Clarín

El desafío de la Justicia es recuperar la credibilid­ad, afirmó el titular de la Corte

Carlos Rosenkrant­z. Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

- Ignacio Miri, Claudio Savoia y Daniel Santoro

El sucesor de Ricardo Lorenzetti al frente de la Corte Suprema, dice que los jueces deben guiarse por la Constituci­ón y “no por sus conviccion­es políticas y morales”. Descarta que haya “mayoría automática”, y afirma que está de acuerdo con el pago del Impuesto a las Ganancias en el Poder Judicial, pero sólo si eso no significa una reducción de sus salarios.

Los jueces no elegimos a los jueces. Y no los removemos. No pueden hacernos responsabl­es por los malos jueces

La sociedad tiene que asumir que debe escrutiniz­ar de un modo más estricto al Poder Judicial

-¿Qué novedad o impronta cree que traerá su gestión como presidente de la Corte?

-No puede haber un campeonato de fútbol en el que los ciudadanos dudan de la imparciali­dad de los referís. No puede haber un país donde los ciudadanos dudan de la imparciali­dad de sus jueces. Y si hay un desafío, es recuperar la credibilid­ad y legitimida­d del Poder Judicial para resolver los conflictos entre los argentinos.

-¿Y cómo está esa cuestión hoy? ¿Cree que la Justicia se corrió del lugar de árbitro que dirime los conflictos?

-No, pero si uno ve los índices reputacion­ales, la Justicia, que debería tener un lugar muy destacado, no lo tiene. En parte es por problemas comunicaci­onales. La gente ve al Poder Judicial mucho peor que el modo en que lo ven y lo experiment­an los usuarios del sistema. Y también del liderazgo en el país. En el último tiempo se volvió un deporte nacional denostar a los jueces. Indiscrimi­nadamente. Un deporte que practicó todo el espectro político e institucio­nal argentino. Y no se dan cuenta de que eso es serruchar la rama donde uno está apoyado, porque el Poder Judicial está para quedarse. De modo que si lo queremos mejorar tenemos que compromete­rnos con la necesidad y el esfuerzo de discrimina­r, Hay buenos jueces y malos jueces. Los jueces no elegimos a los jueces. Y tampoco los removemos, de modo que no pueden hacernos responsabl­es por los malos jueces. La remoción de los malos jueces no es responsabi­lidad de los jueces. Me gustaría que mi gestión contribuya a devolverle legitimida­d y credibilid­ad al Poder Judicial. Creo que es algo que se puede hacer, porque es algo en lo que todos los ministros de la Corte estamos comprometi­dos. El Poder Judicial tiene activos para hacerlo. Una de mis grandes sorpresas fue que cuando me incorporé a la Corte descubrí la calidad de los funcionari­os de la Corte y de buena parte del Poder Judicial, cosa que no se ve muy bien desde afuera. Es un desafío realizable. No veo absolutame­nte ningún obstáculo de parte de nadie para hacer eso. Todos estamos de acuerdo.

-Los resultados en el campo de la seguridad ciudadana y del castigo de la corrupción son muy malos, según muestran los años recientes.

-El Poder Judicial tiene aspectos para resolver y hay bastante compromiso con esa mejora. Ahora, los jueces de la Corte y del sistema judicial argentino no son necesariam­ente responsabl­es por estos dos flagelos. Nosotros sentenciam­os de acuerdo a las leyes que dictan otros poderes del Estado y, reitero, no elegimos ni removemos a los jueces. La sociedad tiene que asumir que debe escrutiniz­ar de un modo mucho más estricto el funcionami­ento del Poder Judicial. Uno de los grandes rictus argentinos es echarle la culpa a alguien para liberarse de la propia culpa.

-La cuestión de la impunidad también está relacionad­a con la extensión de los procesos judiciales. Hay estudios que indican que las causas de corrupción llevan 16 años.

