Cumbre contra los abusos en la Iglesia
PAPA FRANCISCO
Será en febrero. El Pontífice citó a obispos de todo el mundo para evaluar la crisis por la pedofilia.
Bajo la presión social que despertó el escándalo de los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes de la Iglesia católica, el papa Francisco decidió citar a los jefes de todas las Conferencias Episcopales del mundo a una histórica cumbre en febrero para analizar y definir una estructura de prevención de este delito.
La cita deja en evidencia que para Jorge Bergoglio la proliferación de casos a nivel mundial, y la falta de acciones concretas por parte del Vaticano, amenaza con socavar su legado pontificio.
El anuncio fue hecho ayer por los principales consejeros cardenales de Francisco, un día antes de que el Papa se reúna con líderes eclesiásticos estadounidenses, profundamente desacreditados por las acusaciones más recientes de décadas de abusos sexuales y un escándalo de encubrimiento por parte de la Iglesia católica.
“El Santo Padre, tras escuchar al Consejo de Cardenales, ha convocado una reunión con los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo para hablar de la prevención de abusos a menores y adultos vulnerables”, señaló la vicedirectora de la oficina de prensa del Vaticano, Paloma García Ovejero.
La cumbre, la primera de su tipo, tendrá lugar del 21 al 24 de febrero. Incluye a los presidentes de las 113 Conferencias episcopales del mundo, a los que se suman 21 líderes de sínodos patriarcales y arzobispados principales, consejos de iglesias y asambleas ordinarias. La cita muestra una toma de conciencia en los niveles más altos de la Iglesia de que el abuso sexual por parte del clero es un problema global y no está restringido al mundo anglosajón, como numerosos líderes de la Iglesia han insistido por mucho tiempo.
Un ejemplo de la amplitud de estos episodios tuvo lugar a principios de este año, cuando Francisco enfrentó lo que entonces fue la peor crisis de su papado al desacreditar repetidamente a las víctimas de abuso chilenas y defender al obispo Juan Ba- rros, un hombre que desplegó un manto de protección sobre los sacerdotes pedófilos del país trasandino. Finalmente el Pontífice admitió “graves errores de juicio” y tomó medidas para enmendarse, sancionar a los obispos culpables y reestructurar el episcopado chileno.
El encuentro que tendrá lugar hoy con los obispos estadounidenses es otro tema incómodo para el Vaticano, ya que hay numerosos líderes jerárquicos de esa Iglesia involucrados en denuncias de abusos.
A mediados de agosto pasado se conoció un voluminoso informe sobre hechos aberrantes cometidos en Pensilvania por miembros del clero, que implicaba a más de 300 curas y a unos mil niños. La publicación sacudió a la Iglesia católica estadounidense y reveló profundas divisiones entre obispos, algunos de los cuales criticaron abiertamente al Papa por no haber tomado medidas.
La reunión estará encabezada por el cardenal Daniel DiNardo, jefe de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y también incluiría al principal asesor de Francisco sobre abuso sexual, el cardenal Sean O’Malley.
Di Nardo ha dicho que quiere que Francisco autorice una investigación completa del Vaticano sobre Theodore McCarrick, quien fue retirado como cardenal en julio después de divulgarse una serie de denuncias por los supuestos abusos cometidos contra seminaristas y sacerdotes. El Vaticano ha sabido desde por lo menos el año 2000, de acuerdo a la acusación judicial, que McCarrick invitaba a seminaristas a su casa de playa en Nueva Jersey, muchos de los cuales terminaban en su cama.
Un arzobispo italiano, Carlo Maria Vigano, ex embajador de la Santa Sede en Washington, acusó incluso a Francisco de haber protegido a McCarrick. El prelado dijo que había advertido a Francisco desde el principio de su pontificado, en 2013, sobre el comportamiento de este cardenal estadounidense. El Vaticano no ha respondido a las acusaciones, pero ha prometido “aclaraciones” que presumiblemente llegarán después de la reunión de Francisco con la delegación de Estados Unidos.
Dentro de este crítico escenario explotó, además, el caso del arzobispo de Washington, el cardenal Donald Wuerl, quien anticipó que irá a Roma para discutir su renuncia con Francisco. El informe de la Corte Suprema de Pensilvania señaló a Wuerl como encubridor de curas pedófilos durante su obispado en Pittsburgh. El arzobispo de Washington fue un hombre de confianza de Benedicto XVI y del propio Bergoglio.
La comisión contra la pederastia, presidida por el cardenal O’Malley e instituida por el papa Francisco, afirmó el domingo que la lucha contra los abusos de los niños debía ser “la prioridad” de la Iglesia católica. De lo contrario, advirtió, “todas nuestras actividades de evangelización, nuestras obras de caridad y educación se van a resentir”.. ■