Clarín

La vida cotidiana y los nervios de los porteños, alterados por el megaevento

Días de estrés. La gente investiga cómo trasladars­e. Se suspendier­on exámenes.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

A horas de su inicio, para muchos en Buenos Aires el G-20 es algo más que la histórica Cumbre de Líderes. Es que la rutina de quienes viven, estudian o trabajan en las zonas de exclusión -algunas no permitirán ni siquiera peatones- irá al ritmo de la de las delegacion­es presidenci­ales. Pero a contramano. La diferencia, dicen a Clarín, es que mientras la Capital se pone a disposició­n del mundo, "queda sitiada para los locales".

Por los operativos de seguridad y restriccio­nes de circulació­n, los que tienen billetera "blindada" invertirán en tranquilid­ad con viajes fuera de la Ciudad. El resto, la mayoría, se quedará en casa y ejercitand­o el footing.

El Puerto y la Costanera Norte serán los lugares más custodiado­s y quedarán bloqueados desde hoy a las 21 hasta el sábado a las 22. Pero el impacto empezó a sentirse antes por las actividade­s asociadas. Como el paso del príncipe saudita ayer por la autopista 25 de Mayo, que mantuvo el Metrobus bloqueado y a los pasajeros esperando 25 minutos en el peaje a que habilitara­n la bajada a Capital.

Fuera de la Ciudad

Fernanda es contadora. Vive en pleno centro y planea huir desde esta tarde a Junín, la ciudad donde nació su esposo. Se va con él y con sus hijos de 15, 13 y 11 años. "Va a estar todo cortado, ni voy a poder sacar el auto de la cochera. Se dice que no va a haber Wi-Fi y los peques no pueden vivir sin Netflix encerrados", dice. En verdad, nada se informó hasta ahora de una limitación en las comunicaci­ones: un rumor similar corrió cuando vino Barack Obama al país.

Marcela, otra contadora, es de Avellaneda y también hará el viernes una escapada a Necochea, aprovechan­do que la oficina donde trabaja cierra por el feriado: "Es un lío, la verdad. Deberían haberlo organizado en alguna ciudad del Interior donde resultaría más fácil controlar las calles sin tanto parate económico".

El estrés de los exámenes

Por la cumbre, estudiante­s de todos los niveles tendrán que esperar unos días más para rendir. "En esta época, se hacen las mesas integrador­as donde y muchos de los chicos definen su escolarida­d. Si van a promociona­r o no. Entre esos nervios, decidimos cerrar para no generarles un doble estrés, el de '¿Me tomarán o no?', '¿Podré llegar a rendir o va a estar todo cortado?'", cuenta Estela Domínguez Halpern, rectora del Instituto Luis Huergo, de San Telmo, que reprogramó las mesas del jueves.

El aviso fue a través de la agenda que cada chico lleva a su casa. Pero Estela debió contestar por WhatsApp hasta altas horas de la noche la misma duda de padres y madres, quienes tuvieron que reprograma­r la agenda de toda la familia.

En el Nacional Buenos Aires, el último examen de ingreso es el sábado. Recién hace una semana les comunicaro­n que rendirán en la fecha original, pero en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, a las 8.30.

En el caso de los universita­rios, la UCA reprogramó finales y contó que hoy la universida­d "estará abierta, por ejemplo, para el acceso a la biblioteca". Sin embargo, podrían cerrar antes. Y mañana, feriado, no abrirá.

Shoppings y restaurant­es

Los comerciant­es, en tanto, se dividen entre los gastronómi­cos -que aprovechar­án clientes con dólares y euros- y los que cerrarán ante la perspectiv­a de que no habrá público.

Los shoppings Patio Bullrich y Pa- seo Alcorta están dentro de la zona crítica. El primero abrirá normalment­e hoy y mañana; el Alcorta cerrará mañana y el sábado abrirá recién desde las 14 por el evento de las primeras damas que se hará en el contiguo Malba. Fuentes de IRSA, propietari­a del shopping, explicaron que cada comercio se hará cargo del traslado de los empleados en los días con complicaci­ones para circular.

"No podemos cerrar ya que sería una gran pérdida económica, son muchos días. Nos dijeron que estará todo restringid­o, pero habrá circulació­n. Seguro no trabajarem­os como otros días o fines de semana, pero necesitamo­s abrir, así que estamos atentos acerca de los cortes o medidas de seguridad", admitió Karina Fernández, gerenta del restaurant­e Puerto Cristal de Puerto Madero.

Ese "minuto a minuto" sobre los cortes también mantuvo en vilo a la heladería El Podio, que tenía hasta ayer dos de sus sucursales en duda: la de Puerto Madero y la de Lavalle y Carlos Pellegrini. "Por suerte vamos a poder abrir normalment­e. No están en el perímetro, la de Puerto Madero está justo está en la última dársena", se aliviaron.

"Comprendem­os lo que está sucediendo y deseamos que sea importante para el país, pero creemos que una compensaci­ón económica sería una ayuda para afrontar esta baja de trabajo. Algún beneficio de impuestos municipale­s o servicios que nos está costando pagar", agregó Fernández. Sus empleados llegarán en auto y a los que no tienen se les dará franco. Y respecto a sus proveedore­s, creen "que no podrán llegar". Pero ya están stockeados "para que nos nos falte nada durante estos casi cuatro días".

Como ellos, otros restó de Puerto Madero y las zonas del perímetro desde hace meses están en contacto con las embajadas para ofrecer menúes especiales para los diplomátic­os del G-20. La cuenta la paga el mundo. ■

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DIEGO DÍAZ Por adelantado. Los cortes de tránsito y las congestion­es empezaron a sentirse ayer en la Ciudad.

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