El límite de Irlanda, la pesca y el comercio, en discusión
En clave. La premier May quiere concluir cuanto antes el acuerdo. Pero hay puntos de fricción en el Reino Unido.
A menos de cinco meses del Brexit, previsto inicialmente para el 29 de marzo, la premier británica Theresa May intenta concluir rápidamente las negociaciones con Bruselas para que el Parlamento de su país pueda votar un acuerdo antes de fin de año. Pero los problemas se multiplican y aumenta la guerra interna a su gestión en el gabinete conservador. Estos son algunos de los puntos más críticos que se discuten:
El límite de Irlanda. El problema radica en la siguiente cuestión: cómo evitar el retorno a una “frontera du- ra” (es decir, “física”, con aduanas, controles policiales, leyes diversas) entre la República de Irlanda (que es independiente) e Irlanda del Norte o Ulster (parte del Reino Unido) cuando este último territorio deba separarse a raíz del Brexit.
Superando décadas de guerra civil entre protestantes del Norte y católicos, el Acuerdo de Paz de 1998 supuso un enorme aumento de las relaciones entre los dos sectores. Desapareció la frontera “física” entre ambos territorios, el comercio interno se amplificó gracias a que las partes compartían el mercado interior europeo y su unión aduanera. Pero el divorcio que se discute supone, en principio, que en el mismo espacio -la isla irlandesa- donde había un solo mercado, en el futuro habrá dos. Y cada uno con sus normas, controles y tribunales. Justamente ese escenario es lo que tanto Irlanda como el Ulster y Bruselas quieren evitar por dos razones: quebrar la integración económica atrasaría la región, empobreciendo a todos. Y, además, porque reinstalar garitas de aduaneras y policiales podría revivir en la memoria de sus habitantes el recuerdo de los años del horror de la guerra civil.
Nuevo referéndum. Protestantes y católicos irlandeses quieren seguir en la UE. La llamada “cláusula de unidad” incluida en el Acuerdo de Paz consagra un derecho de autodeterminación para sus habitantes al reconocer que, si ese pacto se lesiona, podrán votar en referéndum si quieren volver a su vieja relación con Londres o, en su defecto, marchar hacia una Irlanda unida. Si el Ulster se uniera a la otra Irlanda, afectaría entonces a la soberanía británica.
Permisos de pesca. Otro de los escollos son los derechos de pesca en aguas que hasta ahora son europeas. El caso es si se continuará permitiendo a los pescadores europeos seguir faenando en aguas británicas. ■