La ética, esta vez sin maquillaje
De pronto, un gigante como L’Oreal se ha convertido en un caso testigo sobre decisiones éticas en cada uno de sus procedimientos. Y no se lo calla. Todo lo contrario, hace gala de esta modalidad que, según Emmanuel Lulin, es salud y millones para un negocio que se basa en la credibilidad. Lo toman como parte de la permanente reinvención de la líder global en cosméticos nacida en 1907, cuando Eugène Schueller, un joven químico francés, desarrolló una fórmula para teñir el pelo llamado “el Auréale”, el nombre de un peinado que aludía a una aureola. “La confianza de la gente en la compañía es la moneda con que nos paga la ética”, dice Lulin a Clarín. El directivo llegó a Buenos Aires cuando siguen asombrando las revelaciones de los cuadernos de las coimas. No quiso hacer comentarios sobre ese escándalo. Pero preguntó cuántas empresas tienen en el país códigos de ética, cuántas pagan sus impuestos comme il faut, es decir sin eludirlos, y cómo tratan a su personal.
Abogado de profesión, multipremiado y a la sazón Presidente del Consejo Global de Conducta Empresarial, Lulin es vicepresidente de L’Oreal que factura unos US$ 27.000 millones y reporta utilidades por casi US$ 5.000 millones. Sostiene que las decisiones en base a la ética son clave cuando la velocidad de la innovación va más rápido que las regulaciones.
Parte de su trabajo consiste en visitar constantemente las filiales alrededor del mundo. Invierte gran parte de su tiempo escuchando. Y en lo primero que se fija es si la alta gerencia está verdaderamente involucrada. “De lo contrario no hay avances”. Después busca que la gente sienta total libertad para hablar, “que no tengan temor. Y luego es clave la justicia dentro de la organización. Esto es, investigar con sinceridad y tomar las medidas correctivas sin doble standard, como suele ocurrir con individuos poderosos. Hacemos todo muy visible, lo que ayuda a la transparencia”.
Dice que se encontró con abusos, fraudes, conflictos de interés, acoso sexual y moral. “Tenemos cero tolerancia y lo saben nuestros 83.000 empleados. Es clave la prevención y la transparencia. Como dice el proverbio japonés, el sol es el mejor desinfectante. No ocultamos lo que pasa, lo sacamos a la luz”.
De acuerdo con su razonamiento, “no es una verguenza tener problemas, el tema es qué hacemos con esos problemas. Para nosotros el silencio no es una opción. Si no se hace nada por saber lo que pasó, está mal. Hay que conocer, investigar y actuar.
Lulin relata en inglés, con un musical acen- to francés, el día a día para transformar la compañía.
“Tomamos esta decisión por convicción. Tuve el privilegio de encontrar documentos que prueban cómo desde los inicios de L’Oreal se hablaba de ética”. Recién en 2006 decidieron crear una función ética. “La razón más obvia es proteger la integridad de la compañía, el valor de sus activos y mitigar los riesgos, además de lograr una mejor gobernanza. Es una garantía adicional que le damos al mercado. Y tiene un sentido interno, porque le da visión, confianza y ayuda a reclutar y a retener a la gente”.
La empresa vivió momentos de zozobra cuando se pelearon Liliane Bettencourt, la poderosa dueña de L’Oreal con su hija. La multimillonaria murió en 2018 a los 94 años después de casi una década de ser el centro de una polémica que tuvo en vilo a Francia y llegó incluso al Elíseo. Y en la que salieron a la luz acusaciones por un mayordomo espía y un supuesto vividor en esa guerra entre una madre y su hija y con una de las mayores fortunas del mundo en juego. Lulin lo redujo a un problema entre privados. De paso, describe algunas de las acciones que guían a L’Oreal como el rechazo al trabajo infantil, las reglas que siguen a la hora de comprar, cómo compiten y previenen la corrupción y la forma en que realizan los estudios de cosméticos que involucran a voluntarios o consumidores. También mencionó la conducta para trabajar en países emergentes. ■
“Como dice el proverbio japonés, el sol es el mejor desinfectante. No ocultamos lo que pasa, lo sacamos a la luz. Para nosotros el silencio no es una opción”