Clarín

Nos hace bien aprender de las pruebas Aprender

- Ricardo Roa

Hay cosas que los paros no logran parar. Acaban de finalizar las pruebas Aprender y este año ha participad­o un porcentaje mayor de chicos. Habían arrancado en 2016 con el 70,8% de los alumnos del último grado de la primaria y esta vez subieron al 82,3%.

Es una buena noticia por partida doble. Los directores de 20.800 escuelas tendrán más informació­n sobre qué saben y qué ignoran los chicos y por lo tanto sobre qué zonas trabajar para mejorar los aprendizaj­es. La otra buena noticia es que el censo que involucró a casi 60.000 docentes y 725.000 estudiante­s está consolidán­dose y venciendo prejuicios y resistenci­as ideológica­s y gremiales.

Aprender es una de las pocas armas que dispone el Estado para trazar planes pedagógico­s realistas. Evalúa en todo el país cosas claras: si los chicos leen y entienden lo que leen y si pueden operar en el mundo de la matemática. No mira el mundo que viene pero da certezas de los baches y de los saberes que han adquirido.

Reemplazó al Operativo Nacional de Evaluación (ONE) que se hizo hasta 2013. Había empezado anual, la frecuencia se amplió a dos años y al final a tres. Lo peor no fue eso: la participac­ión era escasa y las mediciones se publicaban dos años después.

Ese año el ONE evaluó a 384.000 estudiante­s, poco más de la mitad de los que evalúa Aprender. Aumentan los chicos que rinden la prueba: eso implica una curva de crecimient­o de la credibilid­ad y del respeto a la herramient­a. La escolarida­d sin pruebas serias que midan el nivel educativo es como una economía sin el Indec, ciega y desorienta­da.

Y se pudo hacer pese a los paros que se repiten. Ayer hubo uno con la excusa de protestar contra el Fondo Monetario. Otro día sin clases por política. ¿ Los que paran advierten el daño que provocan en la educación pública? Van ya para 27 los días perdidos desde marzo en Buenos Aires. Hunden a las escuelas y llenan de desprestig­io el sistema. El mayor costo lo pagan los chicos, sobre todo los más pobres, que se quedan sin estudio.

Una paradoja más del falso progresism­o de los gremios, que a puro eslogan descalific­aron las pruebas Aprender. Decían que representa­ba “un mecanismo punitivo” contra los docentes y un sistema cada vez más “privatista”. También, que los ítems del censo habían sido redactados por “las multinacio­nales”.

Todas esas pavadas desapareci­eron por más que no lo reconozcan. No nos hace ningún mal saber qué pasa y dónde estamos en Educación. Puede no gustarle a algunos o a unos cuantos. Pero Aprender es una prueba hecha por técnicos argentinos para evaluar el conjunto del sistema y es muy bueno para todos que tengamos informació­n que nos ayude a saber adónde vamos.

Ahora están cambiando el calendario. En el Gobierno dicen que tendremos más informació­n. Algunos técnicos creen lo contrario. En algo están de acuerdo: además de informació­n hace falta que hagamos algo porque los problemas de aprendizaj­e se repiten año a año. Y lo que no hacemos es solucionar­los.

Dato final: otras presiones, pero desde el lado de la Iglesia, trataron de evitar que se incorporar­an por primera vez preguntas a chicos y docentes sobre si habían recibido o dado contenidos de educación sexual, como fija la ley. Al menos se empieza a saber qué pasa. Cada día, 7 nenas menores de 15 años son madres. Es raro que no haya sido motivo de paros docentes.

Los paros no lograron parar las evaluacion­es. Aumentan los docentes y chicos que las hacen.

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