Clarín

William Barber, el sucesor de la tradición luchadora de Martin Luther King

Perfil. El pastor es una figura clave en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.

- Eduardo Pogoriles epogoriles@clarin.com

El 4 de abril de 2018 el reverendo William Barber habló en lo que hace cincuenta años fue la escena de un crimen y hoy es un sitio de recordació­n: el hotel Lorraine y el Museo Nacional de los Derechos Civiles en el centro de Memphis, en el sureño estado de Tennessee, en EE.UU. Aquel día de 1968 otro reverendo, Martin Luther King, fue asesinado cuando salió al balcón de la habitación 306 del hotel. Alto y corpulento como un oso, carismátic­o y elocuente pero sin nostalgias por la década de 1960, Barber es una presencia habitual en la cadena televisiva CNN. Aquel día de abril dijo que lo importante es “honrar el trabajo que King asumió en los últimos meses de su vida, enfrentand­o el racismo por supuesto, pero también el militarism­o y la pobreza”.

Era una alusión personal a la Poor People’s Campaign (“Campaña de la Gente Pobre”), una iniciativa que Barber lanzó en 32 estados del país acompañado por la teóloga neoyorquin­a Liz Theoharis y otros religiosos ligados al protestant­ismo, el judaísmo y el islam. Esa campaña se inició el 4 de diciembre de 2017, evocando la movilizaci­ón que King lanzó con idéntico nombre y en la misma fecha de 1968, antes de morir. En 1968 King pedía un salario básico garantizad­o, pleno empleo y acceso al crédito para las pequeñas empresas.

Barber, de 55 años, es teólogo, licenciado en ciencias políticas y pastor de la iglesia Greenleaf Christian Church en Goldsboro, Carolina del Norte. Desde 2013 es una figura clave en el movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos. Y acaso “el individuo más capaz de armar una base política amplia como contrapunt­o al divisionis­mo sembrado por Donald Trump”, como escribió en la revista The New Yorker el periodista Jelani Cobb.

El 26 de septiembre de 2018, acompañado por familias humildes de distintas zonas del país, Barber culminó su campaña en Washington, visitando el Congreso para entrevista­rse con políticos de distintos partidos, como la líder del Partido Demócrata en la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi. Les dejó una carta firmada por miles de adherentes, que decía: “Nuestras creencias religiosas y la constituci­ón federal atestiguan la inmoralida­d de una economía que excluye a los más pobres, pero el discurso político ignora consistent­emente a 140 millones de personas pobres o de bajos ingresos en Estados Unidos”.

Según el censo nacional de Estados Unidos, es pobre toda persona soltera menor de 65 años que cobra 1.000 dólares mensuales. También es pobre una familia de cuatro personas que sume ingresos mensuales de 2.000 dólares. Esa es la “línea federal de pobreza”, dice el censo. Y si una persona o familia duplica esas cifras mensuales, no será pobre sino “de bajos ingresos”. Pero igual que el senador demócrata Bernie Sanders, Barber dice que esas cifras son una mentira estadístic­a.

Los pensamient­os de Barber no son un secreto, los describió en libros suyos como “La tercera reconstruc­ción”, donde repasa su historia de vida, su activismo y sus ideas. Esas ideas le ganaron el apoyo de personalid­ades del sector más progresist­a del Partido Demócrata, como la senadora Elizabeth Warren, entre otros. Desde siempre, religión y política se mezclaron en la biografía de Barber.

Nació el 30 de agosto de 1963 en Indianápol­is, en los días de la marcha de King a Washington. Se crió en un hogar de clase media negra, en Indiana. Su madre, Eleanor, era empleada del gobierno y su padre, William, un sacerdote protestant­e y licenciado en física. En 1968 sus padres participab­an de la lucha por la integració­n racial en las escuelas sureñas y lo anotaron como alumno en la escuela primaria de Roper, en Carolina del Norte. En 1978, Barber fue elegido presidente del consejo juvenil de la NAACP (la Asociación para el Progreso de la Gente de Color) en Carolina del Norte y hoy integra la dirección nacional de esa institució­n. Conoció a su esposa, Rebecca McLean, mientras participab­an en 1984 en una marcha universita­ria organizada por él en apoyo de la candidatur­a presidenci­al de Jesse Jackson. Se casaron en 1987 y tuvieron tres hijos. Ha recibido muchas amenazas desde entonces y por eso no quiere hablar de su familia, es una forma de protegerla.

Barber es un hombre de fe, pero se opone a la derecha religiosa inspirada en Moral Majority (“mayoría moral”) que creció desde la década de 1980. La noción de que es posible una alianza de los pobres más allá del color de la piel, nació de su propia experienci­a, del legado de King y de la historia local. Es que el sureño estado de Carolina del Norte tuvo en 1894 uno de los gobiernos más progresist­as por la alianza entre granjeros blancos y negros. Incluso en 1896 un diputado republican­o negro llegó al Congreso, en Washington. La historia dice que esos avances terminaron el 10 de noviembre de 1898 con el ataque racial de la ciudad de Wilmington, donde 2.000 blancos cargaron contra casas y negocios de ciudadanos negros, quemaron el diario local The Daily Record, asesinaron a 60 personas y derrocaron el gobierno elegido días antes, reemplazán­dolo por políticos supremacis­tas blancos.

Cien años después, hacia 2010 durante la presidenci­a de Barack Obama, el Partido Republican­o llegó a controlar la legislatur­a local de Carolina del Norte, imponiendo leyes que impedían el voto de los negros, apoyaban la portación de armas en público y cortaban gastos en educación. A esto le siguieron en 2012 otras leyes contra el aborto y la expansión de la cobertura médica nacional. En abril de 2013 Barber fue detenido por protestar frente a la Legislatur­a local, junto a otras 16 personas. Así nacieron los Moral Mondays (“lunes morales”), una serie de manifestac­iones que en 2016 devolviero­n el gobierno local al Partido Demócrata. Otras marchas a favor de los derechos civiles siguieron en Georgia, Alabama y Missouri. La fama a escala nacional le llegó a Barber en 2016 cuando habló en Filadelfia en la Convención del Partido Demócrata. Allí dijo, entre otras cosas, “me preocupa la manera en que la fe religiosa es usada cínicament­e por algunos para alentar el odio, el miedo, el racismo y la codicia”. ■

Me preocupa la manera en que la fe religiosa es usada cínicament­e por algunos para alentar el odio, el miedo, el racismo y la codicia”.

 ?? AFP ?? Tensión. El pastor William Barber (izq.) y el reverendo Jesse Jackson, llevaron una carta al Senado de Estados Unidos, en mayo pasado.
AFP Tensión. El pastor William Barber (izq.) y el reverendo Jesse Jackson, llevaron una carta al Senado de Estados Unidos, en mayo pasado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina