El #MeToo entre compañeros de escuela provoca escraches, dudas y docentes sin brújula
Ante dichos o acciones que las incomodan, las chicas denuncian en las redes a otros alumnos y hay “linchamientos virtuales”. Las autoridades educativas, preocupadas.
“No es no”. Lo popularizó el movimiento #MeToo contra el acoso sexual y pronto se instaló en las escuelas argentinas. Cuando los chicos dicen o hacen algo que incomoda, las chicas ya no se callan. Y eso, sin duda, es motivo de celebración. Pero lo llamativo -y, para algunos adultos, cuestionable- es la vía que usan los adolescentes para expresarse: el escrache. Y además, se ponen en juego los límites: ¿cuándo la galantería o un coqueteo se transforma en acoso?
El recurso del escrache aparece con fuerza en las redes. El principal medio son las historias de Instagram, seguido por Twitter y los grupos de WhatsApp, donde otros opinan y suelen formarse dos bandos de amigos: acusadores y defensores. Otra modalidad es pegar carteles en la puerta del baño, con la foto de un varón, o listas con nombres de varios chicos.
Pasa en secundarios públicos y privados de todo el país. En Bahía Blanca circuló por WhastApp un archivo con fotos de varones. En el bachillerato del Bellas Artes de la Plata hubo peleas entre alumnos, con cursos divididos por estar de un lado o del otro. Ante esto, las autoridades escolares muchas veces no tienen brújula.
La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, se refirió al tema. "Las chicas están empezando a plantear el 'no es no' de una forma más contundente. Se escrachan en las redes sociales", dijo hace días en Milenium. "Muchas veces son situaciones que, hasta hace uno o dos años, eran normales entre chicos y chicas. Nosotros no lo entendemos como un abuso", aclaró. Y dio un ejemplo: "La deja pasar antes que él, y la chica siente que lo hace porque le quiere ver la cola. Y el varón no entiende: 'No, yo te estaba dejando pasar nomás'".
En el Carlos Pellegrini hubo escraches en las redes. "Puede no ser la mejor herramienta, porque es imponer algo desde el miedo. Pero es la herramienta que se encontró y funcionó para que las pibas puedan empezar a hacer oír sus voces", asume Julia del Centro de Estudiantes. Este es uno de los temas que trabaja la Comisión de Género creada por alumnos. Las chicas de 4° y 5° año se encargan de hablar con la víctima y el victimario.
En el Nacional Buenos Aires, un alumno de quinto contó que hay escraches en Instagram y Twitter. "Buscan hablar de situaciones en las que chicas la pasaron mal, que antes estaban naturalizadas. Esto arrancó, así tan fuerte, este año. Cuando algo no funciona, y la escuela no escucha, las redes sociales son el recurso que tienen los adolescentes", explica Inés Kremer, una de las ex alumnas que en octubre denunciaron violencia machista en el colegio.
Las autoridades asumen que el problema existe. "Este año hemos tenido más de una situación vinculada con escraches y linchamientos virtuales entre pares. En la inmensa mayoría, de chicas hacia varones", confirma a Clarín Gustavo Zorzoli, rector del Nacional de Buenos Aires.
Para enfrentar el problema, el Na-
El escrache es más un nuevo problema que un camino para la solución al problema”.
Gustavo Zorzoli Rector del Colegio Nacional de Buenos Aires
Este método es una especie de justicia por mano propia. Arruina la vida social”.
Cecilia Pastorino Mentora educativa de Argentina Cibersegura
El escrache funcionó para que las chicas puedan empezar a hacer oír sus voces”.
Julia Miembro Centro de Estudiantes del colegio Carlos Pellegrini
cional abrió una oficina de asistencia contra la violencia de género, acoso sexual y discriminación, con abogados y psicólogos que no dependen del colegio y atienden las denuncias.
Hubo capacitaciones para docentes y para padres. "Estamos totalmente en contra de que se use esta metodología. El escrache es más un nuevo problema que un camino para la solución al problema", subraya Zorzoli.
Otra que rechaza el método es Cecilia Pastorino, mentora educativa de la ONG Argentina Cibersegura. "Las redes sociales son un arma muy poderosa y el escrache es una especie de justicia por mano propia. Arruina
la vida social. Después quizás se piden disculpas, pero el escrache ya está. Toda la gente ya tiene esa idea del chico, no va a cambiar de opinión. No lo podés borrar nunca más", enfatiza.
En redes, la palabra "acosador" es habitual entre los jóvenes. Más allá de los hechos que realmente la ameritan, se usa también como insulto, como chiste o para cortarle el rostro a alguien. "Quiero darle like a eso en todas las redes, pero pensará que soy acosador jajajaja", escribe Víctor en Twitter. "Fuaaaa chabón, resultaste ser re acosador", postea Ángelo.
Pero, ¿qué significa realmente el acoso? "Es cuando el otro arremete tanto psíquica como sexualmente
sin consentimiento. Si no hay consenso por una de las partes, empieza a haber acoso. Aparte, el acoso es algo sistemático", explica a Clarín Liliana Verónica Moneta, presidente honoraria de Psiquiatría Infanto-Juvenil en la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).
"Para el varón es terrible ser tildado de acosador. En la adolescencia, este tipo de situaciones donde el chico recibe este calificativo puede resultar
traumático", sigue Moneta. "Acoso es una palabra muy fuerte. Acá vienen y me dicen 'alguien abusó de otra persona'. Me ha pasado. Y le digo: '¿Pero cuántos años tiene?' Si me decís que es un adulto en relación a un joven, eso es abuso. Ahora, cuando hay un juego entre pares, un ida y vuelta entre pares, no sé hasta dónde hay abuso ni acoso".