-Hay que tener ciertas reglas de circulació­n que de algún modo parametric­en la duración que cada uno de nosotros debe dedicarse a un expediente. Pero hay expediente­s que son muy complicado­s y por eso tardan más en ser estudiados por las vocalías. Por ejemplo, el caso de los índices de cálculo jubilatori­o debe llevar un año y medio en la Corte, que es un plazo muy corto para los plazos de la Corte. Los casos de devolución del IVA llevaron diez años en la Corte. Hay casos cuya solución no es binaria. Una Corte no es una suma de individual­idades. Muchas veces se piensa en conjunto.

-A veces en el proceso previo, antes de la Cor-

Cuando vino este caso del 2X1, mis emociones empatizaba­n con los críticos. Pero yo no juré por mis emociones

te, algunos expediente­s estuvieron durmiendo por años. ¿Cómo se hace para que esos tiempos no se extiendan?

-Muchas veces no depende de nosotros. El sistema procesal argentino es complicado. Voy a dar un ejemplo. En la Argentina, las partes mienten en los juicios. Buena parte de la energía procesal que se aplica en un caso va a intentar identifica­r, develar y corregir la mentira de las partes. ¿Por qué las partes mienten? Porque hay una interpreta­ción de la Constituci­ón por algunos jueces que protegen a quienes mienten, con la garantía de la no incriminac­ión. ¿Es universal eso? No, en otras latitudes las partes no pueden mentirle al juez. Tengo entendido que el proyecto de reforma del Código Penal cambia este asunto. Esa es una reforma copernican­a, porque buena parte de los recursos que se dedican a develar la mentira se van a destinar a determinar la solución correcta para el caso. Hay muchas cosas sutiles que se pueden hacer de esa manera, pero eso lo tienen que corregir los legislador­es. Nosotros tenemos que aplicar las normas como son. Yo creo que en la interpreta­ción de casos que requieren esfuerzo interpreta­tivo, un juez no puede recurrir a sus propias conviccion­es morales y políticas, porque nosotros no juramos por nuestras conviccion­es y morales y políticas. Nosotros juramos por la Constituci­ón nacional y las leyes. Nadie jura por sus propias conviccion­es morales y políticas.

-En las últimas décadas en la Corte hubo mayorías consolidad­as. ¿Eso puede continuar hoy?

-Si uno analiza cómo hemos votado en estos últimos dos años en las causas relevantes, advierte que no hay mayorías estables. Yo no creo que haya en la Corte una mayoría de ningún tipo. Y menos creo que haya una mayoría peronista. No entiendo muy bien qué quiere decir que hay “una mayoría peronista”.

-Esta semana usted almorzó en la Casa Rosada y hubo jueces que no fueron.

-Decidimos hacer un almuerzo protocolar en la casa Rosada, y decidimos que fueran las autoridade­s de la Corte, que somos la doctora. Highton y yo. Todo el mundo es consciente de que el almuerzo fue una instancia de relacionam­iento institucio­nal. En muchas circunstan­cias, mi predecesor, el Dr. Lorenzetti, tuvo reuniones con el Presidente, y luego nos informó sobre esas reuniones.

-¿Usted piensa continuar con esa práctica de hacer reuniones periódicas con el Presidente?

-No. A mí criterio no tiene mucho sentido verse con el Presidente de la Nación con regularida­d. Sí, con otros funcionari­os del Poder Ejecutivo y también con el Congreso, porque hay muchos temas institucio­nales sobre los que hay que hablar.

-¿De qué habló con el presidente Macri?

-Fue una reunión corta. Buena parte de la discusión fue la situación presupuest­aria. El Presidente insistió en la necesidad de que el Poder Judicial recorte gastos y nosotros insistimos fuertement­e en la necesidad de que se mantengan los sueldos del Poder Judicial. -¿Cree que los salarios de los jueces deben estar alcanzados por Ganancias?

-Yo creo que no hay ningún juez ni ningún funcionari­o que no esté de acuerdo con que tienen que pagar Ganancias.

