Cómo cambió el deporte gracias al desarrollo tecnológico
De los jueces de llegada y el cronometraje manual a la toma electrónica, el fotofinish y los sensores biomecánicos.
Si de algo se dio cuenta el millón de espectadores que presenció en vivo los Juegos Olímpicos de la Juventud es que no hay mejor manera de ver un espectáculo deportivo que sentadito y por televisión. La experiencia de estar al lado de un atleta no se compara, porque genera una adrena- lina contagiosa, pero a cambio se resigna ver todos los detalles.
Es que hace tiempo que el desarrollo tecnológico permite disfrutar del deporte con multiplicidad de cámaras, tiempos precisos, gráficos esclarecedores y precisión para saber qué esgrimista tocó al otro y qué velocista cruzó primero la meta. Así como las mejoras en el calzado, la indumentaria y los materiales deportivos mejoraron el rendimiento del atleta, los avances tecnológicos potenciaron al deporte como show a consumir y a disfrutar.
“Hay dos momentos clave en la historia del control de tiempo en el deporte. El primero duró veinte años, entre finales de las décadas de 1940 y de 1960, y el segundo es el que presen- ciamos en esta era y está en constante desarrollo”, analiza Alain Zobrist, el CEO de Omega Timing, responsable de la toma de tiempos olímpicos desde Los Ángeles 1932.
“El primer cambio radical fue pasar del control de tiempo manual al electrónico. Al comienzo, el electrónico se usaba de reserva y con los años la confianza creció y de repente pasó a ser el modo oficial. Fue un desarrollo significativo y llevó a que en 1961 por primera vez se insertara un elemento gráfico en la televisión: el reloj con el cronómetro en las pruebas de esquí. Hoy hay gráficos en todas partes de la pantalla y ya están todos acostumbrados”, continúa ante Clarín el especialista, que estuvo en el país durante Buenos Aires 2018.
“Hoy estamos en otra era de cambio -agrega-. Si antes la tecnología se creaba sólo en función de la largada, los tiempos intermedios y la llegada, en los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018 introdujimos un sistema de sensores posicionados para detectar el movimiento biomecánico de los atletas y esta información sirve para que los deportistas, entrenadores, periodistas y el público los compare con los de otros”.
Este método desarrollado junto a las federaciones deportivas y a muchos atletas que funcionan como conejitos de Indias logra un completo análisis de la performance del deportista, que puede analizar en qué momento ganó o perdió tiempo, qué velocidad llevaba, cuáles fueron sus ángulos de ataque, cuál era la trayectoria y hasta cuánta fuerza G soportó.
Una de las variables para darse cuenta de que comparar deportistas de diferentes épocas es injusto es precisamente la toma de tiempos. Un detalle marca el momento que se vive. Para las pruebas de atletismo de los Juegos Olímpicos de 1932 hubo un solo responsable que viajó con 30 cronógrafos, el antecedente del cronómetro electrónico, en tren hasta la costa Oeste de Europa, en barco a Estados Unidos y de nuevo en tren hasta Los Ángeles. Así se eliminó la reacción humana para parar los relojes. Lo mismo ocurrió cuando se pasó de saber quién ganaba al cortar prime- ro la cinta a la introducción en Londres 1948 del primer fotofinish, que hoy, innovación mediante, permite tener 10.000 fotos por segundo en la línea de llegada.
En la pileta olímpica de Roma 1960, se produjo un hecho inédito en la final de los 100 metros libre. En cada andarivel había tres jueces tomando manualmente el tiempo y luego se sacaba el promedio de cada nadador. La mayoría de los ojos de los jueces le dieron la medalla de oro al australiano John Devitt, aunque los cronómetros habían marcado a favor del estadounidense Lance Larson.
Este episodio cambió la historia de la natación, porque la FINA le pidió a Omega desarrollar una tecnología que evitara este problema en el futuro. Siete años después, en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967, aparecieron los “touch pads”, esas placas que convirtieron a los nadadores en los únicos deportistas en parar su tiempo... hasta que llegó la escalada deportiva.
Otra disciplina en la que hace poco que se descartó el tiempo de reacción humana es el básquetbol, justo en el que se deciden partidos en los últimos segundos. Es que en el rectángulo los árbitros usan auriculares con un sistema que reconoce el sonido del silbato y lo transforma en impulsos eléctricos para parar el reloj.
La tecnología cambió la forma de ver el deporte. Y sigue cambiando... ■