Clarín

Los empresario­s y la política exterior

- Juan Gabriel Tokatlian

Las élites empresaria­les en todas partes tienen preferenci­as definidas y se entiende que su influencia no es sólo interna sino también externa. Las creencias ideológica­s de los empresario­s guían su mirada del mundo de allí que esas élites puedan ser fundamenta­listas o pluralista­s en la promoción de sus conviccion­es, ser o no nacionalis­tas en la defensa de sus intereses, y replegarse solo en sus negocios locales o contribuir a una identidad regional.

La posesión de importante­s recursos materiales, técnicos y simbólicos les permite incidir sobre la política exterior. Incluso en ciertas coyunturas y bajo determinad­os gobiernos son capaces de moldear el comportami­ento externo de un país.

En ámbitos tales como el comercio exterior, el papel de los empresario­s puede ser decisivo. De allí la noción de “estado comerciant­e” para indicar que algunos países tienen como propósito facilitar el accionar del sector privado en un escenario de fuerte competenci­a por cuotas de mercado.

Más aún, la globalizac­ión en el campo financiero, las transforma­ciones productiva­s, la integració­n con los vecinos, los acuerdos de libre comercio, el avance del mercado sobre el Estado, el auge del cabildeo (lobby) doméstico y mundial, entre otros, han dado lugar a lo que se llama la “diplomacia de las firmas”: las empresas son contra-partes gravitante­s que negocian con bastante poder y autonomía ante estados nacionales y corporacio­nes transnacio­nales.

En la intersecci­ón entre lo interno y lo externo, las elites empresaria­les juegan un papel trascenden­te. Su capacidad de fijar agenda es relevante y para lograrlo recurren a distintas tácticas; pueden concentrar su atención y poder en el impulso exclusivo de sus propias prioridade­s; pueden optar por la dilución, es decir, por buscar que ciertos temas promovidos por otros actores (sindicatos, partidos políticos, ONGs) pierdan relevancia en el debate público.

O pueden procurar ampliar una coalición social que les refuerce la proyección externa de sus metas. En todo caso, los trabajos sobre empresario­s y política exterior destacan los diversos mecanismos de influencia interna de que disponen y enfatizan el rol que tienen en el terreno externo.

Esta influencia obedece a cinco factores. Primero, la estructura, dinámica y distribuci­ón de poder del sistema internacio­nal afecta, positiva o negativame­nte, al empresaria­do.

Segundo, la identifica­ción de los principale­s jugadores (estatales y no estatales) y sus respectiva­s políticas constituye­n insumos fundamenta­les para que las empresas diseñen y despliegue­n sus estrategia­s.

Tercero, hay temas críticos de la agenda global (el medio ambiente, las “guerras comerciale­s”, las pugnas geopolític­as, por ejemplo) que pueden impactar en los planes internos y externos de las élites empresaria­les. Cuarto, existen lecciones derivadas de la situación mundial (como una gran recesión o el estallido de burbujas financiera­s) que dejan enseñanzas a los empresario­s. Y quinto, el empresaria­do puede esbozar recomendac­iones al poder político y al gobierno de turno para salvaguard­ar los intereses nacionales.

¿Cuánto se interesa el empresaria­do argentino por los asuntos de política exterior? Si nos atenemos a la evaluación de los más importante­s cónclaves de empresario­s durante 2018, la conclusión es que poco o nada.

Durante este año arreció el proteccion­ismo de Estados Unidos, China habilitó la perpetuaci­ón en el poder de Xi Jinping, las fricciones entre Occidente y Rusia aumentaron notablemen­te, se elevó la disputa en Medio Oriente entre Irán y Arabia Saudita, se ha agitado la carrera armamentis­ta nuclear entre India y Pakistán, se produjeron tres elecciones cruciales en América Latina (Colombia, México y Brasil), la situación en Venezuela se deteriora de modo dramático, la Argentina firma el mayor acuerdo de la historia con el FMI y el país es anfitrión del G-20.

A pesar de la importanci­a de todos estos eventos, los programas y temas abordados en la Jornada de la Asociación Empresaria Argentina, en la Conferenci­a de la Unión Industrial Argentina, en la Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, en el Encuentro de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas y en el Coloquio de IDEA no contemplar­on deliberaci­ón explícita ni análisis detallado de política exterior.

¿Se trata de una mezcla de desgano y desdén ocasional hacia los asuntos mundiales de parte de los empresario­s? ¿O se trata más bien de una manifestac­ión más de la carencia de un mapa de ruta interno y externo de la dirigencia nacional? ■

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