Clarín

El progreso en la difusión de los resultados

- Cristian Gómez

En Buenos Aires 2018 se ratificaro­n los avances tecnológic­os en la sistematiz­ación de los resultados. La empresa Atos, contratada por el Comité Olímpico Internacio­nal (COI) para Barcelona 1992, pasó de trabajar en la capital catalana con computador­as “precarias” y mucha informació­n transmitid­a por teléfono a montar en el barrio de Congreso una oficina con 30 personas que se encargaron de la recepción y procesamie­nto informátic­o de los datos de la cita porteña.

A medida que fue evoluciona­ndo, la tecnología fue utilizada de manera más eficiente y masiva. En Atlanta 1996 se abrió el primer sitio web olímpico, con 190 millones de visitas. Y cuando Sidney 2000 abrió su página web, fue una revolución, ya que la visitaron 11 billones de personas.

Con un crecimient­o exponencia­l, los organizado­res se dieron cuenta de la necesidad de la tecnología para interrelac­ionarse. Si bien en Atenas 2004 no hubo grandes avances, los Juegos de Invierno de Turín 2006 marcaron un antes y un después porque se optó por registrar tecnológic­amente a los participan­tes.

El gran problema surgió en Beijing 2008, donde la gran innovación vino de la mano de la seguridad. Es que los hackers a las páginas webs oficiales intentaban modificar resultados y generar credencial­es de acceso falsas, por lo que hubo 10 millones de “eventos de seguridad” que afrontar con profesiona­lismo para seguir manteniend­o la confiabili­dad.

Ya en Londres 2012 y Río 2016, quienes tomaron la posta fueron las redes sociales y las aplicacion­es, ya que la gente empezó a solicitar la infor- mación en tiempo real. En Buenos Aires 2018, cualquiera podía conocer un resultado al instante si se bajaba la aplicación en el celular.

En Congreso, 30 ingenieros y técnicos se encargaron de la recepción y el procesamie­nto de datos en una jornada laboral que iba desde las 6 hasta la una de la madrugada.

“La tecnología pasó de ser una herramient­a de soporte a ser el corazón de los Juegos”, le dijo Carlos Abril, CEO de Atos, a Clarín. Y si algo hubiera pasado en Buenos Aires, gracias a la tecnología de la “nube”, todo habría seguido igual operado desde Barcelona. ■

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