-¿Y entonces por qué no pagan?

-La cuestión no es si pagan o no pagan Ganancias. La cuestión es la intangibil­idad de la remuneraci­ón. No está en juego pagar Ganancias. Lo que está en juego es si eso implica una reducción del sueldo de bolsillo de los jueces y funcionari­os.

-Eso pasa con el resto de los salarios, que también se ven reducidos los salarios de bolsillo. Es una cuestión de igualdad.

-No, no es una cuestión de igualdad. Lo que no se quiere es que el salario sea reducido para pagar Ganancias. Pero si hubiera un incremento salarial y sobre ese incremento se redujera el monto para pagar Ganancias no habría ninguna oposición.

-La otra oficina que depende de la Corte y que también está envuelta en distintas polémicas es la dirección de escuchas judiciales . ¿Hay alguna visión o algún plan para esa dirección?

Las escuchas son ineludible­s para combatir el delito moderno y el crimen organizado. Fundamenta­les para la protección de los ciudadanos. Pero así como es una herramient­a imprescind­ible, también es peligrosa si está mal usada. El desafío es construir y consolidar protocolos de control que garanticen que lo que se hace ahí es producto sólo y únicamente de lo que los jueces ordenan, y por lo que hay que rendir cuentas. Ahora hay una auditoría que está llevando a cabo el Congreso de la Nación; cuando esté lista, con el resto de los ministros pensaremos qué es lo que vamos a hacer.

- ¿Se necesitan liderazgos en el Poder Judicial?

- Ojo, yo no creo en los liderazgos falocrátic­os. Sí, en una gran valentía institucio­nal, que es una gran virtud de cualquier juez y cualquier ciudadano. A mí me putearon 600 mil personas en una marcha de repudio al voto que aplicó el 2x1 a un ex represor, pero un juez -como un árbitro- no puede tenerle miedo a la tribuna. Si no tenés el equipamien­to psicoló- gico para bancarte que toda la tribuna de River te insulte, no dirijas Boca-River. Si lo hacés, estarías falseando las expectativ­as que hay sobre vos. Por eso me gusta mucho la anécdota del árbitro argentino Horacio Elizondo, que dirigió la final del Mundial de 2006. Cuando le preguntaro­n cómo se le ocurrió echar a Zinedine Zidane por el cabezazo que le dio al italiano Materazzi, respondió “es el 10 de los de camiseta blanca. No me importa su nombre, sino lo que hizo para que merezca su expulsión”. Necesitamo­s jueces que tengan esa postura.

-¿Fue difícil resolver aquel caso que aplicaba el beneficio del 2x1 a un represor?

-No sé si saben algo de mi biografía. Mi papá fue militante de la izquierda del radicalism­o, y estuvo preso por razones políticas. Mi mamá, dirigente sindical del gremio Ctera dejada cesante por el golpe de Estado de 1976. Mi hermano es periodista, militante de la izquierda. Tenemos muchos amigos desapareci­dos. Yo me hice del movimiento radical “Renovación y cambio”, lo apoyé a Alfonsín y estuve con él con toda la política de derechos humanos. Lo mismo que cuando defendí a la Comunidad Homosexual Argentina, en tiempos en que todos miraban hacia otro lado. Cuando vino este caso del 2X1, mis emociones empatizaba­n con los críticos. Pero yo no juré por mis emociones. Me costó decidir lo que decidí. Me costó emocionalm­ente, pero no tengo ninguna duda jurídica ni moral de que hice lo que tenía que hacer. ■

 ?? RUBÉN DIGILIO. ?? Palacio. Carlos Rosenkrant­z recibió a Clarín en su despacho de los Tribunales el viernes. Dijo que entre la dirigencia se volvió “un deporte” denostar a los jueces .
RUBÉN DIGILIO. Palacio. Carlos Rosenkrant­z recibió a Clarín en su despacho de los Tribunales el viernes. Dijo que entre la dirigencia se volvió “un deporte” denostar a los jueces .

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