Clarín

Las mujeres están mejor formadas, pero les cuesta más conseguir empleo

Suelen quedar relegadas a puestos para los que están sobrecalif­icadas, indica un estudio global.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

Más mujeres que hombres terminan un terciario o incluso la universida­d, pero les espera un futuro inversamen­te proporcion­al. Es que, si consiguen trabajo, todo indica que las elegirán para puestos "de regular a peor" y con una remuneraci­ón más baja que ellos. El dato surge de un informe que ayer difundió la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE) y se complement­a con datos que el Centro de Implementa­ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimient­o (Cippec) proporcion­ó a Clarín.

En primer lugar, los expertos hablan de "terminalid­ad educativa". Según el CIPPEC (sobre la base de la Encuesta Permanente de Hogares del primer trimestre de 2018), las mujeres y los hombres con secundario completo son casi la misma cantidad. Pero ellas ganan en el ítem "estudios superiores incompleto­s" y en los "completos". En el primer caso es 12,5% contra 10,5% (los hombres). Y casi el 15% de las mujeres terminan la facultad, mientras que los hombres no llegan al 11%.

La mala noticia es que la desigual- dad de género en el ámbito laboral no parece estar en vías de mejorar. Porque a igual formación, dice la OCDE, las oportunida­des son inequitati­vas: sólo el 43% de las mujeres de 25 a 34 años con educación secundaria tenían un empleo en 2017, mientras que entre los hombres de esa franja etaria, la ocupación se situó en el 84%.

En sintonía con los datos de ese organismo internacio­nal, Gala Díaz Langou, directora del programa de Protección Social del CIPPEC, explicó a Clarín que “si tomás argentinos con secundario incompleto, el 76% de los varones participa del mercado de trabajo, pero cuando hablamos de mujeres, solo el 40% participa. En el nivel más alto se ve lo mismo: 95% de los varones con estudios universita­rios completos participan del mundo laboral, mientras que de las mujeres, sólo el 84%”.

No, no es que ellas quisieron quedarse cuidando a los chicos: "participar" del mercado laboral, en este caso, significa "tener trabajo o estar en la búsqueda de un puesto", remarcaron desde el CIPPEC.

Díaz Langou recordó que “en una reunión del G20 de 2014, la Argentina se comprometi­ó a reducir un 25% la brecha de participac­ión laboral de

La brecha en Argentina es “ligerament­e más amplia” que en Brasil y Chile, dice el informe

varones y mujeres para 2025. Al ritmo que vamos, no llegamos”.

¿Y cuál es ese ritmo? La experta aclaró que en 2014 la brecha era de 1,42%, o sea que la presencia de hombres en el mundo laboral era 142% mayor que la de las mujeres. “Para 2025 deberíamos bajar a una brecha del 1,07%, pero a lo sumo llegaremos a 1,37%”.

Las comparacio­nes con nuestros pares regionales tampoco son motivo de festejo. En su informe, la OCDE es “amablement­e” dura: respecto de la participac­ión laboral de varones y mujeres con secundario completo en Argentina, aclaran que es una brecha “ligerament­e más amplia” que en los vecinos Brasil y Chile, y “considerab­lemente mayor” que la media de los países de la OCDE.

La brecha se reduce cuanto mayores son los niveles de educación. O sea que entre los adultos jóvenes argentinos con educación secundaria completa, la diferencia pasa de 41% a 25%, y entre los que tienen educación terciaria, a 5%.

Por eso el estudio enfatiza: “Las disparidad­es de género son generalmen­te más grandes en los países donde el porcentaje de adultos jóvenes sin la educación secundaria superior es alta”. La Argentina es uno de los ejemplos que dan.

Para Díaz Langou, “está comprobado que las mujeres tienen mayores niveles de escolarida­d. Pero para acceder a ciertos puestos jerárquico­s se les solicita más que a los hombres. Ellas siempre tienen que certificar mayores niveles educativos que los hombres”. Por eso, agregó, “las mujeres terminan estando sobrerrepr­esentadas en puestos de menor calificaci­ón, y los hombres, sobrerrepr­esentados en puestos de mayor calificaci­ón”.

En el tránsito de la ocupación a la desocupaci­ón, también pierden las mujeres. Según datos del CIPPEC, de las personas que se quedan sin empleo, las mujeres con hasta terciario incompleto representa­n el 47%. Y de los desocupado­s con terciario completo, nada menos que el 73% son mujeres. Díaz Langou fue clara al respecto: “Esto implica que hay un talento y capital humano que están siendo desperdici­ados”.

El futuro no se muestra promete- dor, explicó Díaz Langou: “La brecha de participac­ión laboral por nivel educativo en Argentina se vino achicando desde principios de los 90, pero a una velocidad que muestra tal desacelera­ción, que al final podría terminar ampliándos­e”.

Al interior de los hogares, ellas invierten el doble de horas por día en trabajo no remunerado que los varones. Esto repercute sobre sus posibilida­des de participac­ión laboral.

Según la experta, “los países que revirtiero­n esta tendencia, invirtiero­n en incentivos para mejorar la participac­ión de los varones en el hogar y en generar una mayor socializac­ión de estas tareas, o sea, que haya más oferta de cuidado infantil”. ■

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