El sistema de embargos requiera una solución
Como profesional en Ciencias Económicas, hace ya un tiempo me desayuno con dos o tres embargos de cuentas bancarias de clientes. Procedimiento, arbitrario, injusto y perverso. Pensemos en un ciudadano de a pie que tiene una acreencia contra otro particular o contra el Estado: las peripecias por las que debe atravesar para algún día, con suerte, arribar a buen fin. Pues bien, el Estado (AFIP o ARBA) está dotado del poder de hacer click en el “enter” y sanseacabo. Cuenta bancaria embargada, sin que en la mayoría de los casos el contribuyente hubiese recibido algún tipo de notificación y/o posibilidad de neutralizarlo. Con el agravante que, al provenir la orden del Banco Central, la cifra reclamada y embargada se repite por tantas cuentas de las que sea titular el contribuyente. Queda la imposibilidad de operar comercialmente. Pérdidas para el contribuyente, para el trabajador y para el fisco que deja de recaudar.
Aclarado el problema, viene el vía crucis de resolverlo. Ubicar a los mandatarios fiscales, quienes trabajan 2 o 3 días en la semana, en horarios acotados, previa gestión de un turno. Y se llega a ellos, siempre y cuando no haya paros sindicales, sistemas caídos o cortes de luz.
Los funcionarios deberían corregir esto. Gustavo Oscar Colla gustavo.colla@yahoo.com