Coimas en la obra pública: encuentran en Suiza una cuenta de US$ 20 millones
Es de Carlos Wagner, ex jefe de la Cámara de la Construcción
El juez Bonadio pidió el embargo de la cuenta que le hallaron en Suiza al empresario arrepentido. Intenta establecer si los US$ 20 millones son parte de las coimas de la obra pública reveladas en los cuadernos del chofer Centeno. Wagner asegura que es dinero propio y en blanco, que trasladó al exterior.
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La Unidad de Información Financiera (UIF) al analizar la causa de los cuadernos de las coimas sostiene como premisa que las cuentas personales de los empresarios involucrados en el pago de fondos ilegales, “debe estar bajo sospecha”. Así, después de un trabajo de cooperación con Suiza, detectaron que Carlos Wagner -due- ño de Esuco y ex titular de la Cámara de la Construcción-, tenía en el exterior una cuenta con un saldo de U$S 20 millones y el juez Claudio Bonadio procedió a su congelamiento. El organismo antilavado sospecha que no es el único caso.
Wagner uno de los hombres claves en la “organización criminal que se dedicó al cobro de fondos ilegales”, como determinó Bonadio, fue el primero de los empresarios que se corrió del eufemismo de los “aportes de campaña” y reconoció que lo que se pagaban a ex funcionarios kirchneristas, eran sobornos. Su confesión fue clave para avanzar sobre otras diez firmas de la construcción involucradas en lo que se denominó el Club de la Obra Pública (Ver página 6).
Al momento de analizar su situación procesal y pese a ser aceptado como imputado colaborador, el juez de la causa lo procesó como miem- bro de la asociación ilícita que comandó Cristina Kirchner, tal como consignó Bonadio en su resolución. El rol atribuido a Wagner fue el de “miembro” de dicha “organización delictual”. Aún se encuentra pendiente una apelación de los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo que insistieron ante la Cámara de Apelaciones que el dueño de Esuco debe ser acusado como organizador de la estructura investigada.
Con obras adjudicadas por $ 7.000 millones durante el gobierno Kirchnerista, Wagner fue uno de los empresarios más poderosos y un nexo entre el Estado y las empresas contratistas que después terminaron realizando pagos de coimas del 20%, según explicó en su declaración indagatoria. Así, el ex titular de la Cámara de la Construcción no quedó exento del procesamiento y del embargo por $ 4.000 millones que le trabó el juez Bonadio.
En esta instancia fue que la UIF analizó documentación proveniente de Suiza donde consta una cuenta radicada en dicha Confederación con una cifra de 20 millones de dólares. Según explicaron a Clarín fuentes de la causa, la cuenta bancaria está registrada a su nombre “no fue difícil detectarla porque la vinculación era directa”, indicaron. Esto fue informado hace dos semanas a Bonadio quien procedió al congelamiento preventivo de la misma.
Así, los U$S 20 millones detectados en Suiza quedarán bajo la cautela judicial hasta la instancia del juicio oral y público. Consultados por Clarín, desde el entorno del empresario in- dicaron que se “trata de una cuenta con fondos blancos provenientes de ahorros que fueron trasladados al exterior a lo largo del tiempo, registrados ante la AFIP e incorporados a las declaraciones anuales de impuestos”. En su última declaración ante el organismo recaudador, expuso un patrimonio de $ 1.344 millones. Pero la Justicia sospecha que el valor puede ser aún mayor.
Frente a la explicación brindada por Wagner, fuentes judiciales indicaron a este medio que “lo relevante es que la cuenta entre en el embargo. Es una cuenta blanqueada. Lo importante es determinar el origen de esos fondos”. La UIF planteó ante Bonadio que es factible que parte de esos U$S 20 millones estén vinculados a las maniobras espurias investigadas en la causa de los cuadernos de la corrupción.
Esta cuenta bancaria que dio a conocer La Nación, encierra otro planteo del organismo que conduce Mariano Federici. Sostiene que las cuentas personales de los empresarios involucrados en la investigación que como el dueño de Esuco, admitieron “ser partícipes de una estructura delictual” que en este caso se dedicaban a la percepción de fondos ilegales que las empresas contratistas del Estado aportaban, “deben estar bajo sospecha, porque no se descarta que parte del dinero ilegal haya ido a parar a cuentas personales en el exterior”.
Por tal motivo, se rastrearán cuentas en el exterior vinculadas a los demás empresarios arrepentidos y aquellos que no se acogieron al régimen del imputado colaborador. ■