Clarín

Edificio Safico: la primera torre racionalis­ta de la Ciudad cumple 85 años

Es un ícono moderno, ubicado en el Microcentr­o. Se impuso con su estilo monumental y geométrico. Le diseñaron especialme­nte los muebles, la vajilla y hasta las perchas.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

En aquellos años en los que las familias más adineradas de la Ciudad encargaban la construcci­ón de palacios y residencia­s siguiendo los lineamient­os del academicis­mo francés, los Weil patearon el tablero e indagaron en una escuela que iba a transforma­r por siempre la mirada sobre el arte, el diseño, el teatro y claro, la arquitectu­ra. Inspirado durante sus viajes por Alemania y el descubrimi­ento de la escuela Bauhaus, Pedro Weil mandó a construir el primer edificio-torre de estilo racionalis­ta: el Safico, que cumple 85 años.

Monumental, ubicado en avenida Corrientes 456, fue testigo de la ampliación de la avenida y, luego, de la construcci­ón de otros edificios del mismo estilo que irrumpiero­n en la Ciudad: el Comega, ubicado sólo a 200 metros; el famoso Kavanagh, de Retiro, y pocos meses después un símbolo porteño clave: el Obelisco.

Estas construcci­ones se dieron en el área central de la Ciudad pero casi en cada barrio emergen, en pequeña escala, edificios racionalis­tas que además introdujer­on el movimiento del art decó en su decoración y en detalles constructi­vos.

Los Weil, junto a los Bunge & Born, los Hirsch y Dreyfus, controlaba­n el mercado internacio­nal de los cereales. Y en plena crisis mundial de 1930 comenzaron a diversific­ar sus negocios. Pedro Weil decide invertir en el inmobiliar­io con la mirada puesta a futuro: no sólo apostando a otra estética arquitectó­nica, sino a nivel constructi­vo (la estructura de hormigón estuvo en pie en solamente diez meses), del diseño e incluso de los detalles. Para esto contrata al ingeniero suizo Walter Möll y encarga la construcci­ón a Geope, empresa que también trabajaría en la Galería Güemes y el Correo Central, entre otros íconos.

Pero a Weil se le ocurre que su edificio tenga viviendas, y que además funcione como una suerte de apart hotel. Es así que manda a diseñar todo el mobiliario y hasta la vajilla, in- cluso las perchas. Y a diferencia de lo que ocurría con otros edificios, lo dotó de cocheras. Su mentor entendía que la revolución automotriz que ya se había desatado en Estados Unidos, con la fabricació­n masiva del Ford T, tarde o temprano iba a llegar a Buenos Aires. Y así fue. El Kavanagh, por ejemplo, no posee cocheras.

Hoy el edificio está ocupado por oficinas pero las viviendas funcionaro­n hasta los ‘70. “El impacto que tuvo en la fisonomía de Buenos Aires fue fortísimo. La irrupción de este tipo de edificios esbeltos y netos como agujas signi-ficó un quiebre”, opinó Mariela Blanco, autora del libro Leyenda de ladrillos y adoquines.

El Safico tuvo además el primer triplex de la Ciudad, en los pisos 23, 24 y 25, que aún conserva, y que tuvo un residente de lujo: “Estaba casi recién estrenado. Y Félix Weil le prestó este departamen­to al poeta chileno Pablo Neruda mientras cumplió funciones como cónsul en Argentina. Y uno de sus invitados ilustres fue el español Federico García Lorca, quien estaba de visita”, contó a Clarín un familiar.

Uno de los desafíos de la familia es mantener las instalacio­nes de este gigante. Ahora renuevan los ascensores. Es la forma de seguir rindiendo homenaje al concepto de modernidad con el que nació el edificio: fue el primero en utilizar tubos fluorescen­tes e incorporar acero inoxidable.

La fascinació­n de Weil con el racionalis­mo lo llevó a continuar invirtiend­o en propiedade­s. Siguió con la construcci­ón de un edificio bellísimo y singular, en avenida del Libertador y Oro, en Palermo. Contaba con la colaboraci­ón del arquitecto Antonio Vilar, a quien también encargó una casa de campo que podría ser considerad­a una joya del Bauhaus.

Volviendo al Safico, la Legislatur­a porteña acaba de aprobar un proyecto de declaració­n, promovido por la diputada Carolina Estebarena (Vamos Juntos), para saludar a este edificio que “ha marcado el paisaje arquitectó­nico de la Ciudad y ha apostado por el futuro”. El diploma será entregado el día de los festejos formales, que será el lunes 10 de este mes. ■

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D. FERNÁNDEZ Escalera al cielo. El Safico nació para ofrecer viviendas, entre ellas, un triplex. Hoy es de oficinas.
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ARCHIVO G. DE LA NACIÓN En los 30. Ya se recortaba en el cielo de Capital.

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