Clarín

Si lo viera el General

- Ricardo Roa

En el día de la lealtad, las lealtades peronistas estuvieron otra vez divididas. El peronismo sacralizó el valor de la lealtad y consagró el 17 de octubre como fecha suprema en su calendario. Perón era la medida de la lealtad y como él encarnaba el peronismo era también la medida de la traición. Sin Perón, ser leal es mucho más confuso.

Tanto que hubo actos para todos los gustos. Actitos, como el del ex funcionari­o Guillermo Moreno, una especie de Bolsonaro del kirchneris­mo, o el del desteñido Gioja, presidente oficial del partido. La Cámpora se concentró en Merlo con Máximo Kirchner y un grupo de intendente­s para los que la lealtad ha sido siempre opcional.

Han tenido una conducta oportunist­a intachable: empezaron menemistas, siguieron en el duhaldismo y ahora pertenecen a Cristina. No del todo: subieron a uno de ellos, Fernando Gray, de Esteban Echeverría y dos del PJ provincial, a un avión a Tucumán para sacarse una foto en otra celebració­n, no kirchneris­ta.

Actúan en defensa propia. La ecuación es sencilla: aunque Cristina representa un pedazo del peronismo, casi todo ese pedazo está concentrad­o en Buenos Aires y más que en Buenos Aires, en el Conurbano. Con esos votos les alcanza y sobra para conservar el poder en sus territorio­s.

Las recordacio­nes del 17 muestran divisiones y miden alianzas y agrupamien­tos. Los no kirchneris­tas se juntaron en Tucumán. Fue el acto del día: por lejos, el de mayor convocator­ia. El dato fue la presencia de algunos conocidos kirchneris­tas. Lo organizó el gobernador Manzur, ahora peleado con su ex jefe Alperovich al que no invitó. Manzur es el referente de una nueva avenida del medio: la que corre dentro del peronismo entre los que apoyan a Cristina y los que enfrentan a Cristina.

Asistió el peronismo federal de Pichetto y de los gobernador­es Schiaretti y Urtubey. Pero sólo Pichetto dijo presente. Schiaretti prefirió quedarse en Córdoba y Urtubey en Salta. Urtubey y Manzur tienen un entuerto por la rivalidad de sus provincias y tienen un entuerto personal que sólo ellos conocen.

Otro dato: estuvieron los principale­s jefes de la CGT y estuvieron Massa y Scioli, ansiosos los dos por encontrar un nuevo destino. El peronismo ve por primera vez que Macri tambalea electoralm­ente y aún dividido olfatea la posibilida­d de volver al poder.

No puede procesar los años del kirchneris- mo y no puede resolver ese problema llamado Cristina. En los términos de Cristina, ir con Cristina es ir detrás de Cristina y esa sigue siendo la principal carta electoral de Macri.

Una muestra de lo que significa ir con Cristina es el documento que acaba de difundir La Cámpora: “Frente a una nueva crisis terminal, refundar la Patria”. Entienden por refundar la patria una reforma constituci­onal inspirada en el chavismo para “pasar de la democracia representa­tiva a la democracia participat­iva y darles poder institucio­nal a las organizaci­ones sociales y políticas de base”.

Dicen: “La única salida auténtica es con una política de carácter nacional, popular, democrátic­a, feminista y de perspectiv­a latinoamer­icana”. Más que contenido, palabras y salvo por lo del feminismo, más que palabras un relato rancio. Hay también una manera de entender la corrupción que es ignorar o aceptar la corrupción: “El significan­te corrupción se hizo del centro de la agenda del neoliberal­ismo” y es “una táctica de primer orden para los poderes concentrad­os”. Ni Durán Barba lo hubiera escrito mejor. Sigamos robando. ■

La lealtad, eso que hacía pintar “Perón o Muerte”, es un significan­te vacío. Qué significa para los K.

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