Clarín

La premier británica viajó a Bruselas para resolver los últimos detalles del Brexit

Theresa May se reunió con el titular de la UE, Jean-Claude Juncker, pero no hubo muchos avances en el diálogo.

- Idafe Martín elmundo@clarin.com

La primera ministra británica Theresa May hizo ayer un viaje relámpago a Bruselas para, en una reunión con el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, intentar resolver los últimos obstáculos que separan a Londres de lograr un acuerdo para que el Reino Unido pueda salir de forma ordenada de la Unión Europea.

El acuerdo del Brexit estaba oficialmen­te cerrado la semana pasada pe- ro al menos dos países, España y Francia, levantaron la voz. Madrid quiere que se repita en el texto la declaració­n aprobada por sus socios europeos hace un año con respecto a la colonia británica de Gibraltar, situada al sur de España: “Cuando el Reino Unido abandone la UE, ningún acuerdo entre la UE y el Reino Unido se aplicará al territorio de Gibraltar sin un acuerdo entre España y el Reino Unido”.

El acuerdo, en su redactado actual, tiene (capítulo 184) una redacción similar pero la diplomacia española considera que no es tan clara y que podría ser usada por Londres en el futuro para cambiar esa exigencia sobre Gibraltar. En la práctica, lo que busca el gobierno español es que el territorio de Gibraltar quede fuera de cualquier acuerdo entre Londres y Bruselas porque Madrid, en un caso similar al de Buenos Aires con las Islas Malvinas, nunca reconoció que fuera de soberanía británica.

Los españoles amenazan con vetar el acuerdo (se necesita unanimidad para aprobarlo pero en el futuro ya se aprobarán los acuerdos con Londres por mayoría cualificad­a) si Londres no cede y la Comisión Europea está maniobrand­o para buscar una solución, que podría ser el cambio de ese artículo 184 o el añadido de un anexo al texto. La jefa del gobierno alemán Ángela Merkel reconoció ayer que ese es el principal problema para cerrar el pacto del Brexit a tres días de la cumbre que debe darle el visto bueno.

El viceminist­ro español para la Unión Europea, Luis Marco Aguiriano, dijo ayer que Londres introdujo ese artículo 184 a última hora en el tratado. Es una crítica a la labor del negociador europeo Michel Barnier, que habría permitido ese cambio sin consultar con Madrid. La diplomacia española no conoció la alteración hasta después de que el gobierno británico aprobara el texto e incluso después que las autoridade­s de Gibraltar. A pesar del malestar español, Aguiriano dijo también que “hay tiempo” para solucionar el diferendo. El canciller español Josep Borrell y el presidente Pedro Sánchez ya dijeron el martes que sin ese cambio España vetará el acuerdo. El gobierno español movilizó a su Asesoría Jurídica Internacio­nal, que mostró dudas sobre el redactado actual del artículo y la interpreta­ción futura que le podría dar Londres. El acuerdo del Brexit tomará forma de tratado internacio­nal y sus artículos serán de obligado cumplimien­to.

El otro gran obstáculo es el futuro acceso de los barcos pesqueros europeos a las aguas británicas, donde hoy faenan sin restriccio­nes. Francia lidera esa exigencia con apoyo holandés y español. Los europeos quieren que cualquier acuerdo que regule en el futuro las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea recoja que los pescadores europeos mantengan ese libre acceso a aguas británicas, a la vez que se permita a los pesqueros británicos pescar en aguas europeas. ■

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AFP Juntos. Jean-Claude Juncker y Theresa May, ayer en Bruselas.

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