El deseo es que Armani vuelva a ser Superman y no Clark Kent
No es Superman. Tampoco Batman. Pero parecía tener esa capa de superhéroe. Sin embargo, en los últimos dos partidos de la Copa Libertadores no fue el de siempre. Contra Independiente, sus compañeros lo salvaron. Y ante Gremio el equipo no apareció. Y las miradas, entonces, apuntaron a Franco Armani, quien tuvo su alta cuota de responsabilidad en el gol visitante. Esta vez, el gigante de 190 centímetros fue un ser humano más y no pudo evitar la derrota de River.
Seguramente, después del partido, lo primero que hizo fue revisar la jugada del gol de Michel. Es que el arquero se autodefine como un “híperexigente” con sí mismo y siempre repasa sus intervenciones para ver si cometió errores y cómo hacer para mejorarlos. De hecho, cinco de los ocho goles que recibió River en este semestre fueron de pelota parada.
Esos centros venenosos son el Talón de Aquiles del casildense de 32 años y de todo River. Contra San Lorenzo, cuando Nicolás Blandi le quitó el invicto de 965 minutos en el torneo local, la marca más importante de la historia de River, fue a través de un cabezazo en el área chica, tras un envío que llegó al primer palo.
¿Dónde estuvo la falla de Armani en el gol contra Gremio? Tal vez en hacer algo que no se recomienda en el manual del arquero: quedarse a mitad de camino entre salir o no hacerlo. Cuando intentó retroceder ya era tarde y tuvo que ir a buscar la pelota adentro del arco.
Quizás, también, hubo un error de cálculo. Dio el paso hacia adelante como si esperara que la pelota cayera en el centro del área chica. Pero no contó con que la ejecución fuera tan precisa. Y tampoco calculó el impresionante salto de Michel.
Y ahí aparece la otra parte de la responsabilidad en el gol. Exequiel Pa- lacios perdió la marca de Michel y a Rafael Santos Borré, parado en el vértice del área, le sobró la pelota. Tampoco Lucas Pratto, que estaba allí cerca, fue sobre el jugador de Gremio.
Así como Armani salvó a River en muchas ocasiones, fue figura y recibió millones de elogios, esta vez quedó en deuda. En esta Copa, incluso, tuvo destacadas actuaciones. Contra Racing dejó el arco en cero con buenas tapadas en los dos partidos. Y en la ida de cuartos de final ante Independiente fue el mejor del partido con varias atajadas, una de ellas extraordinaria a Emmanuel Gigliotti.
Sin embargo, en la vuelta con el Rojo, cuando River ganaba 1-0, dejó un rebote corto tras un remate de Gigliotti y Silvio Romero la mandó adentro. El error quedó maquillado por el 3-1 y el pasaje a semifinales.
Tras el 0-1 en la ida ante Gremio, River ahora necesita de una hazaña el martes en Porto Alegre para alcanzar la final. Y para ello deberá contar, entre otras cosas, con un Franco Armani más parecido a un superhéroe. Que vuelva a ser Superman y no Clark Kent. ■