Fuerte Apache, del auge de los robos al alza del narcotráfico
Ciudadela Antes estaba en poder de ladrones, pero la modalidad del delito viró y muchos se volvieron “transas”. Radiografía de una zona donde los tiroteos ya no sorprenden.
Cambió la modalidad del delito, y muchos ladrones ahora son “transas”. Radiografía de un barrio en jaque.
“Estimados vecinos de nuestro querido barrio”, arranca el mensaje en una página de Facebook del Fuerte Apache, en Ciudadela (Tres de Febrero), al noroeste del Conurbano bonaerense, publicado el 12 de agosto. “Por favor, tengan cuidado al salir de sus hogares ya que estamos viviendo diferentes tipos de episodios por unas cuantas ‘personas’ que tienen problemas personales y se están cagando a tiros”.
Un día más tarde, las recomendaciones para cuidarse se volvieron a viralizar. Esa vez, por WhatsApp. “Recién vinieron a avisar que se va a armar un tiroteo grande, así que no se anden cruzando. El que vive entre el Nudo 5, Tira 48 y Nudo 2, no baje en la noche por precaución. Para que no le pase nada a gente inocente”.
Hora después, lo que se enviaría y compartiría de celular en celular es un video que confirmó el rumor del barrio: grabado desde una ventana, se escucha un grito y nueve disparos en el barrio. Muchas otras, como se dice en la jerga del hampa, “se cambiaron de vereda”. Es decir, que dejaron de robar para dedicarse al microtráfico en el barrio. Algunas de las razones son la falta de efectivo en la calle, las cámaras de seguridad y las penas altas por un robo a mano armada.
El 5 de agosto pasado, Susana Giménez visitó Fuerte Apache junto al futbolista ídolo de Boca Juniors Carlos Tevez, en el marco de la grabación de una parte del programa especial emitido el 15 de agosto. Al retirarse del barrio, la diva dijo: “Hoy pasé el mejor día de mi vida”.
Cinco días después, y a horas del debut del futbolista Thiago Almada, ex vecino del barrio, en la Primera de Vélez Sarsfield, algunos integrantes de la banda de ladrones fueron por una banda de narcos. Fue en la madrugada del sábado 11 de agosto.
Los narcos, quienes pararían en el Nudo 5, se había negado a seguir pagando “la prote”, como se le dice al “impuesto” que los narcos les dan a los ladrones para no ser asaltados. Con ese dinero, invirtieron en soldaditos, algo muy normal en barrios de Rosario y el Conurbano, pero casi atípico en Fuerte Apache.
El ataque fue en el Nudo 5. Uno de los integrantes de los ladrones, quienes se juntan en el Nudo 4, hirió a uno de sus rivales, que cayó y se hizo pasar por muerto, según los vecinos.
También hirió a Diego “Calavera” Sánchez, quien intentó defenderse. Pero el atacante lo remató de ocho o nueve disparos más. Sánchez tenía las característica de los nuevos integrantes de las bandas de narcos: había estado preso por robos y era “cañero”, como se definen los ladrones que usan armas y menosprecian a sus colegas pungas, cuenteros del tío o escruchantes. Lo mismo hacían con los vendedores de droga, hasta hace pocos años.
El barrio que les hizo recomendaciones a sus vecinos para no salir de sus departamentos durante la madrugada salió también a hacer humor sobre el ataque. Fue mediante distintas memes que se viralizaron por redes sociales y WhatsApp. "Dice mi mamá que ni bajes que se están cagando a tiros”, fue la versión de la meme de la rapera estadounidense Cardi B.
La Policía llegó, aunque tarde, y como lo suele hacer. “Paraban a cualquiera. El que no tenía documento, terminaba en la comisaría. Los que están tiroteando siguen en el barrio como si nada”, contó una vecina.
En las páginas de Facebook del barrio pueden encontrarse muchos comentarios similares. Otros denuncian la desaparición de los gendarmes que habían llegado en 2003.
Los narcos habrían copado la casa de la abuela de uno de los atacantes. Pero no lo encontraron. Durante el fin de semana también se escucharon disparos. Y se volvieron a ver imágenes de las peores épocas del barrio: jóvenes con dos pistolas en su cintura, a la vista de cualquiera.
No es la única disputa entre ladrones y transas del barrio. En los últi-
mos meses hubo distintos tiroteos. Los ladrones los asaltan, o los aprietan para cobrarles “la prote”, o les exigen que dejen de vender. Aunque algunos de ellos lo hacen encubiertamente: compran la droga y se la entregan a varios jóvenes, para que vendan para ellos. Los amenazan y los obligan para que lo hagan.
Varios de los asaltantes del barrio que están presos y tienen celulares envían sus amenazas vía Facebook: “El barrio siempre fue de ladrones. ¡Basta de transas y de droga!”.
El viernes pasado hubo dos nuevos crímenes. Fue por una disputa personal: Cristian “Bonky” Garay (33) fue atacado por Matías Romero (32) en una de las canchitas de fútbol del barrio. Murieron ambos.
Los homicidios no están relacionados a la disputa entre las bandas de los nudos 4 y 5. Pero sí tienen algo en común: Garay y Romero eran ex la
drones convertidos en narcos. Habían cumplido penas por robos y secuestros, y al salir de la cárcel amenazaron a algunos transas históricos, obligándolos a vender para ellos.
Todo surgió cuando Romero le recriminó a uno de los vendedores de Garay que en cierto sector no se podía vender para otro que no fuera él. Fue en el verano. Garay fue por Romero y lo hirió de bala tras una ráfaga corta de ametralladora, terminando con una amistad histórica. La revancha llegaría el viernes a la noche.
“Hubo tiempos en los que Fuerte Apache era uno de los lugares más tranquilos para vivir”, asegura uno de los vecinos que acepta conversar con Clarín. “El problema del barrio es la
droga. Desde que los ladrones se hi-
cieron transas y murieron algunos de los que cuidaban al vecino, o se fueron presos por muchos años, todo cambió. Ahora hasta se ven soldaditos. Se nos fue de las manos”.
La droga trajo adictos. Muchos que ni siquiera son del barrio. Que vienen y se pasan el día consumiendo, como ocurre en asentamientos como la 111-14, Puerta de Hierro o Zavaleta.
Otro de los cambios en Fuerte Apache es que ahora también hay oferta de paco, históricamente prohibido por los viejos ladrones del barrio.
“Edgar”, vecino del barrio, había dicho, hace 10 años: “Acá hay chorros, drogadictos, malvivientes y lo que quieran. Pero violines (por los viola- dores) y vende paco, no hay”.
Esos adictos comenzaron a robar a los vecinos, todos trabajadores: bicicletas, celulares, estéreos, ruedas de autos, baterías, zapatillas. La última semana hasta asaltaron a un chofer de la línea 146 y a sus pasajeros. El micro bordea al barrio, y es muy utilizado por los trabajadores que deben llegar al centro porteño. Por eso, una de las órdenes históricas del barrio era no asaltarlo, para no perjudicar a los vecinos. La empresa decidió desviar el recorrido, al menos por un tiempo. Hace años que los vecinos denuncian la inseguridad en las redes sociales. Pero, al parecer, nadie los escucha.