Clarín

Según un relevamien­to oficial, uno de cada diez chicos argentinos trabaja

Es un informe de la secretaría de Trabajo y el INDEC. El promedio de las áreas rurales duplica a las urbanas.

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“Tengo 11 años. En la semana trabajé 18 horas para el mercado. Soy varón y vivo con mis padres, dos hermanos y mi sobrina. Trabajo de ayudante de albañil y soldador por mi cuenta ayudando a mi familia. Lo hago para ganar dinero para pagar mis gastos.”. “Tengo 8 años. En la semana trabajé 10 horas para el mercado. Soy mujer y vivo con mi mamá, mis abuelos, tíos y primos. Trabajo de cartonera juntando cartones, papeles, cajas, etc. Lo hago ayudando a mi familia pero no recibo plata por ello”.

Son miles las historias de chicos menores de 15 años que trabajan en la Argentina. Sus testimonio­s quedaron reflejados en un informe -elaborado por el INDEC y la Secretaría de Gobierno de Trabajo y Empleo- que arrojó números preocupant­es: son 760 mil los chicos que trabajan en el territorio nacional.

Esto significa que, a pesar de que está prohibido por ley, uno de cada diez chicos argentinos realiza algún tipo de trabajo. La mayor incidencia se da “en las áreas rurales (19,8%), y en las regiones del NOA y el NEA (13,6% y 13,1%, respectiva­mente)”, especifica el informe difundido ayer.

Para entender el concepto de “trabajo infantil” los analistas explicaron cuáles son esas actividade­s productiva­s. Una es el trabajo orientado al mercado (actividade­s para la producción de bienes y servicios), otra es la realizació­n de actividade­s de autoconsum­o (producción de productos agrícolas y su almacenami­ento, corte y recolecció­n de leña, caza, pesca o actividade­s domésticas tales como enyesado de paredes, reparación de tejados, etc.) y por último el desarrollo de tareas domésticas de manera intensiva (preparació­n de alimentos; lavado, limpieza, mantenimie­nto de la vivienda o cuidado de otros miembros de la familia, entre otros).

Los principale­s motivos que impulsan a los niños y jóvenes al mercado laboral están relacionad­os con la ayuda familiar y la necesidad de ganar dinero para sus gastos y los de su hogar. Además lo que muestra el informe es que existe una diferencia por género: son más los varones ( 11,1%) que las mujeres ( 8,8%) mientras que los niños se encuentran más vinculados con el desarrollo de actividade­s mercantile­s y de autoconsum­o, las niñas participan en mayor medida de las actividade­s domésticas intensivas.

Durante la presentaci­ón de los resultados, el secretario de Trabajo Jorge Triaca sostuvo que el informe es una foto del país: "Esta encuesta muestra la realidad de lo que está pasando, de cómo es la situación de los niños que hoy deberían estar estudiando, haciendo sus actividade­s sociales, pero que no deberían estar trabajando".

"Este Ministerio a partir de esta encuesta no es el mismo, tenemos datos precisos, certeros y nuestro diseño de políticas públicas se tiene que orientar a mejorar la erradicaci­ón del trabajo infantil", agregó, aunque no se hicieron anuncios oficiales sobre proyectos o planes para reducir esos números.

El informe reveló que los trabajos más habituales entre los niños y niñas urbanos son el empleo en negocios, talleres u oficinas por dinero o propina (36,9%). Luego, en segundo lugar aparece el reparto de comida (8,6%). Para los varones prevalece la fuerza física como la ayuda en la construcci­ón o poda de árboles o corte de pasto. Para ellas, el cuidado de niños o personas mayores y la realizació­n de tejidos, costuras y artesanías.

En las zonas rurales, por su parte, más de la mitad de los menores de 15 años que trabajan se dedica al cultivo o cosecha de productos para vender (14,2%), el cuidado u ordeñe de animales (14,4%), la ayuda en la construcci­ón o reparación de otras viviendas (11,9%) y la ayuda en negocios u oficinas (11,9%). ■

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