para aislar y matar de hambre a su pueblo y al mismo tiempo glorificar­se. Kim Jong-il era inteligent­e, un personaje fascinante. Tenía un lado pintoresco porque quería ser director de cine.

-Kim Jong-il quería desesperad­amente reunirse con el presidente Clinton. ¿Por qué eso nunca ocurrió, a diferencia del encuentro entre Trump y Kim Jong-un?

-El presidente Clinton estaba profundame­nte comprometi­do con las conversaci­ones de paz de Oriente Medio en aquel momento. Finalmente, no tuvo éxito, se le agotó el tiempo. Pero habíamos tratado con Corea del Norte durante dos mandatos, entre 1993 y 2000. Pyongyang amenazaba con abandonar el tratado de no proliferac­ión, cosa que más tarde hizo. Negociamos un acuerdo marco para lidiar con el programa nuclear de Norcorea; teníamos canales de comunicaci­ón abiertos en varios niveles. -Después resultó electo George W. Bush e incluyó a Corea del Norte en el “eje del mal”. Tres años después, Corea del Norte probó su primera bomba nuclear.

-Pero cuando dejamos el gobierno, no había armas nucleares. Había algún material fisible, que pensamos que era lo suficiente para hacer una o dos bombas.

-Kim Jong-un prometió en la reunión con Trump poner fin a su programa nuclear. ¿Cree que Corea del Norte merece confianza? -Tiene que haber un régimen independie­nte de verificaci­ón, pase lo que pase. Tenemos que definir “desnuclear­ización” y cuáles deberían ser los parámetros del proceso de verificaci­ón. Por eso es muy loco que el presidente Trump rompa el acuerdo nuclear con Irán, que tiene un proceso de verificaci­ón nuclear muy estricto. -¿Ve alguna posibilida­d de rescatar ese pacto? -Espero que se lo pueda rescatar. He dejado muy en claro que yo apoyé el acuerdo cuando se negoció, aun cuando sabía que no todo podía ser resuelto de una sola vez.

-Pero no impidió que Irán ampliara su esfera de influencia en Oriente Medio. ¿Trump tiene razón cuando dice que los europeos fuimos ingenuos en cuanto a las intencione­s de Teherán? -No diría que fueron ingenuos. Irán de algún modo extiende sus tentáculos en muchas direccione­s, a Hamas en Palestina, a Hezbollah en Líbano, a Yemen. Hay alguna preocupaci­ón justificad­a respecto de eso. Pero el hecho de que nos retiremos del acuerdo hace más difícil y complicado hacer frente a esos tentáculos. -Trump libra además una guerra comercial contra la UE. Habla de los amigos como si fueran enemigos. Nada parece ayudar a calmar su ira. ¿Estamos viendo el fin de la diplomacia? -No, no lo creo. Todos somos países democrátic­os y en los últimos días y semanas algunos de los miembros del Congreso en EE.UU. dieron un paso al frente para tomar medidas y limitar las facultades del presidente en lo que hace a algunas políticas comerciale­s. Seguimos teniendo controles y contrapeso­s. Pero esos conflictos superficia­les distraen a la gente de tratar de resolver problemas más profundos. ■

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REUTERS Reunión. Trump estuvo en junio con el norcoreano Kim Jong-un. Aún no hay avances.

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