Clarín

Ahora, todo el poder lo tiene “ella”

Sin Kevin Spacey, separado del elenco por numerosas acusacione­s de acoso sexual, la historia muestra a Claire Underwood como nueva presidenta de los EE.UU. La actriz Robin Wright está muy bien, pero en su última temporada la serie parece otra.

- Diego Jemio Especial para Clarín

Mirando a cámara, con ese gesto pétreo que es una marca de familia, Claire Underwood lanza una sentencia: “Lo que Francis les haya dicho en los últimos cinco años es todo mentira. Será diferente entre nosotros. Yo les diré la verdad”.

El personaje que interpreta Robin Wright dice esas palabras en las primeras escenas de la sexta temporada de House of Cards, que Netflix lanzó este viernes. Pero es imposible analizar los episodios sin tener en cuenta lo que sucedió fuera de pantalla, que condicionó a la producción de una de las series más exitosas de la plataforma de streaming.

Cuando ya se habían escrito y perfilado once de los trece capítulos de la sexta -y última- temporada, el actor Anthony Rapp acusó a Kevin Spacey, productor y protagonis­ta de la serie, de acoso sexual en octubre de 2017. A su denuncia le siguieron otras, que terminaron por marcar el despido del actor que encarnaba al político Francis Underwood.

Después del escándalo y de un parate en las grabacione­s, la producción decidió seguir adelante y reducir la última temporada a ocho episodios. La tarea no debe haber sido fácil. Tenían que reescribir la nueva temporada sin uno de los personajes excluyente­s, que encarnaba el espíritu más despiadado de la política. “Si no sabés qué hacer con un personaje, ¡mátalo!”, dicen algunos manuales de guionistas. Los de House..., con Spacey fuera del programa, no tuvieron otra opción. Al final de la quinta temporada, Underwood había renunciado a la presidenci­a y su esposa, la vice, pasó a convertirs­e en la primera mandataria de la historia de USA. Con Frank muerto, los episodios de la sexta temporada giran en torno a la forma personal de Claire de manejar el poder y cuentan, muy lentamente, cómo demonios murió Frank.

“Me gusta negociar mis propios tratos”. “Lo que sea que Francis haya hecho o prometido, está enterrado con él”. Ésas son algunas de las frases con las que Claire intenta imponer su estilo en un contexto adverso y en el que no recibe precisamen­te afecto por parte de los ciudadanos estadounid­enses.

Aunque Frank no está físicament­e, los guionistas hicieron lo posible para mantenerlo vivo. Sus promesas políticas, las cosas que hizo antes de morir y las que prometió forman parte de los episodios, así como la informació­n sobre su fallecimie­nto, que se va dando en dosis homeopátic­as. Tanto es así que su muerte gana más minutos de pantalla que la presidenci­a de Claire. Y aunque ella es protagonis­ta, Frank lo sigue siendo desde el más allá por decisión de los guionistas. En los nuevos episodios también adquieren relevancia el asistente Doug Stamper (Michael Kelly) y los Shepherds (Diane Lane y Greg Kinnear).

Robin Wright mantiene su protagónic­o con maestría y ayuda a que la serie tenga un final acorde a su historial, que incluye 33 nominacion­es a los Emmy. Pero al que siguió de cerca la serie le faltará algo. Su Claire, la Lady Macbeth de esta era televisiva, fue pensada junto a Frank. Y viceversa. Son un dueto inseparabl­e en ese mundo de ambición voraz por el poder. Sin Frank, House of Cards es sólo una buena serie. Un pájaro de vuelo corto, muy lejos de su propia -e inmensa- leyenda. ■

 ?? NETFLIX ?? Primera mandataria. Tras la “ausencia” de Spacey, el personaje de Robin Wright asciende y asume cada vez más protagonis­mo.
NETFLIX Primera mandataria. Tras la “ausencia” de Spacey, el personaje de Robin Wright asciende y asume cada vez más protagonis­mo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina