Octubre del 83: la cima de la montaña y la tierra prometida
A finales de la última dictadura en Argentina, de una película sobre Martin Luther King me quedaron grabados sus discursos, en especial uno de los últimos, donde decía: “...yo he llegado a la cima de la montaña, y pude ver la tierra prometida...”.
Aquel 30 de octubre de 1983, pese a la difícil tarea que resultaba imponer la opción democrática a las pretensiones autocráticas o corporativas que se venían insinuando, logramos aquella inolvidable victoria de la democracia que cumple 35 años ininterrumpidos de vigencia. Fue entonces cuando más resonaron aquellas palabras, aquellas metas que denunciaba como objetivos el gran luchador por los dere- chos civiles. Y si bien hemos enfrentado años oscurantistas, oscuros, teñidos con las manchas de la miseria humana, cubiertos con la escara ruin de la corrupción y el desenfreno del egoísmo, devenido en deidad, hoy a 35 años de aquella verdadera gesta democrática, con gran entusiasmo retomo aquel desafío que exponía Martin Luther King, pues ese día yo también sentí que había subido a la cima de la montaña y pude ver la tierra prometida.
También hoy, pese a las dificultades que existen, comparto el optimismo que expresaba aquel líder al final de su discurso cuando decía: “...puedo asegurarles que juntos, lucharemos, para llegar un día a vivir en esa tierra prometida”.