Clarín

“Nunca mentí delante de un micrófono”

El músico habla de Serú Girán, del paso del tiempo, de su amistad con Luis Alberto Spinetta y con Charly García y del cambio de sexo de su hijo Tayda.

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

-Recién decías que Charly te llama muy seguido.

-Y sí, somos muy amigos…

-¿Se llaman por cariño mutuo?

-Y, me llama porque quiere que hagamos todo de vuelta, todo de nuevo.

-¿Qué quiere decir eso?

-Quiere que nos vayamos a Buzios, que lo hagamos todo de cero. Que volvamos a empezar.

-¿Estás adelantand­o un regreso de Serú Girán?

-No, no ( sonríe), yo no dije eso.

-Se te escapó, David…

-No, el Flaco – por esta vez el Flaco es Charly- no está ágil del todo como para formar un cuarteto. No todavía, por lo menos. Además, yo necesito a Moro. Necesito darme vuelta y que esté Moro. Es como que si Paul se diera vuelta y no encontrara a John.

...

-Quizá sí podríamos grabar un disco.

-¿Querés darnos la primicia?

-No.

-¿No es el momento?

- Mmmm… No me parece.

El hombre que sonríe todo el tiempo. David debería ser la cara del emoji más querido. Cuando dice lo que dice de Serú Girán hace implotar la mueca, y se le forman dos burbujas a lo Dizzy Gillespie. Cuando hable de Spinetta -cómo no- sonreirá como el payaso triste del primer disco de Almendra. Siempre echado sobre el respaldo de la silla de oficina donde ocurre todo esto. Lo que se dice, estar relajado.

-Vi lo de “el tiempo es veloz” en un libro que recopila frases sobre el paso de la vida…

-Es muy simple, eso lo pienso desde que era muy pendejo. Yo fui monaguillo cuatro años, y siempre pedí explicacio­nes: qué estoy haciendo acá, por qué me levanto a la mañana respirando, por qué veo en colores, por qué tengo la nariz en este lugar del cuerpo y no dos narices donde están las orejas… ¡¡Te encargo tomar merca así…!! Lo digo en chiste. -Cuando uno habla de música y te ve a vos, cree que es cierto eso de que todo tiempo pasado fue mejor... -Uhh, es muy complicado lo que me estás diciendo. Yo me corro de esas cuestiones porque es mucha, es mucha…

-¿Presión? ¿Responsabi­lidad?

-Sí. Yo miro hacia adelante, nunca para atrás.

-Pero con lo del “El tiempo es veloz” -aquel disco y su próximo show- te haces cargo de los años…

-¡Es que vivimos muy poco! Y la ma- yoría del tiempo te la pasás pensando, no viviendo. Pensando qué te gustaría hacer, o cómo te gustaría que sea tu vida, o qué casa te comprarías o qué auto elegirías o con qué mujer te casarías o cuántos hijos tendrías. Y todo esto para sentir felicidad.

-O pensás o vivís. ¿Sería así?

-Para mí lo básico es saber que despierto cada mañana en un lugar del mundo donde soy músico. Tengo 66 años… ¿Me quedan 30, 20, 15? -¿Estás hecho?

-Aprendí a saber lo que no quiero. A decir que no. Yo fui un sometido con tal de grabar o de tocar. Amo tanto la música que soy capaz de poner el culo si es necesario... En el escenario siempre estoy contento. Nunca mentí delante de un micrófono. En público, no miento. Yo me levanto a la mañana y pienso en mí. Ni en mis hijos, ni en el país, ni en los ensayos. Para mí Dios vive acá, en el pecho conmigo. Quizá me estoy yendo a la mierda, pero no importa. Por ejemplo, la pasión que yo tengo para llorar ahora no es la misma que tenía a los 20 años.

-¿Te gusta llorar? -Absolutame­nte.

-¿Podrías provocar un llanto?

-No, no, imposible. Pero es una necesidad que decido no reprimir. Con la muerte de Luis (Alberto Spinetta), tuve dos meses que no podía parar de llorar en mis shows. Y me de-

Yo me levanto y pienso en mí. Ni en mis hijos, ni en el país, ni en los ensayos. Para mí Dios vive acá, en el pecho conmigo”.

jé llorar, y lloramos varios, lloramos muchos…

-¿Te pasaba sólo cuando estabas en tus shows?

-Es poético, sí. Para mí Luis es una especie de angelito que se escapa. Pappo le habla a Dios y Luis se raja y viene un ratito para ver cómo estoy tocando, y cómo anda todo por acá. -Vos siempre fuiste muy generoso con Luis y con Charly. ¿Eso fue recíproco?

-Sí.

-Imagino que te debía resultar más cómodo trabajar con Charly. Spinetta era guitarrist­a y tal vez competían un poco…

-¡Nada qué ver! Luis no quería que tocara el bajo en Pescado Rabioso. Esa fue una de las razones por las que nos separamos. Vivíamos juntos en una época, él me escuchaba tocar la viola y decía: “Nooo, me da vergüenza ser el guitarrist­a” ( NdeR: David tocaba el bajo en Pescado Rabioso). Y yo le decía: “Luis, a mí me da vergüenza estar al lado tuyo". Cuando Pescado se juntó para el recital de las Bandas Eternas (2009) fue Luis el que no quiso que yo tocara el bajo... Para mí, él fue un regalo que Dios me dio.

-O sea que vos no competías con el Flaco, pero puede que él sí…

-¡Ni en pedo! Era una alegría total estar en esa banda. Yo hubiera tocado el triángulo en Pescado. Fue el mejor grupo que integré. Charly me carga, pero ya no nos peleamos como antes. “Así que Pescado era la banda que más te gustaba…” “Y bueno”, le digo, “en esa época era joven y había algo para hacer”. Antes, con Charly teníamos diferencia­s. Las bandas se pelean, y después sus integrante­s se extrañan.

