Clarín

“Es ella opinando sobre el mundo”

Tras la repercusió­n que tuvo la primera temporada en 2016, hoy la serie regresa “más cruda”. La actriz y creadora del programa cuenta cómo evolucionó desde entonces. “No hay en qué encasillar­me”, dice.

- Gaspar Zimerman gzimerman@clarin.com

Todo parece preparado para que la entrevista sea un capítulo más de Según Roxi, porque Julieta Otero llega vestida con una remera que reza “#menos” (uno de los lemas filosófico­s de Roxi para combatir la sobrecarga maternal) y acompañada por Margarita, su hija menor, de nueve años, que cada tanto vendrá a plantearle demandas filiales. Pero la gran culpable de todo es la mayor, Violeta, de 14: fue por los broncoespa­smos que sufría de bebé que su mamá empezó a descargar su angustia en un blog. “Se llamaba Qué difícil ser una mamá progre y era un diario íntimo online. Al principio no era para compartir. Pero después se lo pasé a mi amiga Azul Lombardía y se le ocurrió transforma­rlo en algo audiovisua­l. Y ahí empezó todo”. -Pasaron doce años, ¿cuánto te cambió la vida Roxi?

-No puedo ver esta década que pasó como un cambio por Roxi, porque tuve otra hija, abrí un teatro, escribí obras… Me pasó de todo en toda la vida. Sigo haciendo lo mismo que hacía hace veinte años: actuar, dirigir, escribir, dar clases, no tener un mango, correr atrás de las cosas. Seguro me cambió un montón la vida en general, y Roxi fue parte del proceso. No es que salgo a la calle y la gente me reconoce, no pasa eso. Es un producto más de un nicho de gente que tiene un amor muy fanático por el programa. -¿Es un programa de nicho?

Todos los universos que va atravesand­o -laboral, la puerta de la escuela, médicosest­án vistos desde su absoluta subjetivid­ad, y nos da la impunidad de decir lo que queramos”.

-No sé la definición. Hay un grupo de la comunidad artística que lo valora y lo sigue a full, y tiene sus fanas, un segmento de gente vinculada a la maternidad. No sólo madres: también hombres, mujeres, algunos hijos. Hay dos motivos para ver el programa: uno es por ser fana de las series y los nuevos audiovisua­les, y otro por la identifica­ción profunda que te causa, ya sea porque sos un poco Roxi o las mamis, o tenés una mujer o hija que lo es.

-¿Le puede interesar a algún soltero sin hijos?

-Re, yo puedo ver un programa de médicos y no soy médica. Es una comedia sobre un personaje que fracasa en sus ambiciones, en sus deseos de hacer bien las cosas. Se propone metas y va fracasando en cada capítulo. Tiene sus aliados y sus enemigos. -¿El tema de la maternidad es infinito?

Me da miedo que me tomen como referente de algo... Ahora me gusta aprender todo el tiempo. Quiero soltar la nostalgia con la que venía. Prefiero estar mirando el presente y el futuro”.

-Sí, es infinito. Nos atraviesa a todos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, porque somos hijos o madres, o ambas cosas.

-O sea que le podés seguir sacando el jugo a Roxi durante mucho tiempo. -Podés hacer lo que quieras. Hicimos una temporada de serie web en YouTube, dos temporadas de tele abierta, dos libros y dos obras de teatro. Hay una cantidad impresiona­nte de canciones que pronto estarán en Spotify o haremos el disco. Y muchísimos dibujos. Nos falta la peli.

-¿Qué cambios le tuviste que ir haciendo al personaje en cada formato? -Según Roxi es un one-character show (un programa de un solo personaje). Todos los universos que va atravesand­o -laboral, la puerta de la escuela, médicos- están vistos desde su absoluta subjetivid­ad, que es la mirada de ella y nos da la impunidad de de- cir lo que queramos. Entonces atravesar los distintos formatos no es tan complicado, ella tiene un punto de vista y una voz que podés escribir, cantar, dibujar. Es ella opinando sobre el mundo.

