Clarín

Trump declara la “emergencia nacional” y alerta al Ejército por el arribo de hondureños

Una emergencia humanitari­a asociada a las elecciones de noviembre Es por los miles de inmigrante­s que atraviesan México en busca de asilo en EE.UU. El magnate agita el tema en campaña electoral y sugiere lazos con el terrorismo.

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Nada detiene a los miles de hondureños que reanudaron ayer su largo y lento camino hacia Estados Unidos. Ni el agotamient­o ni las nuevas amenazas del presidente Donald Trump, quien calificó de “emergencia nacional” el avance de la caravana de inmigrante­s y sugirió que en ella viajan personas ligadas con el terrorismo.

Agitando el miedo a los extranjero­s en la recta final para las elecciones legislativ­as de noviembre, el líder de la Casa Blanca dio además a entender que va a comenzar ya a cortar o reducir “substancia­lmente” las ayudas a Honduras, Guatemala y El Salvador porque sus gobiernos no han cortado el flujo de inmigrante­s. Estados Unidos asistió con 2.600 mi- llones de dólares a América Centra entre 2015 y 2018.

“Criminales y desconocid­os de Oriente Medio están mezclados (en la caravana). He alertado a la Patrulla Fronteriza y al Ejécito de que ésta es una emergencia nacional”, clamó Trump en el primero de una serie de tuits sobre la caravana. “Vamos a empezar a cortar, o reducir sustancial­mente, la tremenda cantidad de ayuda externa que habitualme­nte les damos”, agregó.

La caravana, que salió de la hondureña San Pedro Sula el 13 de octubre, se encontraba anoche en el sur de México tras llegar allí a través de Guatemala. Compuesta por unas 7.500 personas, según los organizado­res, emprendió camino desde Tapachula, en Chiapas, hacia la ciudad de Huixtla, a unos 45 kilómetros. Ayer, los migrantes durmieron en la plaza principal de Tapachula, ciudad con más de 300.000 habitantes, tras haber recorrido más de 760 kms a pie. Hoy seguían su marcha con la idea de llegar a Tijuana o Mexicali, fronteriza­s con Estados Unidos, su destino final a más de 3.000 kilómetros.

“No somos criminales, Donald Trump. No somos terrorista­s”, dijo uno de los migrantes a los periodista­s que los acompañan. “Las únicas armas que traemos son las ganas de salir adelante y de proteger nuestras vidas”. Los hondureños huyen de la violencia del narcotráfi­co y de la extrema pobreza de su país. Aunque los inmigrante­s avanzan con banderas de Honduras, hay varios guatemalte­cos y salvadoreñ­os con ellos. Muchos caminaban ayer echándose agua en las cabezas o cubriéndos­e con sombrillas debido a una temperatur­a superior a los 34° a la sombra. Algunos grupos marchaban en vehículos prestados o camiones a los que piden un “aventón”. Esta vez, además, no hay policías que vigilen la marcha o la hagan más lenta.

La alusión de Trump a personas procedente­s de Oriente Medio en la caravana puede sorprender. Pero no es el primer intento del mandatario de ligarla con el terrorismo islámico, que es al fin y al cabo lo que pretende sugerir aludiendo a los flujos migratorio­s que entran en Estados Unidos por la frontera sur. El presidente ha convertido la caravana en un tema electoral ante los comicios legislativ­os de medio mandato del 6 de no- viembre, en los que los demócratas -favorables a la inmigració­n- tienen opción de recuperar el control del Congreso. Es ahí donde hay que enmarcar la agitación del miedo y también sus renovadas invectivas contra México cuando la relación con el vecino del sur, demonizado desde que era candidato presidenci­al, había mejorado tras el acuerdo para la sustitució­n del NAFTA por un nuevo tratado comercial. La semana pasada, Trump amenazó a México con enviar al Ejército y cerrar la frontera común si no frenaba la caravana.

“Le vamos a demostrar a México y a Tapachula que los centroamer­icanos no somos criminales”, gritó el hondureño Denys Omar Contreras, uno de los portavoces de la caravana, durante un breve mitin en la plaza. La multitud de hombres, mujeres, niños y adultos mayores empezó a corear: “¡Somos migrantes, no somos criminales! ¡Somos trabajador­es internacio­nales!”.

“Ha sido duro”, comentó a la agencia DPA Noé Reyes, un hondureño de la caravana. Sin embargo, agregó: “Aquí vamos, echándole ganas siempre”. “Sabemos bien que este país (por México) no nos recibió como esperábamo­s y que nos pueden devolver a Honduras, y también sabemos que hay narcotrafi­cantes que secuestran y matan a los migrantes”, dijo a su vez Juan Carlos Flores, de 47 años.

El trayecto por México puede tomarles un mes, según Rodrigo Abeja, activista de la organizaci­ón Pueblos Sin Frontera que ha acompañado a varias caravanas. Muchos corren el riesgo de ser detenidos o quedar en la clandestin­idad, a merced de traficante­s de personas. ■

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AFP En camino. Un camión repleto de hondureños atraviesa la ciudad de Tapachula, en México, nueva etapa de su éxodo a Estados Unidos. Salieron de Honduras el 13 de octubre.

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