-¿Cuál de los dos era mejor jefe? -Charly me tenía, y me tiene, un respeto muy grande. Y creo que me quiere más que a nadie porque él mismo me lo dijo. Me dijo que yo era su mejor amigo y que confiaba plenamente en mí, cosa que es verdad. Charly puede confiar en mí, porque siempre voy a serle leal. Tanto en el sí como en el no... Pero bueno, teníamos roces típicos. Y también tenía

roces con Pedro (Aznar). El sacaba el tema re rápido, y a mí me costaba un poco más porque yo era rockero y no sabía leer música.

-Pettinato me pidió que te pregunte por qué tenés esa cualidad de multiinstr­umentista.

-Yo no sé por qué. Me cansé de preguntárm­elo y sólo llego a la conclusión de que soy esto que soy y que toqué en todas las bandas que toqué porque a mí me gusta la música. Nunca pedí conocer a Luis. Nunca pedí conocer a Pappo. Ni a Charly. Ni a Ricardo Mollo. Y sin embargo sucedió.

-¿Los solos de guitarra hacen bien a la salud?

-Absolutame­nte, pero tenés que hacerlos bien, jajá. Para eso hay que tomar los remedios a la hora indicada y tocar lo que correspond­e.

-¿El tema que siempre tenés que hacer en vivo es “Seminare”?

-Si me lo piden, y me lo piden casi siempre, lo canto. Si no me lo piden, lo dejo pasar.

-Y pensar que es un tema de Charly. Te lo hizo a medida.

-Sí, sí, él me lo regaló.

-¿Charly fue el primer tipo que te vio claramente como un intérprete? -En Serú me mandó al medio para que cantara. Se ve que quería una voz "importante, entre rockera y dulce". Eso es lo que él decía. Sí, puede ser... -¿Te considerás mejor intérprete que autor?

-Sí…. O no. No sé. Nunca me lo pregunté.

-¿Cómo es tener 66 años?

-Otro seis y sería 666, ¡qué cagazo! Bueno, ella te lo puede decir bien. Ella es mi señora -“Mucho gusto”, nos saluda Patricia Oviedo-. Mi manager y mi mujer. Una excelente manager y una excelente mujer.

-¿Dónde se conocieron?

-En un escenario. En Rosario. Patricia también maneja a Marcela Morelo y yo, en un momento, la agarré del brazo, la miré a los ojos y le dije: “Quiero que te quedes conmigo”. Eso fue hace nueve años, y con ella rompí el récord de mis tres esposas anteriores. Quiero decir que pasé los ocho años de relación, y voy por el noveno. Es que nuestro amor es distinto; ya estamos grandes, ya no es coger, coger, coger… ¡Uy perdón! Hacemos planes, no somos millonario­s ni de cerca, pero nos fuimos juntos a Venecia. Hermoso. Desde los 19 años que no viajaba en serio. Fui a Miami, pero eso no cuenta. -Tengo entendido que sos fóbico a los ascensores. ¿Viajaste en avión? -Viajé, sí. Y en el ascensor también. Estoy haciendo un tratamient­o por el pánico, que me llevó a descubrir que se sabe muy poco de la cabeza. Mi psiquiatra -yo tengo uno que trató a Maradona- dice que el cerebro recién se está descubrien­do. Todos toman Rivotril y pastillas mágicas, pero hay que hablar. Para mí, dejar las drogas fue un esfuerzo muy grande. Yo era un adicto. Estaba acostumbra­do a levantarme y tá tá tá tá… -¿Cocaína es la droga difícil de dejar?

-Sí, y todo empieza siempre igual: si no te das un saque, no estás de moda y sos un pelotudo por no tomar con alguien conocido.

-Pero vos serías el conocido…

-Yo quería ser más famoso. Llamarme egocéntric­o era poco. Ya en Pescado me vestía de mujer para que me miraran más que a Luis… -Tayda Lebón es uno de tus hijos. El año pasado fue noticia porque decidió cambiar su sexualidad. ¿Cómo es tu relación con él?

-Ahora es mi hija. Ahora tengo que hacerme el bocho de que es mi hija. Tayda ya tiene cuarenta y pico. Es una persona única, muy creativa, que todo lo que tiene ganas de hacer, lo hace… Mirá, mientras no maten a nadie, okey: “Yo me operé y cambié y ahora me hago garchar en la esquina todas las noches...”. Igual lo de mi hijo es artístico. El tiene una banda. Es único. A los 12 años vino tatuado. Antes de tatuarse la cara se tatuó a la hormiga atómica, y era un nene.

-¿Pero lo bancás?

-Sí, capo. Lo banco, pero yo no me lo haría porque ya tengo tetas de gordo y mi mentalidad es la de señor, de hombre. Sí puedo decirte que soy una persona que se enamora de sus amigos. Yo estuve enamorado de Luis…

-Pettinato me dijo que en la época que vos y Spinetta vivían juntos se rumoreaba que eran pareja…

-No (sonríe por enésima vez). O quizás éramos una pareja que buscaba chicas. Nosotros nos bañábamos juntos, pero nunca nos miramos el pito.

Charly me dijo que yo era su mejor amigo. Puede confiar en mí porque siempre voy a serle leal. Tanto en el sí como en el no”.

 ?? JULIO JUÁREZ ?? El hombre que sonríe. A los 66 años, el guitarrist­a se lo toma con calma. “Lo básico es saber que despierto cada mañana en un lugar en el mundo donde soy músico”.
JULIO JUÁREZ El hombre que sonríe. A los 66 años, el guitarrist­a se lo toma con calma. “Lo básico es saber que despierto cada mañana en un lugar en el mundo donde soy músico”.

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