-Netflix, libros, obras de teatro, TV abierta… La fantasía es: se está llenando de plata con Roxi.

-¿De dónde entraría la plata? ¿Quién la pone? Esto es lo mismo que ir a volantear: todo es a un pulmón enorme. Hacer la obra a la gorra, que te pague Netflix una cantidad de plata que desaparece en un segundo… ¡Lo que cuesta hacer tele! Tener un equipo de grabación en la calle, camiones, catering, cien personas laburando… Sale una fortuna hacer televisión. La productora hace la lata, y se vende acá y allá, pero hay que recuperar toda esa inversión.

-¿”Según Roxi” es una pyme? -Hay una productora detrás, La maldita, de Lucas Mirvois, que estuvo desde el día cero. Según Roxi es hija de los tres, de Lucas, de Azul Lombardía y mía. No sé si somos una pyme, somos gente buscando la manera de hacer cosas en medio de esta situación. Es difícil cuando rompés ciertos formatos, y hacés un programa protagoniz­ado por una actriz que nunca hizo tele… Es rarísimo, pero ahí estamos. -¿Se mete Roxi con la crisis, la falta de trabajo?

-No con la coyuntura, sí con la política. Es una mirada política del mundo. Porque muestra que lo que llamamos maternidad está basado en cuestiones culturales y no tiene nada de natural. Es repensar el concepto de familia, los mandatos, las reglas. Ella es una hija del patriarcad­o a la cual todo le hace ruido. No habla de la coyuntura, pero tiene una mirada que valora cosas como la identidad latinoamer­icana y el Estado presente. -De dos años a esta parte creció la ola feminista. ¿Le pegó a Roxi de alguna manera?

-No, al personaje todavía no. Le falta un referente, alguien que la acompañe, que le dé ese marco teórico que no tiene. Ella en su juventud leyó, pero ahora usa los libros para apoyar el vaso de agua en la mesita de luz. No tiene ni un minuto para leer. Todavía está en una etapa de queja y de observació­n de la injusticia.

-¿”Según Roxi” puede funcionar como espantamad­res?

-Re, puede funcionar como anticoncep­tivo a full, y como espantapad­res ni te digo: “¿Mi novia hermosa, divina, se va a transforma­r en esta psicótica?”. Yo siempre pensé que iba a ser así, que nadie iba a querer tener hijos después de ver el programa, pero la devolución es todo lo contrario. Se ve que el espíritu que trasciende la serie es que tanto Azul como yo somos fanáticas de nuestras hijas, ellas son el quilombo más lindo en el que me metí.

-¿Maitena fue una influencia?

-Me gusta mucho su humor, me divertí leyéndola. Puede ser. También de chica leía a Gabriela Acher. Pero la influencia más grande que tuvimos en el humor Azul y yo fueron las series. Además de militando y haciendo la revolución, en los años ’90 nos la pasamos viendo sitcoms: Seinfeld, Friends, Will & Grace. Nos matamos con las sitcoms de los ‘90, las devoramos.

-¿Te llamaron para otros papeles a partir de Según Roxi?

-Para escribir sí, alguna vez. Como actriz, no. No me llamaron nunca: ni antes, ni durante ni después. Siempre hice teatro independie­nte, proyectos generados por mí. Lo mío es la autogestió­n.

-Entonces no le temés al encasillam­iento...

-No habría en qué encasillar­me, no habría de dónde sacarme ni en dónde ponerme. Siempre laburé de lo que fui generando, así que no.

-¿Y no tenés miedo de que te presenten como ejemplo de emprendedo­ra? -(Ríe) Me da miedo de que me tomen como ejemplo o referente de algo, y punto. Eso se lo quiero dejar a la vejez, ahora me gusta aprender todo el tiempo. Cumplí 44 y me pintó el viejazo: quiero soltar la nostalgia con la que venía. Prefiero estar mirando el presente y el futuro. ■

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Emprendedo­ra nata. Otero (44 años) empezó con Roxi como un diario íntimo, que comenzó a crecer. También se verá por Contar, la plataforma digital de contenidos públicos.
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FERNANDO DE LA ORDEN

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