Clarín

Una mujer mató a golpes a su novia y después le confesó el crimen a su jefe

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

A las 3.30 de la mañana de ayer Sabrina Pereyra, de 30 años, llamó al 911 desde la remisería donde era chofer. “Está agonizando tirada en el piso, bañada en sangre”, les dijo a los operadores de la central. Hablaba de la mujer de 40 años con la que convivía en el PH de Leopardi 255, Villa Luro, a siete cuadras de donde llamó. Aseguró que así la vio cuando volvió del trabajo. Pero mientras el SAME busca- ba signos vitales, la mujer le confesó la verdad a su jefe. “A vos no te puedo mentir, maté a Mariel.” La había asesinado a golpes.

Según el informe, Mariel Rodríguez, la víctima, tenía un fuerte traumatism­o de cráneo. Cuando el servicio médico llegó al lugar, ya estaba muerta.

Sabrina y Mariel vivían con una tercera mujer en esa casa y las tres serían participan­tes activas de la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexual­es y bisexuales). Según pudo sa- ber Clarín de fuentes de la causa, esa tercera mujer no estaba esa noche en el PH. Su testimonio será clave para determinar el móvil del crimen.

Tanto ella como el dueño de la remisería, Fabio Marchita (48), se presentará­n hoy ante el juez Martín Sebastián Peluzo para prestar declaració­n testimonia­l. La acusada está detenida en la comisaría de la Comuna 10, donde ya le realizaron exámenes médicos para ver si en su cuerpo hay rasguños u otros signos de defensa por parte de la víctima.

El dueño de la remisería fue el primero en contarle a la Policía la confesión de Sabrina. Frenó al móvil 1022 cuando pasaba frente a su negocio, en la intersecci­ón de Lope de Vega y Juan B. Justo. El patrullero se estaba dirigiendo al lugar del crimen.

“Se mudaron hace poco. Por eso no las veíamos. Ahí hay ocho casas, así que no se sabe en dónde vivían ellas”, dijo la empleada doméstica del chalet contiguo.

Cerca del mediodía de ayer, Clarín vio a personal de Bomberos trasladar el cuerpo de Mariel a la morgue judicial de Viamonte y Junín. A diferencia de otros casos igual de mediáticos, que pueden atraer curiosos, los vecinos se mantuviero­n detrás de las puertas de sus casas.

Una única vecina miraba atenta la escena. Y no por gusto. Desde las 9 de la mañana había sido asignada como testigo por el Jefe de Policia. Con gesto de espanto y moviendo las manos para todos lados, escapó de las preguntas de los periodista­s.

A las 12.15 la Policía Científica comenzó a peritar el auto que Sabrina conducía como remís. Buscaron huellas en el parabrisas, en las manijas y en los espejos del Ford KA blanco. También en sus interiores. Encontraro­n una mochila azul, un álbum de fotos y un cuaderno anillado.

Además de tener que comprobars­e la relación entre ambas también habrá que determinar si en el crimen hubo alevosía. Figura que entraría en la imputación si la pericia determina que la asesina mató a Mariel mientras esta no se podía defender.

En un parte de la Policía se detalló que en el vehículo de la mujer asesinada -no está claro si es el Ford Ka u otro- se encontraro­n $ 65.000. ■

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