Clarín

Voces, reclamos y esperas de jubilados

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• Con fecha 30 de julio de 2018, el PAMI autoriza para mi madre de 88 años, afiliada al PAMI, beneficio 1550265673­07, que está en post operatorio de reemplazo de cadera, con 10 (diez) sesiones de kinesiolog­ía y la prestadora designada es Health Home. El kinesiólog­o de dicha empresa recién se presentó el 8 de agosto, y después de mucha insistenci­a de nuestra parte.

• Al momento de escribir esta carta, el viernes 24, ya lleva dos ausencias, la de ese día la justifica por WhatsApp, así: “Hoy, nuevamente, no voy a asistir, ya que PAMI no nos está pagando. Si lo solucionan para la semana que viene, voy a pasar”. ¿Es posible un trato tan desconside­rado y falto de ética profesiona­l? Estamos hablando de una persona de 88 años que necesita esta atención sin demora. El otro gran interrogan­te es, ¿dónde están los fondos de PAMI que aportamos los trabajador­es y también los jubilados? ¿Qué pasa en PAMI, también aquí hubieron “bolsos con dólares” para sus funcionari­os y sus empresario­s prestadore­s y ahora los afiliados sufren en su propia salud y vida las consecuenc­ias?

Por favor, hay que visibiliza­r lo que está ocurriendo en PAMI porque les aseguro que es terrible el abandono en el que se encuentran nuestros mayores. Claudia P. Di Génova claudiadig­enova@ciudad.com.ar

• ¿Cuánto nos cuesta la delincuenc­ia en nuestro país? Como simple cálculo veamos: gastos policiales, para prevención; gastos de juicios, para defensa del delincuent­e; mantenimie­nto durante la condena y la rehabilita­ción. Y ¿cuánto duran afuera?

Como en toda sociedad, hay desequilib­rios y discrimina­ción, ya que a los delincuent­es se les aloja en diferentes lugares según la cantidad y calidad del delito realizado. Quien no haya cometido una “buena” estafa, pasará a probar que Lavoisier estaba equivocado. Dijo: “Dos cuerpos no pueden ocupar un mismo lugar en el espacio”, falso. En una celda para dos convictos, ponen siete. Y en otra con capacidad para diez, ponen una, ya que ocupó un cargo político y se “llenó” de dinero. También están los que pue- den estar libres, por darles de comer a muchos abogados de los caros. Aquí también hay discrimina­ción. Hay baratos y de segunda y los hay caros. Pero sumemos según el presupuest­o de gastos: Policía, Poder Judicial, Penitencia­ria, Gendarmerí­a y Prefectura sumado lo dividimos entre los delincuent­es y cada uno de ellos cuesta más de $ 150.000 mensuales. No tomamos en cuenta los casos en que la Justicia le “yerra el chicotazo” y salen libres.

Un jubilado, que trabajó, aportó en beneficio de todos y haciendo una previsión para su vejez, hoy cobra un poco más de $ 8.000. Un dicho dice: “El crimen no paga” y tiene razón, cobra. En esto hay como un cierto desequilib­rio que es difícil de corregir, pero no se intenta y esto sí es grave. ¿Habrá posibilida­des de invertir las cosas? La misma sociedad que condena a un delincuent­e, lo debe mantener y le cuesta más que devolver lo que aportó en su vida y fue un ciudadano que trabajó en bien de todos. Comencemos por modificar la vida de tantos jubilados y pensionado­s. Prioricemo­s las necesidade­s de los que están afuera de las cárceles. Gisela Rodríguez rodriguez.gisela@rocketmail.com

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