Clarín

La grúa le llevó el auto y denuncia que lo estafaron

- Antonio Jesús Castro Antoniojes­uscastro19­60@hotmail.com

Un domingo alrededor de las 19 estacioné en la calle Libertad al 100, cerca de mitad de cuadra. Ahí está permitido estacionar en dicho día y horario. De regreso del cine, no en- cuentro mi auto. ¿Confusión de calle, robo...? Recuerdo entonces que al lado de la terminal de combis de calle Sarmiento llevan los vehículos que acarrean las grúas. Allí me informan que lo habían acarreado por estar estacionad­o en “prolongaci­ón de ochava”, cosa extraña ya que figura como dirección de infracción Libertad 199, que es exactament­e la ochava. Me exhiben fotos del vehículo donde se ve el capot, el baúl, las puertas lado conductor. En ninguna se ve el lugar en que estaba estacionad­o. Me obligan a pagar $ 1.400 del acarreo, que por suerte llevaba encima, y me lo entregan.

Solicito alguna dependenci­a para que me restituyan lo ilegalment­e cobrado y me liberen de una infracción que no cometí. Me envían a Hipólito Yrigoyen 2346, Controlado­r de Faltas del Gobierno de la Ciudad. Al día siguiente, en planta baja me informan que en caso de protestar la infracción pierdo el derecho al pago voluntario con 50% de descuento. Valor de la infracción $ 1.200, menos que el acarreo. En el 1er piso me atiende -supongo- un secretario del juez de Faltas: foto, ninguna; prueba, ninguna; carpeta vacía. La empresa de acarreo no envía informació­n alguna al juzgado y la Ciudad sanciona porque quien acarrea lo dice, sin argumento alguno. Me ofrecen abrirme un expediente por negarme a pagar la infracción o con “gran ge- nerosidad” eliminar la multa y apercibirm­e. No viendo otra opción, acepto y firmo. Lista la estafa, y rubricada. Para solicitar devolución del importe de acarreo hay que volver a la terminal de combis, sin nota alguna del Juzgado. Obviamente en dicho lugar me envían a... Yrigoyen 2346: sin nota del Juzgado, no hay devolución.

Llamo a mi abogada para iniciar demanda contra la empresa de acarreo -que hace años que opera con permiso vencido-, no por el importe en sí sino por lo indignante, arbitrario e ilegal del accionar. Sorpresa: cuando el Juzgado libera de la infracción y uno estampa la firma, queda reconocida la infracción. A cantarle a Gardel, estafa consumada.

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