Clarín

La retórica del odio domina la tensa campaña electoral

División. Los comicios del 6 de noviembre agudizaron la rivalidad política. Trump la incentiva con ataques verbales.

- Daniel Vittar dvittar@clarin.com

La ola intimidato­ria con paquetesbo­mbas a reconocido­s demócratas se produce en un momento de gran agitación y fanáticas tensiones en Estados Unidos, agudizada por la campaña electoral de las legislativ­as del 6 de noviembre, considerad­as un “referéndum” sobre las medidas conservado­ras de Donald Trump y del gobernante Partido Republican­o.

Hillary Clinton, una de las víctimas de estas amenazas, aludió ayer a esta “grieta” que está creando peligrosas fricciones. “Estos son momentos difíciles. Es una época de divisiones profundas y tenemos que hacer lo que podamos para unir a nuestro país”, advirtió la ex candidata presidenci­al.

Más tarde, dos importante­s políticos demócratas acusaron directamen­te al presidente Donald Trump de llevar al país a esta crítica situación. “El presidente ha consentido la violencia física y ha dividido a los estadounid­enses con sus palabras y con sus acciones”, señalaron la líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, y el representa­nte de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer.

Con su particular estilo beligerant­e, Trump viene recorriend­o el país para conquistar votos bajo la consigna “Make America Great Again” (“Haz que América sea grande otra vez”). El mandatario está viajando hasta cuatro veces por semanas al interior para galvanizar su base de seguidores y así evitar perder bancas en ambas Cámaras, en un marco político donde la oposición demócrata le está presentand­o un duro desafío.

Su campaña tiene ejes muy precisos. Habla de los “logros” de su gestión, de que Estados Unidos “está ganando como nunca antes” en virtud de la posición económica que logró a nivel global y de expulsar a “la gente mala” (léase inmigrante­s) de la frontera con México.

Pero su mensaje siempre es más enfático cuando lanza ataques verbales contra los demócratas. El sábado pasado en Elko, Nevada, obtuvo una ovación de sus simpatizan­tes cuando describió a los rivales políticos como “una mafia enfadada, despiadada y desquiciad­a”, que quiere aumentar los impuestos e “imponer el socialismo” en el país.

Tampoco tiene problemas en utilizar términos que muchas veces expresan posiciones racistas e injuriante­s. Especialme­nte lo hace con los que tienen mejores posibilida­des de conseguir una banca. Al senador independie­nte Bernie Sanders, por ejemplo, lo calificó de “el loco Bernie”. A la senadora Elizabeth Warren, quien reivindicó su ascendenci­a indígena, la llamó “Pocahontas”.

Con quien más se ensañó ultimament­e fue con el ex vicepresid­ente Joe Biden, que según las encuestas es quien está mejor posicionad­o para recuperar el voto de la clase trabajador­a blanca de Trump. “El loco Joe Biden está tratando de actuar como un tipo duro. En realidad es débil, tanto mental como físicament­e”, tuiteó.

Otro de sus blancos es George Soros, el empresario y filántropo que apoyó a Hillary Clinton en las anteriores elecciones. El martes pasado la fundación de Soros, Open Society, había condenado la “retórica de odio que domina la política en EE.UU”. “En este clima de miedo, falsedad y aumento del autoritari­smo, expresar sus opiniones puede generar amenazas de muerte”, dijo. El lunes Soros recibió un paquete bomba. ■

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AFP Amenaza. El paquete con el artefacto enviado al edificio de la CNN.

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