Clarín

Bajo el río Un túnel a 40 metros para una nueva cloaca

El primer sistema que se construye desde 1946

- Maria Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

El descenso es de tres minutos. Primero desaparece la línea recta del Río de la Plata. Después se pierden los puentes grúa monstruoso­s y amarillos. El resto del tiempo, dentro de una caja/ascensor con una capacidad máxima de diez personas, es mirando las paredes. Son circulares, gruesas, ásperas, de hormigón. Con caños, escaleras, plataforma­s y números rojos que marcan la profundida­d: 5, 10, 15, 20, 45 metros.

“Estamos bajando el equivalent­e a un edificio de 15 pisos”, dice Marcela Álvarez, directora de las obras del Sistema Riachuelo a cargo de AySA, el megaproyec­to de cloacas más importante de la Argentina en los últimos 70 años, que transporta­rá y tratará desechos cloacales de la Ciudad y el Gran Buenos Aires, costará 1.200 millones de dólares y beneficiar­á a 4,3 millones de personas, el 10% de la población del país.

Es jueves al mediodía en la costa del Río de la Plata, detrás de las refinerías del Polo Petroquími­co Dock Sud. “Tranquilos hay cinco metros de hormigón armado por debajo de nuestros pies”, dice Álvarez, a poco de salir del ascensor, dando la bienvenida al pozo cuatro. Y explica: “Son los más profundos que se hicieron en el ámbito metropolit­ano y se los inundó para mantener un equilibrio de presiones. Luego, una vez que se aseguró el fondo, se los vació de a poco”.

¿Por qué construir cuatro pozos y no uno gigante? Álvarez dice que hubiese sido imposible contener la estructura y sostener la base. La única forma fue partirlos y después vincularlo­s. A su espalda, hay tres aperturas enormes, que funcionan a modo de puerta sin puerta y conectan a las fosas entre sí. Se las llama portales, como en los relatos de ciencia ficción. También a su espalda están los obreros, quienes esperan para subirse al ascensor. Es momento de recambio. Acá, bajo tierra, se trabaja los siete días, ocho horas diarias en turnos de tres.

Marcela Álvarez -ingeniera, menos de 1,50 de altura, 52 años, líder- saluda a los operarios. Milquinien­tas personas, a lo largo de la obra Sistema Riachuelo, están bajo su mando. El megaproyec­to, en la órbita del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, empieza a 16 kilómetros de estos pozos, en el límite entre La Matanza y Villa Lugano, y termina en este punto. Los pozos son la puerta de entrada al emisario Riachuelo.

“Vengan, los voy a llevar a un lugar que no se pueden perder. Crean en mí”, grita Álvarez. El ruido de obra metálico y permanente- le tapa la voz. Gira y se dirige hacia una gran boca oscura. Un grupo de nueve personas la siguen, en fila. Dos chinos están parados en el ingreso al túnel. Son empleados de la contratist­a Salini Impregilo, adjudicata­ria de los trabajos. Álvarez los presenta como especialis­tas en montaje y construcci­ón de túneles. Después los pasa, continúa su caminata, hasta llegar a un punto que sólo ella reconoce y dice: “Siéntanse privilegia­dos, estamos a 40 metros por debajo del Río de la Plata”.

Dentro del túnel la densidad del aire y la temperatur­a son distintas a la de los pozos. Hace más calor. La luz es tenue. La humedad se siente en la piel. El piso está cubierto de pasarelas, una para caminar y otra que funciona como una vía de tren. A la derecha, la pared acumula seis conductos: dos de aire comprimido, dos de agua fría y dos de desagües. También hay cables gruesos de media tensión. Arriba, en el techo, un conducto de goma amarilla se infla con aire fresco y, hacia el costado, se ve una cinta

transporta­dora en movimiento. Traslada tierra.

El equipamien­to está dirigido para un grupo de 35 hombres que trabajan en el frente del túnel. Están a cuatro kilómetros de donde pisa Álvarez. Esa es la extensión que ya alcanzó la tuneladora que construye el

futuro emisario Riachuelo. Se trata de un conducto de 12 kilómetros, que

va a recibir efluentes ya tratados en una planta cercana al túnel, en el mismo predio de Dock Sud. Su capacidad de transporte será de 27 metros cúbicos por segundo. Esa magnitud equivale a llenar siete estadios de fútbol por día.

El túnel se está construyen­do con una máquina alemana de 220 metros de largo, que tiene en su extremo un cabezal de corte que le permite extraer la tierra a medida que avanza. Por detrás hay una cabina de mando y vagones de tren, en los que los trabajador­es trasladan herramient­as y tienen desde baños hasta un comedor.

Y lo que sigue sorprende: “Una vez que el túnel se adentre 12 kilómetros por debajo del lecho del río, -dice Álvarezse pondrán unas máquinas que, desde el interior, van a hincar unos caños de acero, que saldrán en forma vertical y van a superar la base del río. Esos caños nos permitirán que el efluente pretratado se mezcle con el agua. Así el Río de la Plata completará la depuración”.

 ??  ?? La excavación. Cloacas en Capital y GBA para 5 millones de personas.
La excavación. Cloacas en Capital y GBA para 5 millones de personas.
 ?? FOTOS: ANDRÉS D’ELÍA ?? Tuneladora. Así son los vagones que transporta­n a los trabajador­es cada día. La obra se realizaa una distancia equivalent­e a unos 15 pisos pero bajo la superficie.
FOTOS: ANDRÉS D’ELÍA Tuneladora. Así son los vagones que transporta­n a los trabajador­es cada día. La obra se realizaa una distancia equivalent­e a unos 15 pisos pero bajo la superficie.
 ??  ??
 ??  ?? Pozo. Tiene 14 metros de diámetro y 45 de profundida­d. Hay cuatro.
Pozo. Tiene 14 metros de diámetro y 45 de profundida­d. Hay cuatro.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina