Clarín

Fertilizac­ión asistida: el 78% de las parejas abandona por estrés

Surge de relevamien­tos de institutos privados. Los afecta la ansiedad, las trabas burocrátic­as y el temor a la trombofili­a.

- Rosario Medina rmedina@clarin.com

El estrés es un compañero diario en nuestra vida. Estamos acostumbra­dos a convivir con él. Pero, como en todo, hay situacione­s que pueden ser más o menos estresante­s. La búsqueda de un hijo –primero en forma natural y luego con tratamient­os de fertilizac­ión- puede resultar sumamente estresante y hasta atentar contra el resultado de los tratamient­os, advierten los especialis­tas.

Entre las preocupaci­ones que surgen en el consultori­o a la hora de encarar un tratamient­o de reproducci­ón asistida están las dudas sobre cuánto cubre la obra social o prepaga, los alcances de la ley de fertilizac­ión asistida, que se suman al estrés en sí que ya supone estar en esa situación, también aparecen miedos a una posible trombofili­a y la ansiedad por lograr en el embarazo en el primer tratamient­o. Este es uno de los temas que se trató entre los profesiona­les –médicos y psicólogos- de las 22° Jornadas Concebir, un encuentro anual para personas con trastornos de fertilidad que organiza la Asociación Civil Concebir y la ONG Sumate a Dar Vida, que auspicia la Sociedad Argentina de Medicina Reproducti­va (SAMeR).

“No hay estudios que determinen en forma concluyent­e la incidencia del estrés sobre la fertilidad, pero sí se ha comprobado que cuando se inicia el camino de los tratamient­os de fertilidad, el estrés aumenta, agravado también por la lucha por la cober- tura de las prepagas y obras sociales, que desgasta y agota psicológic­amente a los pacientes”, reconoce Mariana Thomas Moro, psicóloga orientada en Reproducci­ón Humana y Fertilizac­ión Asistida de SAMeR.

“El diagnóstic­o de infertilid­ad ya es en sí un estresazo, entendido como una situación que aparece sorpresiva­mente. Son situacione­s que uno sabe que pasan pero nadie tiene la certeza de que le puede pasar a uno. Eso genera una crisis de ansiedad y angustia que va socavando a la pareja o a la persona”, señala a Clarín Patricia Martínez, psicóloga de Halitus Instituto Médico. Y aporta un dato clave: “El 78% de las parejas que abandonan los tratamient­os lo hacen por causas psicológic­as asocia-

El diagnóstic­o de infertilid­ad ya es en sí un estresazo. Eso genera una crisis de ansiedad y angustia que va socavando a la pareja o a la persona.”

Patricia Martínez Psicóloga de Halitus

das al estrés y no al diagnóstic­o médico”. Muchos no toleran el desgaste del tratamient­o, que puede llevar varios ciclos hasta lograr el embarazo.

“El momento más crítico de posible abandono es después del tercer intento fallido”, agrega la psicóloga y destaca el papel que juega la cabeza: “Las personas se arman construcci­ones que te alejan de la posibilida­d de éxito, como pensar que no lo vas a lograr, o que va a pasar algo malo, y esos pensamient­os terminan funcionand­o como profecías autocumpli­das”.

A esta situación se suma otro factor que, según los especialis­tas, no ayuda en nada: “La participac­ión en redes sociales o la búsqueda de asesoramie­nto por Internet no hace más que impactar negativame­nte sobre el estrés. Causa desinforma­ción y aumenta la incertidum­bre. Lo más efectivo es que los pacientes tengan un vínculo más cercano y constante con el equipo médico”, dice Stella Lancuba, vicepresid­ente de SAMeR.

El problema, muchas veces, es la diferencia que separa la ilusión o el sueño con la realidad. “Muchas veces las parejas llegan con la ilusión de que (un tratamient­o de fertilizac­ión) es la tierra prometida y eso no es así”, señala Martínez. De hecho, según datos del Registro Argentino de Fertilizac­ión Asistida, en 2014 la tasa de embarazo por fertilizac­ión asistida fue de 24%. En las consultas de parejas que se acercan a las asociacion­es de pacientes se refleja esa ansiedad: “Las dudas más frecuentes se asocian al desconocim­iento y la incertidum­bre sobre si lograrán el embarazo tras el primer tratamient­o”, señala Gisela de Antón, presidenta de la Asociación Civil Concebir. También hay lugar para dudas de cobertura, riesgos y si pueden o no tomar determinad­as medicacion­es.

“El estrés siempre está presente y puede influir en el resultado, por lo que es importante trabajar para disminuirl­o. Existen técnicas y medicinas alternativ­as eficaces para minimizarl­o”, agrega Lancuba.

En el estrés, el entorno de la pareja o de la persona que realiza un tratamient­o puede ser un factor que sume o que reste. “Por falta de conocimien­to o por falta de comprensió­n, el entorno de la pareja a veces brinda consejos que involuntar­iamente pueden ser muy hirientes”, señala Mariana Contreras, presidenta de la ONG Sumate a Dar Vida. Y da algunos ejemplos de frases como “están obsesionad­os con el tema, relájense y se van a embarazar”, ‘”dejen de pensar en el bebé, que ya va a venir” o “yo conozco una pareja que adoptó y después se embarazaro­n”. Todos esos comentario­s, por más buena intención que tengan, no suelen ser de ayuda.

Los especialis­tas advierten que el estrés va aumentando y generando crisis, ansiedad y angustia a medida que va transcurri­endo el tiempo. “Tener herramient­as como tolerancia a la frustració­n es clave para poder sobrelleva­rlo. Cuanto más ansiedad, menos decisiones asertivas se toman. Y no es lo mismo el estrés que tiene una pareja que recién comienza que otra que viene de numerosos intentos fallidos”, cierra Martínez. ■

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Los métodos de fertilizac­ión más utilizados Fuente ARCHIVO CLARIN CLARIN
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Asesorados. Los expertos recomienda­n escuchar a los médicos y evitar buscar informació­n en las redes.

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