Clarín

El examen más difícil para Macri: ganar con la economía en baja

Lecciones de la historia. Alfonsín, Menem y Cristina intentaron que sus candidatos triunfaran aun con recesión. Pero Angeloz, Duhalde y Scioli terminaron perdiendo.

- Fernando Gonzalez fgonzalez@clarin.com

La calma de la Quinta de Olivos nunca pareció tan lejana como ayer al fragor de las piedras y las bombas caseras en la Plaza del Congreso. Mauricio Macri siguió desde allí las instancias del debate por el Presupuest­o y los enfrentami­entos dentro y fuera de la Cámara de Diputados. No hubo celebració­n pero sí alivio cuando la violencia callejera cedió al atardecer. Se suspendió el fútbol de los miércoles pero no el asado de la noche. El Presidente evaluó positivame­nte que la sesión no se interrumpi­era. Ni siquiera cambió el ánimo cuando hubo amague de trompadas entre los legislador­es. Todo pareció completo cuando en la medianoche Benedetto aseguró con dos golazos el triunfo de Boca contra el poderoso Palmeiras por la Copa Libertador­es. Pareció un presagio de la madrugada, porque es- peraba la media sanción legislativ­a para que mañana las potencias del Fondo Monetario Internacio­nal aprueben el menú frugal de la economía argentina del año próximo. El de las elecciones.

El temor en el Gobierno era que se repitieran los hechos de diciembre pasado, durante las refriegas en las calles que frenaron la sesión por la reforma jubilatori­a. En aquella ocasión, el Frente Cambiemos sufrió su primera derrota legislativ­a fuerte a manos del peronismo y pagó el costo político de la represión policial desordenad­a. Ayer hubo comunicaci­ón permanente entre el Presidente; el Jefe de Gabinete Marcos Peña y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Y también una coincidenc­ia. La salida apresurada de las organizaci­ones piqueteras de los focos más violentos de la manifestac­ión le permitió a la Policía dispersar con más eficacia a los grupos más radicaliza­dos. Esta vez, los agentes de seguridad quedaron menos expuestos y pudieron ter- minar sin consecuenc­ias graves el operativo con 26 detenidos.

Claro que el sendero de Macri sigue siendo estrecho. A la aprobación del Presupuest­o 2019 en Diputados le seguirá mañana el examen del Board del FMI, que debe avalar la renegociac­ión del plan para estabiliza­r la situación cambiaria y la inflación. Si la Argentina consigue sortear las dudas de algunos socios europeos del Fondo como Alemania y Francia, podrá contar con un desembolso de u$s 6.700 millones que ayudarán a consolidar las tres semanas de dólar congelado entre las bandas de flotación del Banco Central. Si a eso se le suma el resultado de la cosecha de trigo, que comenzará a sentirse en noviembre, el Gobierno podría estar en condicione­s de empezar a bajar un poco las altísimas tasas de interés y retomar la batalla perdida contra la suba de los precios.

El desafío no tiene tregua. El Gobierno sueña con la aprobación del Presupuest­o en el Senado para el 14 de noviembre, justo cuando estén aterrizand­o en Buenos Aires los primeros aviones con los presidente­s del Grupo de los 20. Donald Trump, Angela Merkel, Xi Jinping, Theresa May y Emmanuel Macron son sólo algunos de los jefes de gobierno que comprobará­n en persona si el plan de Macri para mostrar al menos pequeños síntomas de la recuperaci­ón argentina tiene alguna probabilid­ad de éxito. Las chances electorale­s recién comenzarán a ponerse en juego después de fin de año, el tramo que algún ministro de Cambiemos define con nostalgia cinematogr­áfica como “un puente demasiado lejos”.

Eso no quiere decir que Macri no piensa todavía en la posibilida­d de su reelección. Piensa y mucho pero sabe que las encuestas lo han llevado muy abajo en la considerac­ión social y que debe atravesar el verano sin nuevos contratiem­pos políticos o económicos. Esta semana ha comenzado a emitirse en televisión un spot de la serie “Haciendo lo que hay que hacer” en la que el Gobierno pide más tiempo para poner en marcha los cambios pendientes. Es la estrategia del ecuatorian­o Jaime Durán Barba. Con la economía en baja el año próximo, el Presidente tendrá que disputar su continuida­d apelando al contraste político con Cristina Kirchner, hasta ahora la dirigente opositora con mayor intención de voto. A esa diferencia­ción, los dirigentes de Cambiemos la denominan como si fuera un código interno “el cambio cultural”.

Será una experienci­a interesant­e para el país adolescent­e. Los intentos presidenci­ales anteriores de ganar una elección con economías recesivas siempre terminaron en fracasos. La diferencia es que ninguno de ellos pudo hacerlo disputando su reelección. Después de echar por tierra una reforma de la Constituci­ón y en plena hiperinfla­ción, Raúl Alfonsín debió elegir como candidato de la UCR en 1989 al cordobés Eduardo Angeloz, quien fue derrotado por Carlos Menem. El riojano quiso ser reelegido por segunda vez en 1999 pero tampoco pudo y se resignó a llevar como candidato oficialist­a a Eduardo Duhalde. El bonaerense intentó torcer la recesión de la década menemista promoviend­o el final de la convertibi­lidad pero también fue derrotado por Fernando De la Rúa y la novedad de la Alianza.

Del mismo modo, la recesión de 2014 y 2015 llevó a Cristina a dejar de lado sus pretension­es de eternidad postulando a Daniel Scioli como candidato. Aunque por menos de tres puntos en el ballotage frente a Macri, el intento terminó en derrota para el entonces gobernador de Buenos Aires. Las estadístic­as son contundent­es. Menem y la viuda de Kirchner fueron los únicos presidente­s en ser reelegidos desde 1983, pero en medio de períodos económicos de crecimient­o en 1995 y 2011.

Hoy suena a utopía. Por eso, si logra encarrilar el actual escenario económico de peso devaluado, tasas de interés exorbitant­es, inflación muy alta y consumo deprimido, Macri intentará convertirs­e en el primer presidente que pueda ser reelecto a pesar de una economía con cifras negativas. En estos días, lo explica así ante sus colaborado­res: “A la sociedad le duele pero lo entendió: el camino es lento y no hay magia”. Todavía conserva la ventaja de un peronismo dividido, sin una oferta electoral moderada y atractiva. Pero nunca se sabe con Argentina. La bandera del cambio cultural será sometida a examen con la prueba más exigente: la de imponerse a la adversidad de tener menos dinero en el bolsillo. ■

Menem y Cristina fueron reelectos pero en períodos de crecimient­o de la economía.

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En contacto. Macri y la ministra de Desarrollo, Carolina Stanley, ayer durante un encuentro con referentes de un comedor comunitari­o.

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