El festejo loco de River esperando a Boca
En medio de la euforia, ya se notaba todo lo que podía provocar una definición de la Copa en el Superclásico.
Nacía la madrugada y llovía con ganas, como en otras noches de épicas riverplatenses. El vestuario visitante del Arena do Gremio explotaba de felicidad. Los jugadores, el cuerpo técnico y los dirigentes cantaban y saltaban. Eufóricos por una victoria con sabor épico que ya empezaba a ser inolvidable. Por esos dos goles, el de Borré que marcó el 1-1 y el de Pity Martínez, de penal, que resucitaron a River y lo pusieron en la final. El vestuario se liberaba de las tensiones de la última semana. ¿Palmeiras o Boca? A esa hora sólo importaba el triunfo reciente.
“Nos terminamos de sacar esa espina que teníamos del partido con Lanús. Ese día nos golpearon y nos movieron la mesa. Un año después la volvemos a poner en su lugar”, aseguró uno de los protagonistas de la gesta ante Gremio. Hubo tiempo para acordarse de Boca también, pero una vez que se subieron al micro volvió la cautela.
Es que los jugadores de River son conscientes de que “aún no se consiguió nada”, más allá de la hazaña. Que aún falta dar un paso más. Y que no importaba quién sería el rival. Palmeiras es respetable. Y Boca... jugar la final con Boca tiene plus.
Por eso, en la cena hubo tranquilidad. Muchas sonrisas sí y hasta algunas bromas entre ellos, mientras comían en uno de los salones del hotel Deville Prime, donde había dos televisores gigantes en los que estaban repitiendo el partido.
Tras la cena, en la que tuvieron algunos “permitidos”, como premio por el triunfo y el esfuerzo, optaron por el camino de la prudencia y cada juga- dor se fue a descansar mientras, el lobby y el restaurante del hotel eran un desfile rojo y blanco. Dirigentes, allegados, hinchas, integrantes de la oposición... Una verdadera feligresía riverplatense. Hubo cantos y cuando vieron pasar a los jugadores y al cuerpo técnico los abrazos se multiplicaron. Sonó el hit: “El Pity Martínez, qué loco que está...” y también el clásico “Quiero la Libertadores... Y un bostero...”
“Muñeeeecooooo, muñeeecooooo”, estallaron cuando vieron aparecer a Marcelo Gallardo. También hubo ovaciones para el presidente Rodolfo D’Onofrio y para el secretario técnico Enzo Francescoli. Una vez más estuvo de visita Andrés D’Alessandro, quien también recibió el inmenso cariño de los hinchas y celebró por partida doble: por el triunfo de River y por la eliminación de Gremio, eterno rival de su Inter en Porto Alegre.
Al regreso, un nutrido grupo de hinchas esperó el charter en Aeroparque. Pura felicidad. Sólo esperaban conocer el rival... Nada menos. ■