Clarín

Aunque está prohibido, en el país se sigue vendiendo

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Hace 15 años que el cigarrillo electrónic­o es objeto de discusión en el mundo y aún no están fijos los criterios sobre sus efectos en la salud. La ANMAT recién lo prohibió en 2011 y ratificó esa decisión en 2016. Pero en este 2018, es un boom a pesar de estar prohibido. Se ve gente vapeando en los espacios públicos, en lugares cerrados, en bares y hasta en el subte.

La clave, sostienen los representa­ntes que este viernes se reunieron en Buenos Aires en el 1° Foro Internacio­nal de Cigarrillo Electrónic­o, es el “vacío legal”. Ante la falta de regulación, las entidades redactarán un documento conjunto para advertir de los riesgos: dicen que no hay estudios a largo plazo para afirmar la inocuidad del vapeo. “Hoy no lo podemos monitorear, se vende en Internet libremente. Dicen que no genera humos de segunda mano, pero no es cierto, no hay evidencia. Sabemos que en los países donde está permitido aumentó el tabaco”, admite Gustavo Zabert, presidente de la Asociación Latinoamer­icana de Tórax.

El consumo de cigarrillo­s de combustión está en baja: la cantidad de fumadores es hoy de 1.100 millones, lo mismo que en 2010, pero con más población: representa el 20% de la población mundial contra el 27% de hace ocho años. “Hay que tomar una posición ahora, no esperar 30 años como hicimos para regular el consumo de tabaco”, pide Mina Gaga, titular de la Sociedad Respirator­ia Europea.

La FDA estadounid­ense aprobó su utilizació­n con las mismas restriccio­nes que el cigarrillo común y en la Unión Europea la situación varía según el país. Inglaterra es la “capital mundial” del cigarrillo electrónic­o. Curiosamen­te, el estudio más reciente, y fuerte, sobre sus efectos, que afirma que es un 95% menos dañino que los convencion­ales, es inglés. ■

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