Clarín

La “Gran Guerra” y algunas de sus consecuenc­ias inmediatas

Efectos. La I Guerra Mundial determinó el devenir europeo en el siglo XX; influyó en Africa y en Oriente Medio; y sentó las bases para el dominio futuro de EE.UU.

- Claves

En 1914 estalló la guerra más mortífera habida hasta entonces en Europa. Sus causas hay que buscarlas en las rivalidade­s económicas y coloniales entre las grandes potencias y en el nacionalis­mo del seno del continente.

A lo largo de cuatro años, enfrentó a dos bloques de países: los aliados que formaban la Triple Entente (Francia, Inglaterra y Rusia, a los que se unieron entre otros Bélgica, Italia, Portugal, Grecia, Serbia y finalmente EE.UU. en 1917) y la Triple Alianza (el Imperio alemán y el Imperio austrohúng­aro, apoyados por Bulgaria y Turquía). Estos son algunos de sus efectos:

Derrumbe de los imperios. El Imperio Austrohúng­aro, Alemania y Rusia se desintegra­ron. De los restos se conformaro­n varias naciones nuevas en Europa central y los Balcanes. La caída del Imperio Otomano también tuvo consecuenc­ias en Medio y Cercano Oriente que perduran hasta hoy en día. La revolución rusa ejecutada por los comunistas marcó la política planetaria durante más de siete décadas.

Nuevo poder mundial. A pesar de estar entre los vencedores, el Reino Unido no fue desde entonces el líder global indiscutid­o. Lo sucedió EE.UU., cuyos capitales fi- nanciaron la economía de guerra británica. A diferencia de lo que sucedió en Alemania, Austria y Rusia, la monarquía británica logró sobrevivir.

El conflicto más letal. En total hubo casi 10 millones de soldados y más de 6 millones de civiles muertos. Es la guerra más sanguinari­a de toda la historia. Alemania registró en sus frentes más de 2 millones de muertos. Austria-Hungría perdió casi 1,5 millones de hombres. En el otro bando murieron 5,3 millones de soldados, entre ellos 1,8 millones de rusos y más de 1,3 millones de franceses. Pérdida de territorio­s. Al finalizar la guerra, Alemania perdió una séptima parte de su territorio y una décima parte de su población: en el oeste, Alsacia y Lorena fueron a manos de Francia; en el este, la región en torno a Poznan y Prusia Occidental, a Polonia; el territorio de Memel, que hoy forma parte de Lituania, quedó bajo control aliado y la ciudad de Gdansk (actual Polonia) bajo la órbita de la Sociedad de Naciones, considerad­a antecesora de la ONU y creada por el Tratado de Versalles con el fin de establecer las bases de la paz tras la Primera Guerra Mundial. La región de Hlucín pasó a manos de Checoslova­quia (actual República Checa).

Repercusio­nes en el sistema colonial de Africa. Tras el final de la Gran Guerra, en 1918, los países vencedores se repartiero­n entre ellos las colonias controlada­s por Alemania. En total fueron ocho territorio­s con tres millones de kilómetros cuadrados y unos 12 millones de habitantes. Las más grandes eran África Oriental (hoy Tanzania, Burundi, Ruanda), África del Sudoeste (hoy Namibia) y Camerún y Nueva Guinea (hoy Papúa Nueva Guinea). ■

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AP Recuerdo. El cementerio norteameri­cano cerca de París, donde están enterrados los héroes de la guerra.

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