La vida cotidiana y los nervios de los porteños, alterados por el megaevento
Días de estrés. La gente investiga cómo trasladarse. Se suspendieron exámenes.
A horas de su inicio, para muchos en Buenos Aires el G-20 es algo más que la histórica Cumbre de Líderes. Es que la rutina de quienes viven, estudian o trabajan en las zonas de exclusión -algunas no permitirán ni siquiera peatones- irá al ritmo de la de las delegaciones presidenciales. Pero a contramano. La diferencia, dicen a Clarín, es que mientras la Capital se pone a disposición del mundo, "queda sitiada para los locales".
Por los operativos de seguridad y restricciones de circulación, los que tienen billetera "blindada" invertirán en tranquilidad con viajes fuera de la Ciudad. El resto, la mayoría, se quedará en casa y ejercitando el footing.
El Puerto y la Costanera Norte serán los lugares más custodiados y quedarán bloqueados desde hoy a las 21 hasta el sábado a las 22. Pero el impacto empezó a sentirse antes por las actividades asociadas. Como el paso del príncipe saudita ayer por la autopista 25 de Mayo, que mantuvo el Metrobus bloqueado y a los pasajeros esperando 25 minutos en el peaje a que habilitaran la bajada a Capital.
Fuera de la Ciudad
Fernanda es contadora. Vive en pleno centro y planea huir desde esta tarde a Junín, la ciudad donde nació su esposo. Se va con él y con sus hijos de 15, 13 y 11 años. "Va a estar todo cortado, ni voy a poder sacar el auto de la cochera. Se dice que no va a haber Wi-Fi y los peques no pueden vivir sin Netflix encerrados", dice. En verdad, nada se informó hasta ahora de una limitación en las comunicaciones: un rumor similar corrió cuando vino Barack Obama al país.
Marcela, otra contadora, es de Avellaneda y también hará el viernes una escapada a Necochea, aprovechando que la oficina donde trabaja cierra por el feriado: "Es un lío, la verdad. Deberían haberlo organizado en alguna ciudad del Interior donde resultaría más fácil controlar las calles sin tanto parate económico".
El estrés de los exámenes
Por la cumbre, estudiantes de todos los niveles tendrán que esperar unos días más para rendir. "En esta época, se hacen las mesas integradoras donde y muchos de los chicos definen su escolaridad. Si van a promocionar o no. Entre esos nervios, decidimos cerrar para no generarles un doble estrés, el de '¿Me tomarán o no?', '¿Podré llegar a rendir o va a estar todo cortado?'", cuenta Estela Domínguez Halpern, rectora del Instituto Luis Huergo, de San Telmo, que reprogramó las mesas del jueves.
El aviso fue a través de la agenda que cada chico lleva a su casa. Pero Estela debió contestar por WhatsApp hasta altas horas de la noche la misma duda de padres y madres, quienes tuvieron que reprogramar la agenda de toda la familia.
En el Nacional Buenos Aires, el último examen de ingreso es el sábado. Recién hace una semana les comunicaron que rendirán en la fecha original, pero en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, a las 8.30.
En el caso de los universitarios, la UCA reprogramó finales y contó que hoy la universidad "estará abierta, por ejemplo, para el acceso a la biblioteca". Sin embargo, podrían cerrar antes. Y mañana, feriado, no abrirá.
Shoppings y restaurantes
Los comerciantes, en tanto, se dividen entre los gastronómicos -que aprovecharán clientes con dólares y euros- y los que cerrarán ante la perspectiva de que no habrá público.
Los shoppings Patio Bullrich y Pa- seo Alcorta están dentro de la zona crítica. El primero abrirá normalmente hoy y mañana; el Alcorta cerrará mañana y el sábado abrirá recién desde las 14 por el evento de las primeras damas que se hará en el contiguo Malba. Fuentes de IRSA, propietaria del shopping, explicaron que cada comercio se hará cargo del traslado de los empleados en los días con complicaciones para circular.
"No podemos cerrar ya que sería una gran pérdida económica, son muchos días. Nos dijeron que estará todo restringido, pero habrá circulación. Seguro no trabajaremos como otros días o fines de semana, pero necesitamos abrir, así que estamos atentos acerca de los cortes o medidas de seguridad", admitió Karina Fernández, gerenta del restaurante Puerto Cristal de Puerto Madero.
Ese "minuto a minuto" sobre los cortes también mantuvo en vilo a la heladería El Podio, que tenía hasta ayer dos de sus sucursales en duda: la de Puerto Madero y la de Lavalle y Carlos Pellegrini. "Por suerte vamos a poder abrir normalmente. No están en el perímetro, la de Puerto Madero está justo está en la última dársena", se aliviaron.
"Comprendemos lo que está sucediendo y deseamos que sea importante para el país, pero creemos que una compensación económica sería una ayuda para afrontar esta baja de trabajo. Algún beneficio de impuestos municipales o servicios que nos está costando pagar", agregó Fernández. Sus empleados llegarán en auto y a los que no tienen se les dará franco. Y respecto a sus proveedores, creen "que no podrán llegar". Pero ya están stockeados "para que nos nos falte nada durante estos casi cuatro días".
Como ellos, otros restó de Puerto Madero y las zonas del perímetro desde hace meses están en contacto con las embajadas para ofrecer menúes especiales para los diplomáticos del G-20. La cuenta la paga el mundo. ■