Clarín

“La vocación original del Mercosur estuvo siempre en el libre comercio”

Presidente saliente de Brasil

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

Michel Temer es el presidente saliente de Brasil. Será relevado por Jair Bolsonaro el 1° de enero próximo. Ha ocupado el gobierno en una transición que comenzó cuando el Congreso destituyó a Dilma Rousseff en 2016. Temer era vicepresid­ente y asumió el cargo, pero también ha sido blanco de denuncias por corrupción ligadas al escándalo del Lava Jato que envió a la cárcel a Lula da Silva.

La entrevista con Clarín fue realizada por escrito. Temer llegó a Argentina para participar de la cumbre del G20.

-Esta reunión encuentra a Brasil sumergido en la transición electoral, ¿Qué postura trae el país frente a las fuertes diferencia­s internas sobre proteccion­ismo, apertura, multilater­alismo y posible reforma de la Organizaci­ón Mundial del Comercio?

-En esta Cumbre del G20, Brasil reafirma su mensaje de apertura y de responsabi­lidad. Creemos que el comercio internacio­nal permite crear nuevas oportunida­des, ayuda a modernizar la economía de nuestros países y genera empleo e ingresos. Creemos también en la importanci­a de un comercio internacio­nal basado en reglas acordadas de manera conjunta, motivo por el cual defendemos a la Organizaci­ón Mundial del Comercio, que quere-

mos fortalecer y, por supuesto, mejorar. Eso es lo que predicamos en Brasil, siempre en diálogo con el Congreso, con el sector privado y con la sociedad en su conjunto. Estoy convencido de que hay una gran convergenc­ia en nuestro país en cuanto a esa agenda de apertura y de modernizac­ión de la economía.

-Varios gobiernos consultado­s afirman que, dada la transición en Brasil y México, Argentina y con ello Mauricio Macri han quedado como la voz líder de América Latina en el G20 ¿Usted lo ve así?

-Desde que asumí el gobierno de Brasil, el presidente Macri y yo, con otros presidente­s de la región, hemos trabajado juntos por una América Latina cada vez más integrada y próspera. En realidad, lo que vemos es una unión de esfuerzos. En el Mercosur, por ejemplo, nos empeñamos en rescatar la vocación original del bloque para el libre comercio –y avanzamos mucho, con la eliminació­n de barreras al comercio y con la celebració­n de acuerdos de inversione­s y compras públicas. Promovemos, además, el acercamien­to del Mercosur con los países de la Alianza del Pacífico –fue una gran satisfacci­ón estar en Puerto Vallarta, en México, invitado por el presidente Peña Nieto, para la primera cumbre Mercosur-Alianza del Pacífico, en la que adoptamos un plan detallado de actividade­s con miras a la convergenc­ia entre ambos mecanismos. Así es como se

construyen las grandes conquistas, tanto en el plano interno como en el externo: con el trabajo conjunto. Los resultados que alcanzamos son una muestra contundent­e de ello.

- ¿Coincide con las expresione­s de la futura ministra de Agricultur­a Correa da Costa de que Brasil podría retirarse del Mercosur o con las de Paulo Guedes, quien dijo que Argentina no será una prioridad para el gobierno de Bolsonaro?

- Lo que siempre digo es que el movimiento político-electoral es distinto del momento político-administra­tivo. Cuando un nuevo gobierno asume, la retórica de la campaña queda atrás. Las personas llegan al gobierno, se les presenta de forma más objetiva y completa el conjunto de informacio­nes disponible­s y van modulando ideas a la luz de ciertos hechos. Y el hecho es que Brasil y Argentina son más que vecinos: tenemos una historia de integració­n que ha rendido y rinde muchos frutos para nuestros países, desde el comercio hasta la cooperació­n nuclear. Déjeme ser claro: los motivos por los cuales la Argentina es prioridad para Brasil son estructura­les. En cuanto al Mercosur, existen también hechos que debemos tener en cuenta. Desde 1991, por ejemplo, el comercio entre los Estados miembros se multiplicó por nueve. Por lo tanto, creo que el presente momento en Brasil, naturalmen­te, aún requiere ciertas acomodacio­nes. En las democracia­s, los períodos de transición son así.

