Una misa de desagravio por una celebración en Luján
Aprecio desafortunada la misa concelebrada por el obispo Agustín Radrizzani y otros sacerdotes el sábado último a pedido de personas o de instituciones intermedias comprometidas en avanzadas causas judiciales. Como católico, me es intrascendente la absolución o condena de los peticionantes encausados, ya que es cuestión a ser dirimida por la Justicia, pero me resulta agraviante la pública apropiación por aquéllos de la imagen de la Virgen de Luján, Patrona de nuestra Patria, con una finalidad sutilmente ajena a lo espiritual.
Para nosotros, la Virgen de Luján no es una imagen ni un símbolo pasible de aprovechamiento mundano, sino es una realidad espiritual, religiosa y maternal que protege a nuestra Patria en sus grandes causas, sin banderías políticas, partidarias ni de cualquier otra naturaleza.
Por tal motivo, es mi deseo, y así lo pido, que las silenciosas autoridades eclesiásticas -en desagravio a esta anómala e irrepetible apro- piación- convoquen a la grey católica a una celebración litúrgica en las condiciones que estime más convenientes. Para el caso que así fuera, descuento que allí estará el pueblo argentino católico acompañando con fervor a su Patrona, confirmando el legado evangélico que dice “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, y rezando la oración “Por la Patria”.