El sabor del (re)encuentro
Con el visto bueno de John Carpenter, esta secuela de la original “Halloween” no le rinde el mejor tributo.
Michael Myers, el asesino con máscara y cuchillo en mano, y la baby sitter Laurie Stroud vuelven a tener un encuentro. Pero el sabor del reencuentro tiene un gusto distinto.
A saber: pasaron 40 años de aquella Noche de brujas en Haddonfield, Illinois, pero no las nueve secuelas o remakes. Hay que olvidarse de ellas, porque el director David Gordon Green ( Experta en crisis) y sus coguionistas así lo han decidido. Las confrontaciones ya vistas no existieron. Michael estuvo confinado y sin hablar estas cuatro décadas, mientras Laurie se transformó en una abuelita vengadora.
Armada y preparada hasta los dientes, Laurie (de nuevo Jamie Lee Curtis) no tiene un cabello de ingenua. No pregunten cómo, pero ella construyó una guarida en el bosque, ale- jada del pueblo, con sótano como refugio casi inexpugnable, esperando que su hermano salga, alguna vez, de la prisión.
Y por supuesto que esto sucede. Y por supuesto que Michael la buscará y encontrará, tras dejar un tendal de cadáveres, no como en la original donde sólo masacraba a 5 personas y un perro.
Pero así como Michael es la maldad en persona, y en frasco grande, y no ha cambiado nada, Laurie, sí. Bueno, son tiempos del #MeToo, y entonces si hace 43 años Spielberg en Tiburón hacía que tras que fallaran el pes-
cador especialista y el ictiólogo para acabar con la amenaza, fuera el hombre común (el jefe de policía Brody) el que terminaba con el escualo, ahora cuando los hombres no logran cazar a Michael será la dinastía Stroud: la abue Laurie, su hija (Judy Greer) y su nieta Allyson (Andi Matichak).
Se sabe que a los fans no hay nada ni nadie que los distraiga y los convenza de que, tal vez, quizá, en una de ésas, esta Halloween no esté a la altura ni le rinde el sentido homenaje que se merecía la primera. Pero quienes somos fanáticos de la original y de la primera secuela (la de 1981, tal vez más aterrorizante que la primera) sentimos que por más que John Carpenter y Curtis estén involucrados… no es lo mismo. Algo falta. Algo falló.
Y no lo es porque, si bien el plot, la excusa argumental es la misma, hay un solo momento que crispa los nervios. Y es al comienzo, cuando un par de periodistas de investigación británicos llegan hasta la prisión a visitar a Michael.
Después, el slash y el gore se apoderan de toda intención, aspiración, sueño o deseo desde la platea porque aquello que nos atrajo hace 40 años vuelva a suceder.
Y no.
Con todo, al ver esta Halloween los que ni siquiera saben quién es Michael y les gusta el cine de terror “moderno” no saldrán defraudados. A los fans, en fin, nos queda el recuerdo de las primeras o rastrear en algún maratón o por Internet aquellas dos películas que sí metían miedo. ■