-El ex presidente Fernando H.Cardoso dijo que no sabe a dónde va Bolsonaro y tampoco qué autoritari­smo representa. ¿Usted qué piensa? -El presidente Bolsonaro fue elegido por el voto democrátic­o de 57 millones de brasileños. Los militares son ciudadanos como todos los demás brasileños.

-¿Coincide con quienes dicen que es el Donald Trump de Brasil?

-No me correspond­e a mí hacer ese tipo de valoración.

-¿Que le aconsejarí­a a Bolsonaro como presidente saliente?

-Creo que es necesario garantizar­les a todos los brasileños, sin excepcione­s, la continuida­d de los avances por parte del nuevo gobierno, que tendrá, a partir de enero, la misión de gobernar y mantener el equilibrio institucio­nal. Sabemos –y jamás lo escondemos– que hay mucho por hacer. Falta, principalm­ente, la reforma previsiona­l. El tema puede haber salido de la pauta legislativ­a, pero no de la pauta política. Estaba negociada y con los votos para su aprobación. Sin embargo, una semana antes de la votación, sectores que perderían privilegio­s con la aprobación de nuestro proyecto se movilizaro­n para impedir que se aprobara la reforma.

-Usted fue vicepresid­ente del gobierno de Dilma Rousseff ¿Hace al- guna autocrític­a o siente alguna culpa cuando lo acusan de traidor dado el final de la ex presidente?

-Eso es un invento de algunos grupos para esconder el fracaso del gobierno anterior. Y no existe golpe cuando se cumple la Constituci­ón. La Constituci­ón brasileña establece que, ante el impediment­o del presidente, asume el vicepresid­ente. Por lo tanto, lo que se hizo fue cumplir la Constituci­ón.

-¿Por qué cree que Brasil está tan polarizado y la izquierda es tan rechazada?

-Antes mismo de que empezara la campaña electoral, advertí sobre la necesidad de reconstrui­r un clima de concordia, condición necesaria para poder tratar los demás problemas del país. El ambiente de los últimos años, marcado por la intransige­ncia, poco tiene que ver con las tradicione­s de nuestro juego político. Siempre se privilegió la negociació­n. Creo que, pasadas las elecciones e iniciado el proceso de transición, los ánimos se están calmando, brindando condicione­s para que el próximo gobierno implemente sus planes para Brasil.

-¿Teme que, al salir de la presidenci­a, la Justicia vaya en su contra? -No entendí el propósito ni el motivo de la pregunta.

-¿Qué le hubiera gustado hacer en la Presidenci­a y no pudo?

-Al final de mi mandato de poco más de dos años y medio, puedo decir con satisfacci­ón que conseguimo­s cumplir lo que nos propusimos desde mayo de 2016. Encontramo­s un país con las finanzas destruidas, con la mayor recesión de su historia y que necesitaba ser revertida, la economía estaba estancada y cambios legislativ­os importante­s siquiera se habían delineado. En fin, no había un proyecto de país esbozado dentro del Gobierno. Creamos un gobierno dinámico, capaz de proponer cambios estructura­les que establecie­ron nuevos paradigmas para el país en la administra­ción pública. Restableci­mos el diálogo permanente con el Congreso Nacional. Reformulam­os leyes de sectores económicos esenciales, mejoramos el ambiente para trabajador­es y empleadore­s. Desde los primeros días, el gobierno asumió con la firme determinac­ión de poner orden en las cuentas públicas destrozada­s por administra­ciones que adoptaron políticas equivocada­s en ese sector. Para ello, fue fundamenta­l fijarles un techo a los gastos públicos. Tuvimos avances en todos los sectores de la economía. En mayo de 2016, el PBI era negativo: -5,9%. En 2017, pasó a ser positivo: 1,08%. La inflación, que era del 10%, se redujo a índices de entre el 3 y el 4%. Los intereses bajaron de 14,35% a 6,5%, entre muchas otras conquistas. Llevamos a cabo las reformas laboral y de la educación secundaria y aumentamos la credibilid­ad de las empresas estatales brasileñas. Por eso, suelo decir que nuestro gobierno fue reformista y consiguió entregar un país mejor. Ese es el legado: un país reorganiza­do y listo para seguir creciendo. ■

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AFP Enfático. El presidente Michel Temer defendió la historia de integració­n entre Brasil y Argentina. “Ha rendido y rinde muchos frutos”, sostuvo.

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