La Tríada Sagrada y su pasión por la altura
El Safico es parte de una “Tríada Sagrada de edificios racionalistas” que se supieron imponer, por su estilo y autenticidad, en la Ciudad de Buenos Aires.
Junto con el Kavanagh, ubicado frente a la Plaza San Martín, en Retiro, y el Comega, que está en Alem y Corrientes, Microcentro, el Safico, de Corrientes al 400, brilló durante muchos años debido a su radical arquitectura, basada en las superficies lisas, los revoques llanos, sin molduras ni ornamentos, y su singular forma cubista.
Pero, además del estilo y del hecho de que todos los racionalistas hacían un culto del minimalismo y de la calidad, esos tres edificios tenía en común su vocación por la altura.
Es cierto que en la Argentina, la altura nunca fue una gran pasión. Por caso, durante décadas resultó suficiente con que el Kavanagh, construido en 1936, alcanzara los 136 metros de altura. Con eso, obtuvo el título del edificio de hormigón armado más alto del mundo.
Claro que antes de que apareciera el Kavanagh en Capital, el Barolo (1923), de Avenida de Mayo al 1300, ya había alcanzado los 100 metros; el Safico, los 90, y el Comega, los 85.
Además, al mismo tiempo que se terminaba de edificar el Kavanagh, se construía la sede del Ministerio de Obras Públicas, ubicada en la Avenida 9 de Julio, ése que ahora tiene la figura de Evita en dos frentes.
Tal mastodonte, también ejemplo racionalista pero menos lucido que los integrantes de la Tríada Sagrada, alcanzó los 93 metros de alto y, más tarde, le pusieron una antena de televisión enorme en el último piso. Con eso, arañó los 150 metros de estatura.
Así ese edificio llegó a ser considerado el más alto de toda Argentina durante más de sesenta años. ■
Antes del Kavanagh, de 136 metros, estuvo el Safico, con 90.
Y el Comega, de 85.