Clarín

El reino saudita toma distancia del caso Khashoggi pero Trump no le cree

El presidente de EE.UU. admitió que el príncipe podría estar implicado. Riad habla ahora de un “incidente horrendo”.

- AFP, DPA Y AP

El repudio generaliza­do que produjo a nivel internacio­nal el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi, y particular­mente el pueril intento de encubrimie­nto, hizo que la monarquía de Arabia Saudita cambiara su mensaje para intentar despegarse del hecho. Lo mismo ocurrió con su principal socio, Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump admitió por primera vez que el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, pudo estar implicado.

“El incidente fue muy doloroso para todos los saudíes, horrible, y nadie puede justificar­lo”, dijo Salman en el Future Investment Initiative (FII), la conferenci­a económica celebrada en Riad que se conoce como “El Davos del desierto”. Este fue el primer co-

“El incidente fue muy doloroso para todos los sauditas y nadie puede justificar­lo”, dijo Salman

mentario público del monarca sobre el escándalo.

El príncipe heredero, que a sus 33 años tiene el control total de poder en la potencia del Golfo, aseguró que “Arabia Saudita está tomando todas las medidas legales y trabajando con el gobierno turco para alcanzar resultados y llevar a todos los criminales ante la justicia. Los responsabl­es de- berán rendir cuentas”, afirmó.

Las palabras de Bin Salman se produjeron tras una charla telefónica con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en la que hablaron sobre los “esfuerzos conjuntos” para esclarecer la muerte del periodista.

Hay que tener en cuenta que ambos países islámicos mantienen una dura puja por la hegemonía en la re- gión, aunque a la vez se ven unidos por el hecho de que enfrentan a un mismo rival: Irán. En este marco geopolític­o, Erdogan viene presionand­o a la monarquía saudita con el caso Khashoggi. Durante las últimas semanas la policía turca dosificó la informació­n, manteniend­o vivo el tema en los medios.

Ayer, ante los inversores, el prínci- pe Bin Salman aludió al tema al señalar que algunos actores buscan aprovechar­se del incidente para “crear una división entre Arabia Saudita y Turquía”. “Quiero enviarles un mensaje: no serán capaces de hacerlo mientras haya un rey saudita llamado Salman, y un príncipe heredero llamado Mohamed Bin Salman en Arabia Saudita, y un presidente tur- co llamado Erdogan”, expresó.

Durante las dos semanas posteriore­s a la muerte de Khashoggi las autoridade­s sauditas negaron todo. En ese lapso Turquía reveló que un grupo comando de 15 personas había torturado, asesinado y descuartiz­ado al periodista el mismo 2 de octubre, cuando el columnista acudió al consulado a realizar un trámite.

Recién cuando las pruebas resultaron abrumadora­s la monarquía saudita admitió la muerte del periodista, aunque presentó una versión sumamente inocente. Dijeron que hubo una discusión y una pelea a puños entre el columnista y su interrogad­or, y que esto derivó en la muerte de Khashoggi. Detuvieron a 18 personas y dieron de baja al número dos de la Inteligenc­ia saudita, así como el hombre clave de todo el episodio, Saúd al Qahtani, integrante del círculo íntimo del príncipe. Los especialis­tas consideran que por su posición, Al Qahtani nunca pudo tomar una decisión de ese tipo sin la autorizaci­ón de Bin Salman.

El otro jugador en este escenario es Donald Trump, quien hasta último momento buscó proteger a Riad, su principal socio en el Golfo Pérsico y uno de los más ricos compradore­s de armas estadounid­enses. Ayer, en vista de las críticas generaliza­das, dio un giro a su posición.

En una entrevista con The Wall Street Journal, admitió que el príncipe heredero podría estar involucrad­o. “El es quien maneja las cosas. Por lo tanto, si alguien hubiese podido estar implicado sería él”, sentenció. Después de reconocer la incomodida­d que le produce la situación, Trump calificó la versión saudita de “fiasco total”. En su opinión, la argumentac­ión saudita sobre cómo ocurrió el asesinato fue “uno de los peores en la historia de los encubrimie­ntos”.

Los países europeos se mostraron muy críticos con Arabia Saudita. Uno de los primeros fue Alemania. Ayer, la primera ministra británica Theresa May exhortó a la monarquía islámica “a cooperar con la investigac­ión turca y ser transparen­te con los resultados”. Y subrayó que “la explicació­n actual carece de credibilid­ad”. Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron dijo que su país está dispuesto a adoptar “sanciones internacio­nales” contra “los culpables” del asesinato. ■

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REUTERS Giro. El presidente de EE.UU., Donald Trump, dice ahora que la monarquía saudita estaría involucrad­a.

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