Guillermo, feliz: “El equipo dejó la vida por la camiseta”
Aunque el planteo de Boca no fue el que el Mellizo suele elegir, se fue conforme. Y ya piensa en Palmeiras.
Guillermo Barros Schelotto tiene la mirada vidriada en medio de un Mineirao desconsolado. A un costado, su hermano y ayudante, Gustavo, discute algo con Mano Menezes. Pero el técnico principal de Boca disfruta del momento. Después de duros golpes recibidos con la derrota del Superclásico en la Bombonera, seguida de la eliminación de la Copa Argentina a manos de Gimnasia La Plata, el Mellizo vuelve a respirar aliviado con esta clasificación a la semifinal de la Copa Libertadores.
“La gente vino, alentó en todo momento y el equipo dejó la vida por la camiseta y clasificamos justamente”, dice, visiblemente emocionado Guillermo. Es una espe- cia de desahogo. Claro que sí. Internamente sabe que su ciclo entró en una etapa de desgaste y cada tropiezo puede ser su última caída. Entiende que su vida en el banco de Boca depende de lo que suceda con el equipo en esta competencia, que es el máximo objetivo. Y que, pase lo que pase, su destino seguramente estará lejos de La Boca después de diciembre.
“Es una alegría muy grande. Ahora nos faltan dos pasos para llegar a la final contra un rival durísimo (por Palmeiras), ya lo conocemos, pero ahí va a estar Boca”, agrega, aliviado. Vuelve a poner a Boca en una semifinal de Copa, Barros Schelotto. Y también será una especie de revancha de lo que pasó en 2016, en esa serie para el olvido con Independiente del Valle. Ahora tocará Palmeiras, un viejo conocido de su época de jugador, y más adelante sigue latente una final de antología con River, aunque para eso falte. No piensa en eso todavía Guillermo. Se permite disfrutar la clasificación en medio de días turbulentos, más allá del triunfo ante Colón por la Superliga del fin de semana.
“Fue un partido parejo. Lo controlamos bien y nunca lo dejamos entran con juego. Nos tiraron solamente pelotazos y centros”, analiza el 1-1 que le dio el pasaje a la siguiente instancia de una manera poco convencional. Porque eligió resignar el ataque el DT, algo que no es su característica. Era una jugada arriesgada porque en su interior sentía que de alguna manera estaba yendo en contra de su ideas de juego. Pero al fin y al cabo, el plan le resultó, aquí en una Belo Horizonte caliente.
Era un partido trascendental en todo sentido para el Mellizo, que ahora tendrá la oportunidad de un desquite copero, como todos en el Mundo Boca buscaban. ■